50 + 1. Como toda efeméride, esta será otra marca ridícula en el flujo incontenible del tiempo. La pretensión recurrente del estado y los poderes de fijar un momento. Institucionalizarlo, burocratizarlo. Enfriar la energía vital del recuerdo. Imponerle una forma muerta, un ritual vacío. 50 + 1.
Más allá de la efeméride, la historia de nuestras vidas sigue corriendo, como sigue corriendo el devenir de la época. La memoria sigue corriendo en la microscopía de los relatos familiares, los recuerdos de los más antiguos, las pequeñas historias del barrio. Trozos de vida que se comunican en la conversación diaria a las generaciones más jóvenes. Como los árboles intercambian información y nutrientes a través de sus raíces. Subterráneamente.
Ese flujo vital es la memoria. En esa microscopía sentimental se juega su extinción o su persistencia. Ningún memorial servirá de nada si en la vida cotidiana de un país no se practica la memoria como un trabajo permanente. La memoria común, aprender a recordar con los demás. La memoria como construcción colectiva. Pero también el cultivo de la memoria en uno mismo. Hacer de sus trabajos un asunto personal.
Escribo estas líneas la noche del 6 de septiembre de 2024. 5 días antes del 50 + 1. Lo que tengo en la mente son los recuerdos de la vida compartida con un gran amigo de la infancia. Su nombre era Jorge Jordán Herrera. Suicidado a los 36 años. Después de años de depresión, se colgó en la misma fecha en que asesinaron a su padre. El doctor comunista Jorge Jordan Domic, fusilado junto al director Jorge Peña Hen y otros 13 presos políticos tras el paso del helicóptero de Arellano Stark por la Serena. La Caravana de la Muerte. Octubre de 1973.
Estoy recordando su sonrisa de gato de cheshire. Lo que tengo en la mente no es la tragedia de su destino marcado. Son las escenas de lo que vivimos juntos en el pueblo de provincia en que crecimos. Adolescentes buscando la aventura y el asombro a pesar del mundo de sotanas y de botas que era la dictadura. Tengo en la mente, en el corazón, esa energía. Ese empuje que se alimentaba de cosas muy simples. El calor de la amistad, la complicidad en los primeros amores, cierta música, ciertos libros. Altas dosis de ironía y humor negro para sobrevivir al absurdo. Pero, sobre todo, la imaginación de otra vida fuera de la jaula de hierro. Más allá de su violencia, de su estupidez
Estoy recordando su sonrisa de gato de cheshire. Recuerdo la sonrisa de mi amigo Jorge Jordan Herrera
Pienso en las personas, los hombres, las mujeres, las familias que fueron parte del enorme movimiento humano que, más allá de los partidos, hizo posible y sostuvo la Unidad Popular. Antes del golpe. Su esperanza, su lucha por una vida mejor. Antes de la masacre, de la maquinaria del dolor y la hora de las víctimas. Pienso en sus historias, cada historia. En sus vidas. En sus nombres propios.
Las masas, las concentraciones multitudinarias de la UP que aparecen en las fotografías, fueron gente real. Personas con una vida, nombre y apellido.
La memoria del horror es necesaria. Pero también lo es la memoria de la lucha, el compañerismo, la solidaridad. El recuerdo de esa utopía concreta que destelló en un momento y alentó la esperanza y el optimismo de miles. Pienso en cada uno, cada una, de ellos. En sus rostros, en sus nombres.
Es hora de alumbrar con más fuerza lo que el avance del fascismo se ha ocupado bien de oscurecer. El lado solar de esa historia. Una historia que no sólo fue la historia de la derrota, las víctimas y el horror. También fue la historia de una extensa constelación humana, una trama personal y sentimental, que entusiasmó a miles de personas al punto de creer posible cambiar la vida y jugarse por ello. Celebro su valentía. Celebro esa alegría de haber compartido, al menos por un momento, la posibilidad de construir otro mundo.
La memoria es también el recuerdo de esa alegría popular antes del desastre. De ese mundo nuevo que creció en los corazones de tantos y tantas personas como uno.
Esta noche recuerdo la sonrisa de mi amigo. Su nombre era Jorge Jordan Herrera.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Los nombres propios
Por Jaime Pinos
Publicado en Poesía & Capitalismo.
7 de septiembre de 2024