Proyecto Patrimonio - 2013 | index | Camilo Brodsky | Jaime Pinos | Autores |

 

 

 

 

 

 


 

Fijar los ojos en la noche
Presentación de La noche del zelota de Camilo Brodsky. DasKapital Ediciones.

Por Jaime Pinos

 

 



.. . .. .. .. .

Todos los miles de millones de vidas que me han precedido en este planeta están ante mí en este momento. Veo hombres de todas las edades, de todas las razas, de todos los colores. Luchando, matando, construyendo, danzando, cantando. Así comienza el texto que, incluido hacia la mitad del libro, se titula justamente La noche del Zelota. Alguien sueña en este libro. Alguien tiene visiones de la Historia. Imágenes que confluyen en su sueño por una suerte de montaje de distintas épocas. Como en la sintaxis quebrada de una película. Escenas, fotografías, fragmentos. Tal como se dice en un verso de este libro: Es todo una película que corre en blanco y negro.

Las guerras campesinas alemanas de Thomas Muntzer. Las bombas del anarquista italiano Severini di Giovanni en el Buenos Aires de los años veinte. La ejecución de los Rosemberg y las listas negras durante el macartismo. El otoño alemán, la lucha armada y los secuestros del Ejército Rojo en los setentas. Chile, la violencia durante los años del país ocupado, la impunidad de los crímenes. Escenas, fotografías, fragmentos. Una deriva que es también la deriva del lector por los aquí llamados meandros del texto.

El racconto —ya fue dicho—/define el devenir del texto que/zumba entre los cables de alta tensión. El racconto, la retrospectiva de unas escenas que cuentan la historia de la sangre. Esa historia humana que se repite inevitable, una y otra vez, siempre la misma. Una historia que, en su recurrencia sangrienta a través de las épocas, va desvaneciendo los nombre propios: Los Nombres/están vedados, han dejado de ser propios/para siempre y en su mutación/el extrañamiento se convierte en la segunda piel/de su pasado transparente/Cornisas, platos sucios, palomas/conviven con el limbo de Los Nombres,/rozan con el ligero temblor/de su paso los silencios. Estos versos del poema Estrategia y racconto, me parece, definen bien la tentativa de este libro. Describen la estrategia para producir ese zumbido en los cables de alta tensión que se han tendido en este texto. La sucesión de las escenas y los personajes, el efecto de extrañamiento con que se presentan al lector, reafirman que, más allá de los nombres y las fechas, la historia humana es y siempre ha sido la historia de la infamia y de la violencia.  O mejor, que esa historia de infamia y violencia ha sido todos los rostros, todos los nombres, todas las muertes; el paisaje: Los Nombres la fisura desde donde/asomarse sin escándalo al presente. Sólo ahí/resultan las escaramuzas. Nominados entre las/sombras de lo ajeno y lo distante, Los Nombres/ vuelven al simulacro de su propio latido/ convirtiéndose en paisaje y accidente.

Quien sueña aquí es un Zelota, un radical. Radical como los judíos zelotas que en la Palestina ocupada por el Imperio Romano, esperando un líder político para la revuelta, rechazaron al mismo Jesucristo y continuaron con su lucha. La continuaron hasta condenarse a la derrota y la aniquilación. Radical como la galería de anarquistas, comunistas e insumisos que habitan estas páginas. El Zelota sueña con historias de derrota y aniquilación a través de las edades. Ve ante sí hombres luchando, matando, construyendo, danzando, cantando. Sobre todo luchando y matando. El Zelota se pregunta en su delirio de centurias si la fiebre/ lo ha llevado demasiado lejos esta vez. Pero sigue soñando. El Zelota tal vez no llega a comprender todas las complejas filiaciones de su historia con estas visiones y, sin embargo, sigue soñando porque Entiende, sí,/ de la sangre el mecanismo/ que la multiplica por las calles/ en Berlín, Galilea o a la vuelta/de una esquina en los ‘70/ en Santiago, Buenos Aires o Montevideo.

Entender el mecanismo de la sangre. El que la multiplica por las calles.

Seguramente, no ha existido un lugar en la historia humana donde ese mecanismo haya funcionado mejor, más eficientemente, que en los campos de concentración. Lugares aludidos con fuerza en este libro: Auchwitz, el Guetto de Varsovia, el cuadro con los parches de identificación de prisioneros que trae la portada.  En realidad vivimos en un campo de concentración, dice Giorgio Agamben. Un lugar donde el estado de excepción se ha convertido en la regla. Donde el poder ya ha demostrado ser capaz de negar la propia calidad de ser humano a  millones de personas. De organizar sofisticados procesos que van desde las formas jurídicas a los procedimientos técnicos de exterminio. Sean estos los hornos, las guerra sucias o las limpiezas étnicas. En ese mundo vivimos. Este libro se hace cargo de ello.

Termino citando estos versos: Los ojos del zelota fijos en el/ devenir de la Historia, sin saberlo; a ella/pertenecen los aullidos de los muertos, los/jirones de las blancas túnicas y el rojinegro en las/ banderas replegadas; la media asta, como/ concepto, es una forma de ser a fin de cuentas. El/ luto es una ética, paralela a los cordeles de colgar la/ ropa /en los edificios de la Villa Portales, donde un día/explotaron las bombas con sus jóvenes a cuestas.

La media asta como concepto. El luto como una ética. Los ojos del zelota fijos en el/ devenir de la Historia. Este libro se hace cargo de ese trabajo, de esa historia. Sus páginas son un gesto de memoria para que, como reza la dedicatoria, los nuevos, los niños, conozcan sin padecer. Ese trabajo es fundamental. Sí. Habrá el canto sobre los tiempos oscuros escribió Bertolt Brecht. Eso hace este libro, cantar esa oscuridad. Lo que hace toda poesía verdadera. No desviar la vista. Fijar los ojos en la noche.

Valparaíso. Julio de 2013.



 

 


 

Proyecto Patrimonio— Año 2013 
A Página Principal
| A Archivo Camilo Brodsky | A Archivo Jaime Pinos | A Archivo de Autores |

www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
Fijar los ojos en la noche.
Presentación de La noche del zelota de Camilo Brodsky.
DasKapital Ediciones.
Por Jaime Pinos