Proyecto Patrimonio - 2011 | index | Jaime Quezada | Autores |


 




La Lectura como Artículo de Fe

Jaime Quezada
Texto leído en la inauguración de la 29 Feria del Libro de Viña del Mar.
Jueves 6 de enero de 2011
.


Buen don  me da esta ya tan prestigiosa Feria del Libro de Viña del Mar en su vigésima novena versión -enero 2011-, y en lo mejor de la ceremonia inaugural, al distinguirme –porque es una distinción-  con esta invitación a decir algunas palabras liminares, o un saludo mejor, como hombre de la literatura, en el marco de esta fiesta-feria abierta pluralmente a esta cosa viva que llamamos libro, y en él sus poetas y escritores y editores y expositores y, en fin, amigos del libro todos, así sean sus lectores y sus visitantes en edades y formaciones y oficios diversos. Y toda vez que una Feria del Libro es una convivencia diaria y varia, de sentir y leer y vivir el libro,  pues, en definitiva, el escritor se vuelve aquí también ese lector plural más allá de su propia misma literatura.

Esa literatura “que  ha sido mi primer y más grande amor, la más querida de las servidumbres”, confesaría Mario Vargas Llosa, no ahora recién en la ceremonia del Premio Nobel, aunque lo dijo, sino dieciséis años atrás al recibir el Cervantes,  y lo diría antes, incluso de cuerpo presente, en alguna de nuestras ferias mapochinas,  y lo dirá acaso siempre. “Como todo el que escribe historias –agregaba-, yo fui un lector antes que escribidor… Mi vocación debió nacer al conjuro de aquella otra vida que se revela en los cuentos, en los relatos, en las novelas… Yo era entonces inmensamente  feliz, viviendo, como Alonso Quijano, por ejemplo, todo absorto y empapado en lo que había leído en sus libros mentirosos. Para entonces - no sospechaba que llegaría a ser un escritor. Pero sí sabía que siempre sería un lector empedernido porque las horas que pasaba sumido en esa vorágine de destinos excepcionales, paisajes exóticos y gentes estimulantes, eran siempre las mejores”.

Me apoyo en esta motivadora referencia lectora, tan personal como vivencial del autor de la Ciudad y los perros, obra ésta que marcó mis propias personales lecturas, referencia que a su vez bien puede ser símbolo de lo motivador de una Feria del Libro, para remarcar que precisamente estos espacios abiertos, a las páginas abiertas, constituyen el fervor y la pasión de encuentro y reencuentro con el libro, con su autor y con la lectura gozosa que bien llega a ser artículo de pasión y de fe. Y como si estas Ferias fueran también una mesa de todos para todos, una biblioteca abierta para verse y reverse en el poema, en la novela, en el cuento y en la literatura y sus autores sin ficciones o con ficciones, pero no (espero) fricciones.

La lectura, entonces, podríamos repetir nosotros, lectores también ojalá empedernidos, como exaltación, como experiencia vívida y feliz, como la más querida de las servidumbres…Así autor y lector, y viceversa, en un resplandeciente y estimulante gesto-acto de acercamiento tutelar: que bien puede ser, es, la singularidad portentosa de una Feria del Libro. Verbi gracia: Hugo Zambelli en esta Feria del Libro de Viña del Mar, Juan Luis Martínez en esta Feria del Libro de Viña del Mar, Sergio Hernández en esta Feria del Libro de Viña del Mar, Enrique Valdés en esta Feria del Libro de Viña del Mar, como rostros que llegan memorialmente de aquellos eneros de años veraniegos y que hoy se sumergen en  el oleaje permanente y transparente del recuerdo.

Por curiosidad tal vez o por llamada interior o vocación lectural, por pasatiempo o búsqueda de placer, por motivación escritural, yo mismo me allegué desde muy temprano al mundo de los libros. O a su misterio gozoso. Y quedar luz-ido. La lectura se me hizo así rito cotidiano, “cosa imposible de olvidar, como lavarse las manos –en la frase de Alfonso Reyes, ese varón mexicano y universal humanísimo. También: la pasión de leer, en el decir certero de nuestra Mistral: “leer como se come todos los días, hasta que la lectura sea, como el mirar, ejercicio natural, pero gozoso siempre”.

En este ejercicio natural me entro por estas Ferias del Libro y, a su vez, por la geografía loca del territorio nacional (que son estas Ferias) a través de las andariegas páginas-mapas de Benjamín Subercaseaux. O por aquellas otras andanzas locas también, tan perfectamente castellanas, del cuerdísimo don Quijote  o las necedades puras del buen Sancho, y su “terrestre filosofía”.O mi noche oscura iluminada de cántico espiritual por el amado Juan de la Cruz. O habitándome de juego y maravilla la lógica lección del maestro Lewis Carroll. Es decir, tiempos y espacios, signos y revelaciones en el libro, y su deslumbramiento. Un mundo recreado o creándose bellamente en la palabra y el lenguaje: realidades e imaginaciones, “búsqueda de confrontación  -dice Octavio Paz- entre el signo que dice lo ya dicho y lo no dicho que espera su nombre”.

Así, cuando vengo a una Feria del Libro, entro también en un libro y empiezo a vivir un comienzo. Soy más libre, también, en esa intrusidad afanosa de los epistolarios, de los libros memoriales, de las botánicas en herbolaria pasión naturalista y ecológica, de los libros de viajes en un echarse andar mundo, aunque todo buen libro –y lo digo en el camino con Kerouac- será siempre un buen viaje: viaje a la lengua, a la imaginación, a la aventura... del conocer y el conocerse. Y por qué no los libros hagiográficos también, y los libros de cocina o arte de cocinar según un antiguo-sabroso libro del abate Molina (¿no decía Teresa de Ávila, con ansia y hambre fervorosa, que hasta en los pucheros anda Dios?); los libros lexicográficos en un buscarle el cuesco a la  A o a la  Z. Y hasta los libros astrológicos en el no sólo mirarse la palma de la mano. Y los libros para niños que necesitan tanto o más de estímulo lectural primero, esa niña-niña, ese niño-niño en su  estirón mágico en una página de libro. Y también para ese niño de botas de siete leguas que creemos ser fantasiosamente nosotros.

Y, en fin, las novelas relampagueantes de eros, y las otras de cosmopolitas ciudades. Ahora mismo que releo El año de la muerte de Ricardo Reis, por ejemplo, recorro con desfachatez las calles de Lisboa sin haber estado nunca en Lisboa estando en Lisboa. ¡Ah, los diálogos de uno como lector con personajes vívidos del libro! Un vislumbrar lo que es la lengua cuando una palabra cualquiera nos hace de pronto el efecto de una iluminación y es como si la descubriese o la inventase o le viese la entraña por primera vez.

De esta manera, al entrar en un libro –llámese cuento, poema, novela, ensayo, texto texto- muchas veces no sabemos a dónde nos llevará ese libro, pero bien sabemos que al reverso inesperado de la página de ese libro alguien o algo nos espera: diálogo o comunión de la pasión de la lectura. El propio Proust, que se llevó su tiempo recobrándose, escribió estas palabras que hago ahora, y en esta Feria, mi artículo de fe: “En realidad, cada lector es, cuando lee, el propio lector de sí mismo. Y la obra del escritor no es más que una especie de instrumento óptico que ofrece al lector con el fin de permitirle discernir lo que, sin aquel libro, no hubiese quizá visto dentro de sí”.

Cada Feria del Libro, después de todo, es un espacio abierto y necesario a una comunidad necesitada de ese fervor del libro, en su ojear y hojear, ese ojear del ojo en su remirar desde la lámina de cuento infantil a la vía láctea y planetaria de un libro de astronomía. Y en ese hojear de página a página, abierta y plural de vasos comunicantes en sus temas y tratamientos diversos y varios. Quizá, entre libro y libro, la riqueza de lo humano: su sueño, su esperanza, su día mejor. Pues la literatura, querámoslo o no, será siempre realidad e imaginación, verdad e invención, deslumbramiento, y hasta casualidad o rejunta tácita o divino botón, en el buen decir del perdurable Cortázar. Y en su libérrimo aire, no para respirarlo sino para vivirlo, como diría nuestro Gonzalo Rojas. Así, el libro es el invitado. Y nosotros creadores y lectores, también.

Viña del Mar, jueves 6 de  enero, 2011.


 


Proyecto Patrimonio— Año 2011
A Página Principal
| A Archivo Jaime Quezada | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
La Lectura como Artículo de Fe.
Jaime Quezada.
Texto leído en la inauguración de la 29 Feria del Libro de Viña del Mar.
Jueves 6 de enero de 2011