Hace ocho años dos palabras bajaron hacia las multitudes de varias naciones y de millones de hombres, y son esas palabras las que celebramos hoy en la forma de los derechos humanos.
Muchas patrias ya conocían esta honra, pero no eran todas las criaturas quienes gozaban de estos derechos. Este día llegó al fin hace ocho años y lo celebramos como un nacimiento pascual.
No eran pocos los que dudaron de que la libertad acarrease bienestar a los pueblos retardados y ellos mismos habían rehusado a hombres y mujeres esta gracia tan justiciera.
Celebramos la universalidad de vuestra hazaña civil, pero subsiste en nosotros todavía un gesto de tristeza. Echemos una mirada que abrace al mundo y quedaremos pensativos.
Recordemos en este aniversario el ancho y noble bien logrado y hagamos con fervor el voto de que esta fecha será en el calendario de 1955 absolutamente gloriosa.
Los elegidos que recibieron la chispa divina bajaron a redimir no solo a sus multitudes. Ellos bajaron a salvar a todos los pueblos que vendrán después.
Los presentes, que estábamos hartos de tan larga espera, los que no aceptamos seguir viviendo como entes privilegiados, continuaremos esta campaña. En ninguna página sagrada hay algo que se parezca al privilegio y aún menos a la discriminación: dos cosas que rebajan y ofenden al hijo del hombre.
Yo sería feliz si vuestro noble esfuerzo por obtener los derechos humanos fuese adoptado con toda lealtad por todas las naciones del mundo. Este triunfo será el mayor entre los alcanzados en nuestra época.
Gabriela Mistral, Dag Hammarskjold (Secretario General de ONU) y Doris Dana.
(Revista Orfeo, Santiago, 1967).
*Gabriela Mistral: Escritos Políticos. Selección, prólogo y referencias de Jaime Quezada.
Fondo de Cultura Económica. Santiago-México, 1994 primera edición, 2024 segunda edición.
**En 1955 Gabriela Mistral residía en Roslyn Harbor, Long Island, Nueva York. Su salud ya debilitada no era de las mejores (“problemas de visión, diabetes, corazón malito”). Aun así, asiste a la celebración del séptimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos Básicos, invitada oficialmente a las Naciones Unidas (10 de diciembre 1955), en Nueva York. La recibe el Secretario General, el sueco Dag Hammarskjold: “Las Naciones Unidas no pueden rendir homenaje a ninguna persona, pero como seres humanos podemos rendirle honor aquí en su presencia”. El embajador chileno José Maza Fernández (1889-1964), presidente de la Asamblea General, lee el breve y relevante Mensaje sobre los Derechos Humanos escrito por la Premio Nobel para esta solemne ocasión. Es uno de los últimos actos públicos de Gabriela Mistral. Su Mensaje constituye un permanente y fervoroso llamado a la comunidad internacional, en sus pueblos y sus gobiernos, y a las generaciones futuras también, sobre la universalidad y humanidad de tan trascendente tema. “Yo sería feliz si vuestro noble esfuerzo por obtener los Derechos Humanos fuera adoptado con toda lealtad por todas las naciones del mundo; este triunfo será el mayor entre los alcanzados en nuestra época”. (Triunfo será también, y meses después, la palabra última pronunciada por Gabriela Mistral a la hora de su muerte).
Nota de J. Q.
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GABRIELA MISTRAL MENSAJE SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS
Naciones Unidas, Nueva York, 10 de diciembre de 1955
Por Jaime Quezada