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Lectura de Jesús Sepúlveda en la Plaza de la Independencia en Granada

 

EL POETA JESÚS SEPÚLVEDA PARTICIPA EN EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA
DE GRANADA 2015 EN NICARAGUA

Por Julián Gutiérrez

 


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El Festival Internacional de Poesía de Granada es una inmensa y extraordinaria celebración de la poesía que involucra a toda la ciudad de Granada y Municipios cercanos con recitales, mesas redondas, conciertos, folklore y ferias del libro. Este año, entre los días 15 y 22 de febrero, se llevó a cabo su décimo primera versión, acontecimiento que, por su trayectoria y significancia, se erige como una de las más importantes festividades de la poesía de Nuestra América. Fundado en 2005, dicho evento tiene entre sus principales objetivos “hacer la más grande puesta en escena de la poesía del mundo, en un imponente y maravilloso escenario” como lo es Granada.

Entre los más de 120 poetas de más de 54 países, incluyendo a 30 poetas nicaragüenses que congregó el festival, fue invitado Jesús Sepúlveda: poeta chileno que participó activamente en cada una de las actividades desarrolladas. Sepúlveda, como se sabe, es un escritor de más de 25 años de trayectoria literaria, dueño de una obra que expresa la sensibilidad profunda de quien ha asumido la existencia como una búsqueda radical de la libertad.

En la inauguración oficial del Festival, celebrada el día martes 17 de febrero, Jesús Sepúlveda leyó pasajes de su poesía seleccionada en su reciente libro Poemas de un bárbaro (Santiago: Contragolpe Ediciones, 2013); título en el que Sepúlveda recopila parte importante de su poesía escrita entre los años 1985 y 2013. Esta lectura, proyectada en dos pantallas gigantes y televisada para todo el país, y en la que participaron además Ernesto Cardenal, Marco Antonio Campos, Luis Eduardo Aute, Eduardo Chrinos, Gioconda Belli, Jorge Ariel Madrazo, Sudeep Sen y Aurélia Lassaque, entre otros, tuvo como locación la Plaza de la Independencia de Granada y un marco de público de más de tres mil personas.

Al día siguiente, Jesús Sepúlveda, junto a los poetas Luis Francia (Filipinas), Walis Nokan (Taiwán), Cristiane Grando (Brasil), Eva Bourke (Alemania) e Hilde Pinno (Bélgica), leyó su poesía en la Casa Museo de Rubén Darío, ubicada en la bella ciudad de León. También participó en el carnaval poético de Granada donde los poetas de los diversos países se congregaron para danzar, siguiendo un carruaje con el féretro que transportaba “la violencia del tiempo y el maltrato a la mujer” y que se incineró simbólicamente en el Lago Nicaragua o Lago Cocibalca. Allí,  mientras el desfile avanzaba por la hermosa ciudad colonial, un pódium móvil se fue deteniendo en 11 esquinas para que los distintos poetas hicieran lectura de un poema.

Un punto de controversia ineludible en esta versión del Festival de poesía fue el proyecto chino que pretende construir un canal que uniría el océano Atlántico con el Pacífico, a través de la selva de Nicaragua y su enorme lago de agua dulce. “Un sector del sandinismo (el que está en el gobierno y se alínea con el FSLN) ve una posibilidad de obtener cierta inversión en el país a fin de paliar las restricciones económicas que sufre Nicaragua. Otro sector, más consciente de la crisis climática y de los recursos necesarios para la vida humana, se opone a tal proyecto por las nefastas consecuencias ecológicas que tendría para el medio ambiente y el ecosistema, sin mencionar que el proyecto minaría también la soberanía de Nicaragua puesto que después de un tiempo el canal quedaría en manos privadas, favoreciendo a la élite de Nicaragua y al empresariado chino”, dice el poeta, hoy radicado en la ciudad de Eugene, Oregón. En este contexto, Ernesto Cardenal, en un gesto más de su inclaudicable y reconocida resistencia, expresó su oposición al canal, desplegando un mapa del país y leyendo poemas que celebran la belleza y fragilidad del ecosistema único del Lago de Nicaragua y sus archipiélagos e islas.

 

  

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“CHILE SIGUE EXPULSANDO A SUS POETAS DE LA REPÚBLICA”

Según tu experiencia, ¿qué significado le otorgas a este Festival Internacional de Poesía que se celebra en Granada, considerando sus características, impacto y -como no- los tiempos que corren y sirven de contexto a dicha celebración que tiene como centro la poesía?
— El poeta filipino Luis Francia acaba de escribir en una de sus columnas semanales que el Festival de Poesía de Granada es una suerte de República de los Poetas. Y no se equivoca. Pero es una República antiplatónica, temporal y diversa, donde prima la libertad y se desdeña la jerarquía del Estado, cuyo carácter moral es dudoso. Dura en total siete días y previo a su realización se anuncia con sutiles grafitis de gatos portando la palabra poesía mientras una camioneta pasa con altoparlantes anunciando el festival. Hay un intento de sacar la poesía a la calle y hacer participar al pueblo, lo que es borrar esa barrera imaginaria entre la ciudad letrada y la población general. A través de la poesía se respira un ambiente de fiesta y libertad. Es, en cierto sentido, la recuperación del espíritu báquico que la República platónica quiso extirpar de la ciudad. Se celebra la vida y el espíritu humano a través de la palabra. Y cada noche los poetas terminamos bailando. En tal sentido, es lo opuesto a las celebraciones deportivas o nacionalistas donde ganar o exacerbar el chauvinismo tienen importancia. Al contrario, es un festival de convivencia donde cada uno aporta su idioma, su acento, su peculiaridad cultural.

Los granadinos esperan cada año que lleguen los “poetas” a la ciudad y asisten en masa a las lecturas para escuchar la vibración que emana del cuerpo de “los raros”, a decir de Darío. Se sientan largas horas a escuchar el gusano de la vida que canta el poema infinito de la humanidad. Los niños de las escuelas piden autógrafos y los transeúntes saludan y celebran el poema oído la noche anterior. Gioconda Belli dice que el público es el gran héroe del festival. Y yo concuerdo con ella. El poeta, entonces, recobra su rol arcaico y premonitorio. Porque ya no se trata de vender libros ni de tener una imagen mediática. Se trata de compartir y tocar las fibras del espíritu humano, reconociendo al prójimo como hermana y hermano. Y tal reconocimiento ocurre en la lectura pública, en la voz viva y directa, en el poema hecho carne.

No creo exagerar si digo que el festival es único en el mundo.  Pero también es un encuentro solidario de amistad y poesía.

¿Qué lección o mensaje nos transmite este evento que ocurre en Nicaragua, considerando las políticas culturales en boga a nivel internacional y, en particular, para un país como Chile?
— Nicaragua es un país económicamente pobre con una infraestructura mínima y un flujo de mercancías paupérrimo. En tal sentido, el esfuerzo desplegado para realizar el festival es loable. Desde la época del pirata William Walker hasta la invasión norteamericana de 1909, que terminó derrocando al presidente Zelaya, el gobierno estadounidense ha intervenido en Nicaragua de manera inescrupulosa. Luego del asesinato de Sandino, los Somoza, corruptos y nepotistas, instalaron una de las más feroces dictaduras en América Latina. Luego, a través de un sucio complot de la CIA y el dinero de las drogas, los contras mantuvieron una guerra fratricida contra el primer gobierno sandinista por casi una década. (Hay, a propósito, una película reciente, Kill the Messenger, sobre el periodista Gary Webb, a quien conocí en 1999 y que investigó en forma exhaustiva esta oscura alianza). Lo que quiero decir es que Nicaragua ha sido un país golpeado por un largo conflicto armado de casi 80 años. Por lo mismo, su población valora el calor humano y la poesía. Cuando las palabras se acaban comienza la guerra, dice el poeta chileno Alfonso Freire. Y los nicaragüenses saben eso. Por eso a Rubén Darío se lo respeta como si fuese un héroe nacional.  En efecto, las palabras, la poesía y la paz son una tríada poderosa que se opone al demonio de la guerra.

Los organizadores, Francisco de Asís Fernández y Gloria Gabuardi, han logrado reunir en torno suyo a un grupo magnífico de poetas y colaboradores que hacen efectivo el festival. Después de once años de continuidad y esfuerzo, cuentan con el apoyo de la Unión Europea y otras entidades, lo que les permite brindar la mejor atención a los poetas visitantes y dar un baño de poesía al pueblo granadino.

Cierto es que sin el apoyo oficial del sandinismo, que ha vuelto al poder, ni la energía renovadora de su disidencia, cuyo inconformismo realza la creatividad, este festival no existiría. Y eso es lo maravilloso porque todos confabulan desde sus distintas butacas para que la poesía siga viva. Hay, quizás, un gesto de gratuidad en ello porque su realización no se mide en términos de beneficio económico sino de efecto cultural y desarrollo humano. Algo que me llamó mucho la atención fue el micrófono abierto que había en una de las plazas donde pasaba cada día. Allí había siempre una treintena de personas escuchando a sus pares, que era gente de la ciudad. Incluso había niños y colegiales leyendo sus poemas.

No creo que éste sea un festival que surja de una política cultural dirigida desde el gobierno ni de las empresas privadas, sino de un grupo de poetas que utiliza lo estatal, lo privado, además del apoyo internacional, para reestablecer el papel de la poesía en la vida pública, atrayendo de paso al mundo político y diplomático. Y no al revés.  

En Chile, otro país con una notable tradición poética como la nicaragüense, no hay ningún festival que se le parezca. El esfuerzo de José María Memet pecaba quizás de un excesivo personalismo y uno no sabía si los invitados fomentaban la diversidad o tendían a posicionar un discurso hegemónico, muchas veces funcional a los gobiernos de la Concertación. Nunca hubo, por ejemplo, un poeta anarquista invitado a Chile. Quizás el hecho de depender de los fondos públicos concursables haya determinado el derrotero de muchas iniciativas culturales de este tipo, sin mencionar la poca transparencia que existe en Chile en relación a los dineros fiscales y a los cruces entre la política y la corrupción financiera.

En mi caso, yo no recibí ningún apoyo del gobierno chileno para ir a Nicaragua. Luego de que la misma embajada chilena me contactara para pedir mis datos, me anunciaron que no tenían los recursos para cubrir los costos de mi pasaje (algo así como 700 dólares). Finalmente fue la Universided de Oregón, donde trabajo, la que costeó mi vuelo. Curioso que haya sido una universidad norteamericana que pagara el pasaje para que un poeta chileno estuviera presente en el Festival Internacional de Poesía. Eso habla pésimo de las prioridades gubernamentales chilenas y de su política cultural. No sé cómo habrá ocurrido con los poetas invitados a festivales anteriores. Habría que preguntarle directamente a Juan Cameron, Raúl Zurita, Carmen Berenguer, Rosabetti Muñoz o Jaime Huenún. Si recibieron apoyo o no, lo ignoro. Lo que sí no ignoro es que el embajador de Chile en Nicaragua, Hernán Mena Taboada -hijo del ex general Odalier Mena, jefe de la CNI entre 1977 y 1980, y condenado en 2007 por crímenes de lesa humanidad- brilló por su ausencia. Eso no hace más que hablar del desprecio que en Chile cierta casta política y diplomática siente por la poesía y los poetas. De hecho, aún espero que la secretaria del embajador me indique las razones por las que mi financiamiento fue denegado. De alguna manera, Chile sigue expulsando a sus poetas de la República.

En contraste, puedo hablar de la amabilidad del embajador de Francia, Antoine Joly, con quien tuve el gusto de compartir y conversar largamente. Su embajada, por ejemplo, apoyó la edición bilingüe de El soldado desconocido de Salomón de la Selva, con una nota de Neruda en la contratapa. Incluso el mismo embajador francés escribió la introducción del libro e hizo su presentación en el contexto del festival. A él lo conocí a través de la poeta Aurélia Lassaque a quien el embajador y su esposa acogieron cuando sus maletas fueron extraviadas. Eso muestra la brecha enorme entre un embajador y el otro. El embajador francés fue muy deferente conmigo porque, entre otras cosas, mi pareja es francesa y él respeta la cultura y a los poetas. El otro, el chileno, ni siquiera fue capaz de enviar un escueto email de bienvenida. Quizás eso sea síntoma del autoritarismo estructural que aún rige en Chile.

Es, precisamente, ese autoritarismo, que de algún modo se ha traspasado al mundo de la poesía, el que impide que en Chile haya una política cultural coherente y visionaria. Se financian megaeventos insípidos, sin vida ni cuerpo, cuya única existencia es mediática y, por lo mismo, efímera. Se transforma la feria del libro en un mall del libro. Se premia el show de los libros. Y sólo se reconoce el trabajo y la trayectoria de los poetas cuando ya están viejos y prontos a morir. Tal como dijo Pedro Lemebel, los premios son una lápida. Y no se equivocaba. Pero antes de que se abra el cementerio, la política cultural chilena entrega fútbol, estadios, pornografía y farándula parlamentaria como acervo cultural propio. Da pena y asco.

Con todo, en Chile aún hay un quehacer cultural prolijo. Pero es una práctica fuera de la República, a pulso y en los márgenes. Cuando Juan Carlos Mege y Camilo Echegoyen pidieron permiso para grabar una escena de la película homónima de mi libro Hotel Marconi a la empresa Ferrocarriles de Chile, les cobraron una cifra exorbitante. Mercantilismo se le llama a eso. Cuando la hermosa película de Jodorwosky, La danza de la realidad, fue dejada de lado y no quedó nominada para representar a Chile en los premios Óscar, no hubo explicación alguna, perdiendo una gran oportunidad de tener como país una figuración en la cinematografía internacional. Ninguneo se le llama a eso. Cuando una editorial independiente publica los poemas de un poeta nacional, no es noticia. Al contrario, se le ignora y pocos van a su lanzamiento. Chaqueteo se le llama a eso. Así como la violencia social que no es explícita ni manifiesta se denomina violencia estructural, el autoritarismo, que se viste de demócrata, es autoritarismo estructural. Quizás por eso muchos hemos preferido vivir fuera de Chile: esa semi República platónica, autoritaria, clasista y jerárquica, además de corrupta. Y los que se han quedado en el horroroso Chile y aún tienen un dejo de integridad, realizan lo que pueden, como Jaime Retamales, pintor y poeta, que en más de una ocasión ha financiado de su propio bolsillo los bellos encuentros regionales de poesía en La Serena.

 

 

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COCIBOLCA

 

13 haikús para Ernesto Cardenal
o la imperfección es el pecado de los mortales


Las golondrinas
sobrevuelan el Lago
y dicen NO

AL CANAL -dicen
esas garzas del Lago
de agua dulce

que posan bajo
el cielo con sus alas
crucificadas

NO a la extinción
dicen: el pan es vida
remanso azul

y trisan su canto
roto ante el espejismo
de portaaviones

Total no importa
si son chinos o norte-
americanos

En el hormigón
armado de tristeza
vive la muerte

de nuestra biósfera
Lo que el cura del Lago
Cocibolca

o Lago “Nica-
gando dejen pasar el
CANAL” llamaba

Infierno -O sea
la muerte de Dios que es
nuestra biósfera

que no es lo mismo
pero es igual al trino  
de golondrinas  

que tritura los
huesos cuando se seca
todo hasta el fondo

hasta que muera
la quietud y no bailen
los nenúfares

 

Jesús Sepúlveda
Festival Internacional de Poesía de Granada (Nicaragua)
Febrero, 2015

 





 

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