Jorge Teillier, un forastero en tabernas ocultas Cuando todos se vayan, Jorge Teillier. Editorial Universidad de Valparaíso, 322 págs.
Por Juan Arabia Publicado en REVISTA Ñ, 13 de abril 2024
“Nos alejamos de la ciudad”, escribió Jorge Teillieren uno de los primeros versos de su obra más temprana, y que bien podría ser el mismo para todos sus poemas, siempre. Nacido en Lautaro, Chile, en 1935, autodefinido como un “poeta de los lares”, se alejó del centro, y no sólo geográficamente. Su búsqueda rompió tanto con el discurso romántico y monológico nerudiano, como con el discurso dialógico y antipoético de Nicanor Parra. En los años 60, además, protagonizó una rivalidad con Enrique Lihn, quien se refirió a su trabajo como el de un “falso provincianismo de intención supralocal”.
La presente antología, publicada por la Editorial de la Universidad de Valparaíso, reúne una extensa selección de todos sus libros de poesía, además de una amplia selección de su prosa y ensayos. Y es que no podía faltar —así como René Char incluyó las “Cartas del vidente” en su selección de Rimbaud— el ensayo “Los poetas de los lares”, donde de alguna forma (si bien hablando de otros colegas como Efraín Barquero, Alberto Rubio y Rolando Cárdenas) Teillier definió su propia estética: “Un primer hecho que estableceremos es el de que los poetas de los lares vuelven a integrarse al paisaje, a hacer la descripción del ambiente que los rodea. Se empiezan a recuperar los sentidos, que se iban perdiendo en los últimos años, ahogados por la hojarasca de una poesía no nacida espontáneamente, por el contacto del hombre con el mundo, sino resultante de una experiencia meramente literaria, confeccionada sobre la medida de otra poesía”.
Ciertamente, resultaría muy arbitrario encasillar al poeta como un simple transeúnte o cronista de la vida cotidiana. Jorge Teillierescribió poemas más universales y atemporales que otros, algunos que de hecho se inclinan a la forma breve (en “Cosas vistas”, por ejemplo, parece recurrir a la tradición del haiku japonés: “Nieva/ y todos en la ciudad/ quisieran cambiar de nombre”).
Pero hay otros de largo aliento, como los incluidos en Los trenes de la noche y otros poemas (1964), en Crónica del forastero (1968) y en Para un pueblo fantasma (1978), salidos directamente desde el barro: “Sólo soy un empleado público como consta en mi/ carnet de identidad./ Sólo tengo deudas y despertares de resaca/ donde hace daño hasta el ruido del alka/ seltzer al caer al vaso de agua./ En la casa de la ciudad no he pagado la luz ni el agua”.
El rechazo constante de las grandes ciudades o modernidad (se vestía de traje para “engañar a los rústicos”) es uno de los tópicos en la poesía de Teillier. Como se mencionó antes, no sólo escribió poesía, sino que se dedicó a hacerse poeta. Le interesaba, sobre todo, trabajar con el pasado, con significados y símbolos ocultos de determinados ritos y costumbres generacionales. Creía que los muertos conviven con los vivos: “Mientras dormimos junto al río/ se reúnen nuestros antepasados/ y las nubes son sus sombras”.
El espacio vital en que nació Jorge Teillier—Lautaro— fue una mezcla de herencia mapuche, chilena, francesa e inglesa, un lugar recién fundado, sin tradición. Esta misma indeterminación fue la que construyó y sedimentó una nueva poesía: “Pronto amanecerá./ Los fríos gritos de los queltehues/ despiertan a los pueblos/ donde sólo brilla la luz/ de un prostíbulo de cara trasnochada”. Su lenguaje poético, si bien se aproxima al de la vida cotidiana, se pierde en un horizonte oscuro, al que se llega por caminos blancos.
Resulta muy difícil leer a Teillier y no encontrar la verdad del fenómeno poético. Fallecido en 1966 en Viña del Mar por cirrosis hepática, su obra no parece ser otra que la de un forastero al que le gusta entrar y salir de las ciudades, mezclarse y perderse (como un verdadero trovador) en tabernas ocultas. Su vida, como su obra, no parece estar más que destinada a la comunicación de los seres: “nadie puede impedir a un pájaro que/ cante en la más alta cima,/ y el poeta derribado/ es sólo el árbol rojo que señala el comienzo del bosque”.
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"Cuando todos se vayan", Jorge Teillier.
Editorial Universidad de Valparaíso, 322 págs.
Por Juan Arabia
Publicado en REVISTA Ñ, 13 de abril 2024