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Un Teillier universal
Nostalgia de la Tierra. Jorge Teillier
Antología de Juan Carlos Villavicencio. Ediciones Cátedra, Madrid, 2013, 504 páginas
Por Pedro Gandolfo
Revista de Libros de El Mercurio, Domingo 2 de marzo de 2014
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"La edición antológica de la poesía de Jorge Teillier (1935-1996) es una buena oportunidad para llevar a cabo la lectura del conjunto de la obra del poeta, el cual alcanzó a publicar en vida 14 libros. La edición de la editorial española Cátedra, bajo el título Nostalgia de la Tierra, cuya selección, prólogo y notas estuvo a cargo de Juan Carlos Villavicencio, posee méritos más que suficientes para posibilitar y enriquecer esa lectura, tanto para el lector común como para el especializado. Como es habitual en Ediciones Cátedra, los poemas vienen precedidos de un muy completo estudio, en este caso del propio Villavicencio, el cual aborda con sencillez y profundidad los distintos aspectos de la poética de Teillier; contiene una exhaustiva bibliografía de su obra y catálogo orientador y necesario de los principales comentarios críticos a su poesía. Los poemas -como es característico también de esta editorial- van acompañados de una nutrida notación a pie de página que puede resultar agobiante para el lector, aunque se entiende su justificación porque la edición se halla dirigida de preferencia a un público (no chileno) que ignora las múltiples referencias a que aluden los versos del poeta de La Frontera. Para una mejor información y contextualizacion de los poemas, además, el libro introduce un apéndice final con un conjunto de "Variaciones textuales", es decir, de notas acerca de las alteraciones detectadas en distintas versiones de los poemas.
Todos los rasgos que la crítica -y el propio Teillier- atribuyeron a su poesía -la referencia permanente a una "aldea natal" y a sus personajes, la melancolía por la belleza efímera de las cosas, siempre en fuga, la congruencia y mixtura entre la voz del poeta y su experiencia biográfica, su concepción de la poesía como "guardiana del mito"- concurren en estos versos de manera insistente, nítida y desesperada. La lectura de la poesía de Teillier posee, de este modo, una continuidad y unidad que se sostiene desde los primeros poemarios hasta los últimos, concediéndole a su voz poética una integridad y solidez que no decae porque parece emanar de hondas e inamovibles convicciones.
En su poética Teillier despliega esas convicciones oscilando entre dos estilos que a veces combina con gran equilibrio. En uno, la superficie del verso es contenida, pulcra y mesurada. La unidad o integridad del todo es lo principal y los distintos recursos se orientan a lograrla. En "La secreta casa de la noche", "Bajo el cielo nacido tras la lluvia" o "A mi madre" (y en muchos otros de sus poemas más conocidos) Teillier apela a un fuerte sentido de la ambigüedad (con el significado e importancia que otorga a dicha noción el crítico William Epson), construyendo metáforas complejas que huyen de los símiles visibles y no siguen tampoco sumisamente la línea exterior de las cosas. Teillier elabora su poesía, en estos casos, más bien por vía de la acumulación y yuxtaposición de imágenes independientes que, como velos superpuestos, van creando un paisaje y una atmósfera poética espesos y cuajados de la personalísima subjetividad del poeta.
Pero hay, además, un segundo estilo, en el que el verso es más largo, suelto y heterogéneo (pasando a veces, incluso, a la prosa poética) y que, en contraste a la superficie pareja y serena del primer estilo, puebla los versos de voces diversas, literarias y no literarias, un mestizaje que la aguja del poeta hila con sus propios materiales así como el artista visual lo hace en un collage . En "Crónicas de un forastero", "La isla del tesoro " o "Carta para reinas de otras primaveras", por ejemplo, prevalece esta manera de poetizar que agita y triza la superficie del poema con citas y referencias -los intertextos- deslizadas de un modo tan preciso que se integran a la sustancia del verso sin problema. Los dos modos del poetizar teillieriano no son incompatibles y se encuentran, en mayor o menor grado, siempre presentes en su obra porque obedecen a las dos fuentes últimas de creación: la memoria y la lectura. Si la primera lanza al poeta hacia el pasado, la infancia, la vida en provincia, la segunda es el elemento que lo expande y universaliza. En esta, Teillier selecciona sus "padres espirituales" y ese proceso de afiliación, que es complementario con el primero, se traslada al poema en aquella abundante secuencia de epígrafes, notas y referencias.
A la luz de esa conjunción sería, pues, un error reducir "lo lárico" de la poesía de Jorge Teillier a la evocación de un mundo aldeano a través de un lenguaje casi dialectal. Al revés, La Frontera, la aldea, Lautaro (que aparece referida en sus versos) es una creación poética y, como tal, una sofisticada e universal ficción de Teillier.
Jorge Teillier Lautaro, 1935-Viña del Mar, 1996.
Poeta chileno. Integrante de la llamada Generación del Cincuenta, publicó su primer libro, Para ángeles y gorriones, en 1956. En adelante vendrían El cielo cae con las hojas, Los trenes de la noche y otros poemas, Para un pueblo fantasma, Poemas del País de Nunca Jamás, Crónica del forastero, Muertes y maravillas y El molino y la higuera, entre otros libros. De manera póstuma apareció, en 1997, En el mudo corazón del bosque. En 1993 recibió el Premio Eduardo Anguita creado por Editorial Universitaria para reconocer a los poetas que, mereciéndolo, no hubieran obtenido el Premio Nacional de Literatura.