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JORGE TORRES ULLOA (1948-2001):
Autor lúcido, editor generoso

Por Pedro Pablo Guerrero
Publicado en El Mercurio, 13 de octubre de 2001


.. .. .. .. ..

La muerte no lo sorprendió desprevenido. Hace unos años le había hablado con familiaridad en el magnífico poema «La muerte ensayada»:

"Tome, /aquí tiene unas monedas./ Haga bien su trabajo./ Entreláceme las manos,/ cierre bien los párpados/ al igual que la mandíbula/ entreabierta/ ha poco batiente de sonrisas,/ Y dése por pagada".

Merecidamente, Poemas renales, el libro al que pertenecen estos versos, obtuvo en 1993 el Premio Municipal de Literatura, siendo traducido al alemán en 1997.

El año pasado apareció el que sería su sexto y último poemario, La dicha vacante, publicado por la editorial que él mismo dirigía: Barba de palo. Muchos fueron los escritores de regiones que dieron sus primeros pasos a la sombra de este sello profundamente arraigado a la literatura sureña de la última década.

Editor generoso, pero también librero, director teatral, cantante de tangos y boleros, dueño de un bar, profesor y aficionado a la buena mesa, Jorge Torres deja un libro inédito dedicado al "valdiviano", testimonio de su afecto a la ciudad de la que nunca se quiso separar, aferrado a ella con el estoicismo propio del sobreviviente.

"Ser poeta en los tiempos que corren es intentar ser un sujeto lúcido", dijo en una ocasión, significando con esto: "un sujeto al que la llamada 'realidad' difícilmente le puede vender sus esperanzas" (Héroes civiles & santos laicos, de Yanko González, Barba de Palo, 1999).


Otras obras

Recurso de amparo (1975);
Palabras en desuso (1978);
Graves, leves y fuera de peligro (Lar, 1987);
Poemas encontrados y otros pre-trextos (Paginadura 1991)

Jorge Torres dirigía la revista de literatura y humanidades «Pluvial».


 


 

 

Los poetas chilenos Naím Nómez, Jorge Torres, Armando Uribe
y la poeta Eugenia Brito, saliendo del Fuerte Niebla
en la ciudad de Valdivia



 

Poemas

De Poemas Renales y La Dicha Vacante, selección de Yanko González y Ricardo Mendoza.



STATUS DE NÁUFRAGO

Cuando víctimas todos del mismo naufragio
Vosotros,
los que moristeis de muerte total
Vosotros,
Contumaces
ya no sois más mis compañeros deste juego.

Bien lo sabíais;
. . . . . . tratábase de una cuestión de palabras
(y de su fe irrenunciables en ellas).
. . . . . . Eso sí,
de mixtura y proporción exacta.
Ustedes,
los ufanos verborreicos
no bastáronles el desangre de esos días
en que campeaba la anemia
tanto y tan perniciosa.
Desatendísteis las palabras que importaban
dándoos con gula al festín parlante.
(Dilema de facultativos el atender
las veleidades de la semiología).


Recordaréis a las blancas susurrantes diciéndoos:

. . . . . . ¡No le escuchéis!
. . . .. . . . . . . . ¡Haced oídos sordos!


Guardia de mi propia vigilia
que es donde mora mi cordura
y este desvarío mío se consuela,
os dije:
. . . ¡Utilizad las palabras adecuadas!
. . . . . . . ¡No os desgastéis en las vacuas!
. . . . . . . .. . . . ¡Utilizad las palabras pertinentes!

Pero, nada.
Bien sabíais que no se trataba de exorcismos ni taumaturgias.
Sólo alimentar el verbo.
SIMPLEMENTE ALIMENTAR EL VERBO.

Se explicarán ahora mis frecuentes ataques de mudez,
una cierta lentitud en el hablar:
. . . . . . Buscaba la precisión del adjetivo.
. . . . . . La conjugación cabal.

Y ahora,
que ya no sois más mis compañeros deste juego
junto a tácita convicción
. . yazgo
distrayéndome en nuevos ocios,
mementando vuestras vocinglerías:

. . . . . . YO

el dialítico

. . el dialéctico
especulando qué hacer
para cuando la barca de Caronte zozobre y
aferrado a la mísera condición destas palabras,
mantener el exiguo
. . status de náufrago
para, socorrido por las potestades, tener
libre acceso a la vastedad de todas esas playas.

 

 

ÚLTIMO LAMENTO DEL SPEAKER

Rasmilladura de aguja sobre el acetato.
soy el que anuncia la nostalgia del futuro
enfermo grave de lozanía y bisoñez
regalo un silbido para la ausencia
o la cancioncilla sonza con que
sorteamos los umbríos pasajes.

El que obsequia algunos segundos para que
los momentos rutilantes de vuestras
vidas tengan un poco de música estelar,
uno que otro salmo personal
. . . . . . . . . . en sordina.

Abrimos los días de esplendor.
Cerramos los días del fracaso.

Mi voz se cuela en el micrófono.
Canta mi voz adentro en la coraza
jovialidad y optimismo,
bronco silba el metal
de las palabras sin eco
prontamente consumidas y desgastadas
repetidas,
por la víctima amparada
. . . . . . por el victimario redimido
. . . . . . . . . . . . por el verdugo corrupto.

Los años tenaces le empatan al tedio.
Toda jovialidad se marchita.

Perdida la curiosidad :
. . . . . . se envejece.

Caricia del láser sobre el surco
hoy quiero anunciarles gentilmente
el próximo hit
. . . . . . .. . para el olvido.

 

 

APUNTES PARA UN ENSAYO A PROPÓSITO
DE EL LUGAR COMÚN MÁS HABITADO

Granítica lápida la del sepulcro
que amorata los nudillos de la diestra.
oídos tardos para el urgido,
sordos para el que vehemente exhorta.


Se sabe por qué niega el que abatido yace:
es que asaltado por la triste edad de los lutos,
la acuciante hora de bustos y retratos,
con la implacable convino acuerdo en tiempo exacto.
Así pues, con-la-dulce-serenidad-de-los-difuntos-pintada-en-el-rostro
solitario navegante en la vastedad de esta comarca,
sólo acepta el abrazo de la hiedra que ya comienza
a cubrir su catafalco.

Por cierto, ya conoce los afanes del olvido,
su memoria se empobrece día a día,
su retrato es aureola en las paredes,
con el árbol en que amante inscribió esas
promesas, hoy féretros construyen.

Mientras, y pese a toda invocación
del que a sus pies se desgañita
preguntando plañidero lo sabido,
acepta la común circunstancia de su estado,

HA ELEGIDO EN PROPIEDAD EL PARAJE QUE LO HABITA:

cementerio es igual a caémeterium,
caémeterium es igual a koimeeteerion,
koimeeteerion es igual a dormidero,
dormidero es el espacio de quien duerme,
el que duerme ha entrado en el letargo,
fragmentario letargo de otros sueños,
de otros sueños que se buscan en sus partes,
nostalgia del conjunto y del Todo,
fervor de pertenencia,
certeza de vestigio,
vocación infinitésima
y gozo
de ser consumido en lo Absoluto.

 

 

RECADO PARA EVENTUALES LECTORES
Y A TODOS AQUELLOS QUE DE ÉL FUERON

Puesto en el trance de tener que reconocer
que aquél, el de la imagen de solapas de este libro
soy yo, recurro a la solicitud del poeta
Labrunie, frente a similar evento y / ruego a mis amigos:

Decid a todo el mundo que es un retrato
parecido pero póstumo...

Yo soy el otro,

ese que las argentinas sales aún no se animan.
Aquél que no logrará revelar la noche del fotógrafo.

Y ahora, en la cómoda situación de este paréntesis
y siempre con el buen Gérard, afirmo:

Mi situación es buena
pero todo pertenece al futuro.





 



 

 

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