Soy el mejor amigo de  los animales.
              Hasta los más bravos  perros 
              me mueven el rabo,
              y los gatos lejanos se  duermen
              sobre mi falda negra  de hormigas.
              Llevo mi cabeza tocada
              por un laurel de  mariposas
              y los caballos en los  hipódromos
              corren a verme y me  besan.
              Lagartijas salen a mi  encuentro
              y la boa me defiende
              con el muro de su  brazo.
              Luciérnagas y  murciélagos
              durante el pleno día
              aparecen si es que yo  aparezco,
              como también las  golondrinas
              siempre vuelven hacia  mi.
              Las garzas más  esquivas
              y los pudúes recelosos
              se me aproximan sin  pudor,
              y los buitres me  ofrendan
              todas las carroñas del  suelo.
            Siempre voy con la  caravana
              de los nobles animales:
              Entre legiones de  flamencos,
              y una corte de  faisanes;
              bajo el vuelo de las águilas,
              sobre una alfombra de  coleópteros
              y con el aire  enrarecido
              por el zumbido del enjambre.
            Soy el mejor amigo
              de todos los animales,
              pero entre todos ellos
              uno hay a quien no  encuentro.
              De que sí existe he  sabido
              por el secretos de las  lombrices
              y el viaje de las  ballenas.
              Sé que de mi no sabe,
              ni nada quisiera él  saber.
              Quizá por huraño y  esquivo
              ningún animal ni  hombre lo ha visto.
              Lobo arisco entre  ariscos lobos
              este amigo aún no ha  sido
              y yo muero por saber  quien es,
              y yo quiero verlo  conmigo.