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        La grabación  de un clavecín viaja por el universo al interior de una sonda
          
            Joaquín Trujillo  Silva
            En revista Talion             Nº 6, Año 3, 2006
        
        
        
          
          
           
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          Dónde  irá el clavecín bien temperado
            a través del espacio sideral como una lágrima
            que de un náufrago se hundió en el mar y ahora
            huracana el fondo del océano.
            
            Ningún  oído le devuelve la existencia
            perdida al salir de la Tierra  desde Cabo Cañaveral.
            Y no hay oídos años luz a la redonda.
            
            Envié  una carta desesperada a la NASA
            pidiendo a gritos el regreso de Bach a la Tierra,
            pero no he recibido respuesta
            como tampoco ningún oído recibe
            al clavecín bien temperado en el espacio sideral.
            
            Dónde  irá la melodía por los rincones
            más profundos del cielo negro espacial,
            como un Cristo dispuesto a la cruz
            sólo por Dios rechazado y percibido.
            Dónde irá. Qué superficies de planetas
            deshabitados recorre silenciosamente
            a la manera de un músico sin público
            y sordo además.
            No hay respuesta de la ciencia
            y en las portadas de periódicos
            el problema no es noticia.
            
            Dónde  irá, dónde estará.
            Qué será de la sonda.
            Ni mediante un telescopio podría escucharla,
            porque, a diferencia de su imagen,
            la música viaja lento y en el viaje
            toda música va muriendo en soledad.
            Tan sólo es posible aguardar
            que milenios más tarde regrese a la base espacial,
            aterrice con la antigüedad de un pelícano
            y nos haga recordar pacientemente.