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Gestos primordiales
Walinto. Graciela Huinao. Editorial La Garza Morena, Santiago, 2001. 51 pags.
Por Jaime Valdivieso
Revista de Libros de El Mercurio, 15 de diciembre de 2001
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"Una gitana me dijo un día al verme la suerte: 'No tienes líneas en tu mano, tienes versos'. Sus ojos ancianos volvieron a mi mano y me dijo: 'Algún día te acordarás de mí". No he olvidado esa profecía. En ese entonces yo era una chiquilla recién llegada del sur".
Comprobamos una vez más que la poesía más que la voluntad de construir con las palabras, es la voluntad de obedecer una voz que no sabemos de dónde sale, pero a su vez se nos hace imposible rechazarla. Neruda pareció descubrir la clave del misterio de su importancia antropológica cuando una vez dijo: "la existencia de la poesía se prueba por los malos poetas".
No cabe duda que Graciela Huinao (Rahue, Osorno, 1956) es un claro ejemplo de aquellas que sin saberlo estaban destinadas a obedecer esa voz salida de alguna parte de sí misma o de algún rincón oscuro de la naturaleza. Sobre todo en ella, como al igual que en la mayoría de los poetas indígenas cumple una doble función: ser expresión de belleza y a la vez herencia y cumplimiento de las palabras de sus antepasados, en este caso llenas del dolor, de nostalgia y melancolía de un espíritu y una cultura que pretendió ser desconocida si no eliminada.
Graciela Huinao en su libro de poemas breves, simples pero con una carga de sabiduría poética donde se combina la transparencia, la ingenuidad y el dolor, nos trasmite en forma de alegoría y símbolo la tristeza ante un mundo que lucha por mantener sus valores pese a todas las adversidades, y que en sus palabras vuelve a vivir y cargarse de un sentimiento ejemplar, aún para la otra parte que somos nosotros, los chilenos.
Veamos su poema "Nawel Buta" (Tigre grande), cuya lectura explica mejor que cualquier análisis, la historia de un pueblo.
A veces
En las azules noches del sur
A mi puerta llega
El agónico canto vegetal
Del Nawel buta.
No sé si es
Cuando agita sus ramas
Protestando
Porque le han arrancado los ojos
O en el momento
En que desangra sus ríos
Por el mutilamiento
De sus brazos...
En el tigre grande simboliza el dolor y el sufrimiento de su raza, y así sin odio con resignación, pero sin aceptar la derrota, nos describe en este bello libro su infancia y el aprendizaje en la palabra y en los gestos primordiales de sus antepasados, la dignidad y espiritualidad de todo un pueblo.