Presentación digital de Desmarejada, de Luisa Aedo
Ambrosetti (Santiago, RIL editores, 2021, 52 p.) Por Diamela Eltit Publicado en WD40, N°3, Valparaíso, verano 2021-2022
Lo primero es lo primero. Saludar las presencias
de la diputada Camila Rojas y del
poeta Roberto Bescós. Felicitar de manera
especial a la poeta Luisa Aedo Ambrosetti por
su libro Desmarejada y felicitar también a Natalí
Aranda por su presencia en este acto y por su prólogo,
que da cuenta de manera exacta, inteligente
y fina de los hilos, hitos y sentidos en los que se
organizan los poemas. Desde luego coincido con
la analítica de Natalí en torno a la presencia de
la infancia y a las “marejadas” del inconsciente.
Mi intervención apela a algunos de los sentidos
que el texto disemina. Quiero recordar aquí
a Jacques Lacan y Françoise Dolto. Ambos realizaron
estudios de sicoanálisis y debido a sus
propuestas analíticas, desde luego audaces, les
fueron negadas algunas actividades para efectuar
sus egresos. Françoise Dolto fue una de las teóricas
del sicoanálisis de niños más importantes
de Francia. Dolto y Lacan siguieron en contacto
a lo largo de sus vidas y ella, en cada uno de los
cumpleaños de Lacan, le regalaba un juguete para
hablarle al niño que habitaba en él, lo hacía desde
un lugar ficcional y simbólico.
Ya sabemos que las y los niños en el campo de
la letra son en parte enigmáticos porque carecen
de una escritura como no sean textos pedagógicos
y estereotipados. Así el relato de la subjetividad
infantil está excluido de una autocodificación
social y esa subjetividad es pensada y escrita
por otros, es construida desde el afuera mediante
diversas metodologías y hoy podemos pensar incluso
en el poder del mercado como diseñador de
posibles subjetividades infantiles.
Pero existe la constancia de las niñas y los
niños literarios en ficciones que recorren parte
importante de la narrativa o bien en el memorioso
signo que recorre la poesía. Sin embargo, ya
sabemos que el niño y las niñas son una forma
de misterio o más bien una paradoja porque se han perdido para siempre en el pasado habitando
fantasmáticamente el presente.
Y en otro registro, esas niñas y esos niños
y sus temblores y síntomas circulan, según el
sicoanálisis, en el inconsciente como huellas y
huellas de huellas que se superponen y resuenan
especialmente en la repetición traumática de lo
mismo en la adultez.
Pienso en la infancia, en esa niña ya irrecuperable,
que ha quedado suspendida en la materialidad
de su tiempo, pienso en la niña y su
evocación que protagoniza el libro Desmarejada,
la pienso como una imagen que se reitera para
hundirse en el mar y reaparecer una y otra vez.
Pienso también en el puerto como espacio,
como un lugar que es simultáneamente punto
de partida y punto de llegada. Sitio histórico de
navegación e intercambio. El mar como desafío
y promesa. Marx aseguró que la formación del
capitalismo radica en el mal llamado “descubrimiento
de América”, precisamente define ese
viaje como el inicio de la acumulación originaria.
En el registro poético, Luis de Góngora, el
autor barroco, en las Soledades critica la navegación
de su tiempo por sus ansias de fortuna y
visualiza el naufragio como una forma de castigo
ante la búsqueda rapaz y desmesurada de
fortuna.
El puerto es en Desmarejada el sitio de la infancia.
Ya no es exactamente San Antonio sino
muta a Antonia, de la misma manera que el texto
poético inicia una forma de navegación poniendo
como centro los epígrafes que sirven de
marco o incitan la escritura propia.
La cita de un conjunto de diversas autoras
encabezan cada uno de esos poemas como una
forma plural de viaje lector. Esa elección no es
casual, marca y demarca un sitio, una opción,
un lugar. Se filia y se re-conoce escrituralmente
en poetas y narradoras. Politiza el género y lo
actúa cono elección y, en cierto modo, subversión
ante la dominación de la escritura.
No puedo dejar de recordar aquí el nombre
cultural con el que se ha nombrado el espacio
geográfico donde habita la autora: “El litoral
de los poetas”. Nombre que más allá del reconocimiento
a los importantes poetas que habitaron
parte de sus vidas los espacios costeros y
los escogieron para su posteridad, Pablo Neruda,
Vicente Huidobro, Nicanor Parra, define de manera concluyente que se trata de un litoral
masculino, desterrando con su nombre, de una
vez y para siempre, a las poetas. Desde un punto
de vista convencional, el nombre es apropiado
y hasta romántico, pero, esta decisión genérica,
permite ver cómo el conjunto del campo literario
valora, decide y también relega. No hay espacio
en este litoral para las poetas.
El texto cierra con la certeza de que el territorio
es un cuerpo y de que el cuerpo es un territorio.
Es un final exacto. Sale del poema con sus
territorios: el puerto y el cuerpo.
Felicitaciones.
Poemas de Desmarejada
I
Va y viene
Ella no sabe dónde está al despertar
el origen y el destino se confunden
los fármacos hacen el aporte prenupcial
no hay encuentro
las paredes no dicen nada
ni los colores ni las formas
solamente calan espacios
hondos y serenos
Va y viene
crece y disminuye
en este vaivén
se destroza la vida
piernas y muñecas
intentan escribir el cuento
nada se ha entendido nunca
en este país rompecabeza-sin cabeza
Hay siempre que esperar a que baje la mar
recoger los restos en la orilla
reconstruir el cadáver sin apuro
Marta, ya tú hablaste
ahogando el silencio de este país sin memoria
Abrir los ojos no orienta ni pierde
Lo que llaman intensidad no es más que una
marejada
II
Yo quisiera decirle a usted cómo se siente el desierto adentro
yo quisiera decir un nombre que no es el mío
un nombre
III
La mano corre a tomar el dardo
los dedos celestes lo amasan bajo la sombra
de ese árbol olvidado en la ciudad Antonia
Viaja el dardo con su punta quemada
Atraviesa la nube roja donde estuvo viviendo años Valcracio.
Así es la lejanía de los puertos binarios.
1 y 0 siempre es así la soledad
así enlutada de esta mar espesa.
No hay movimiento ya
Desmarejada estoy y no
Postparaíso
Nadie quiere llevar el nombre
de una hija sin madre
Ximena Rivera
Ya nada precisa
ser nombrado
las cosas abundan
en su desperdicio de ser
Nadie ya quiere ser nombrada
con la historia ardiente
de los árboles
Podría concebir algún hijo frutal
que me insertara
en el postparaíso
Podría afrontar el mundo
con más manos y dedos
para cubrirlo todo
Sin embargo,
la savia calma mi querer
ese que sin tiempo
ya no viene cuando
se acerca la tibieza.
Ya nadie quiere llamarse Eva
–decía Ximena–
Quizás ahora sí alguien quiera
envolverse en los nombres
y ser la madre de los asesinos
en otro tiempo
más ajeno y severo
y sin ninguna tentación
que de la excusa a dios para caer
a las hijas de las serpientes.
____________________________________ Luisa Aedo Ambrosetti (San Antonio, 1982). Poeta. Profesora y Licenciada en Filosofía y Educación.
Magíster en Literatura Chilena e Hispanoamericana. Actualmente candidata a Doctora en Literatura
Hispanoamericana Contemporánea en la Universidad de Playa Ancha. Temas de interés en investigación:
poesía de postdictadura y género testimonial de dictadura y postdictadura. Participante de
lectura, declamación y actividades culturales, principalmente en la V Región de Chile. Poemarios publicados:
Desierto marino (2018) y Desmarejada (2020). Participación en antología latinoamericana: Te
quiero mi cielo (2019) y Antología de poesía feminista: Poesía en toma (2019), entre otras participaciones
en revistas nacionales e internacionales. Ganadora Fondo FICSA 2018 y 2020 de creación literaria.
Integrante del consejo editorial de la Revista de Poesía WD40 y editora de la Revista Ciénaga
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Presentación digital de Desmarejada, de Luisa Aedo Ambrosetti
(Santiago, RIL editores, 2021, 52 p.)
Por Diamela Eltit
Publicado en WD40, N°3, Valparaíso, verano 2021-2022