Es necesario recordar que la poesía urbana se centra en expresar emociones y sentimientos sin estar sometida a las reglas formales: se permite el uso de garabatos, onomatopeyas, disrupciones de estilo entre otros recursos para poder reflejar un sentir y una emoción que les acerca con su público. Es también esta poesía una forma de protesta y testimonio. así también lo señala el destacado académico Andrés Morales: "De la poesía urbana, es posible afirmar muchas cosas. En primer lugar, que se trata de una línea temática que ha dado testimonio de los avatares de nuestra historia".
Y es así como este poemario podemos inscribirlo dentro de la poesía urbana o poesía de las calles, cuya origen es la derivación o cambio de camino de la poesía tradicional no sólo por la falta de rimas o métricas sino también por la libertad que las voces ejercen, por tratar temas con soltura sobre lo político, social o institucional y el poder de reinterpretarlas desde el lado del vencido o del oprimido.
Voces de marginados, hombres y mujeres, sujetos que habitan un territorio señalado por el autor: Jorge Cristian Muñoz, en este sentido, es un poemario situado, en un país llamado Chile "en cuyos parajes caminó un poeta" como se lee en la contraportada del texto.
Jorge Cristian Muñoz Reyes
Para comenzar a escribir sobre este libro, es relevante precisar en el concepto visual que antecede la lectura de estos poemas urbanos en Letras chorizas y de pitiaos, la portada emula un cartel de micros de los años 80 o 90 con letras que resaltan un imaginario capitalino (Santiago de Chile) que evoca recuerdos y memorias de alguien que recorre la ciudad. En una hoja en blanco la imagen del loco, como ese paria que ya no gusta de las reglas y se encuentra más bien en los márgenes. En la contraportada un pequeño texto alegórico sobre la impresión de lo popular; aquellos relatos de la calle, de sujetos que se apartan, de rostros de pueblo y calle marginada que el autor atesora a través de 45 poemas realizando, también, una re-construcción de la memoria. Por ello, aparece la imagen de un perro, el típico quiltro que acompaña a quienes recorren calles y esperanzas colectivas.
Todos estos preludios conforman en sí un texto o paratexto que nos da las señales de ruta por donde el lector o lectora caminará entre letras chorizas y pitiadas, para esto el título del libro ya nos revela que el lenguaje será cercano a quienes habitan Chile, ser "chorizo" quiere decir tener una actitud fuerte y directa frente a la vida, un especie del vivir sin miedo, que se demuestra en la marginalidad o en las periferias de una ciudad, (Para la Rae algo delincuencial o astuto) un sin miedo que tiene que ver con la sobrevivencia, por otra parte, ser pitiao, es la forma coloquial de llamar a los locos.
De esta manera, las voces aluden a decir algo de la forma más simple y directa posible sin el filtro del deber ser, el cual obedece a reglas sociales, y sí recuperando la cultura, aquella que no se encuentra en grandes museos y galerias de arte, sino el el vivir o sobrevivir de algunos sujetos; borrachos, prostitutas, señoras del barrio, los sin nombre en una selva de cemento, en un país de pocas oportunidades para quienes no tienen nada. La memoria y la recontrucción de las ficciones que propone el autor a través de las voces poéticas lo señalan, interesante el juego metapoético que también se subraya con respecto (y sin respeto ceremonial) al poema, el poeta y la poesía. (Tema abordable para otros análisis).
En el poemario el lenguaje que a ratos se desenmaraña entre palabras del registro formal junto a los modismos y la voz de la calle, se une a la reiterada coprolalia que quiebra lo memorístico, nostálgico o sentimental. Tranforma en algunos poemas lo bello y lo triste en sorna. También en algunos temas trascendentales como el amor y la belleza en comicidad y sarcasmo lo que hace de este libro una forma de expresión poética que enlaza lo cotidiano y lo universal como la muerte, con palabras pasadas de uso o moda dentro de un espacio detenido (Tal vez en el tiempo de la infancia). Así como una micro amarilla en el paradero de alguna calle del Centro de Santiago o la espera singular de quien va hacia la periferia no sólo geográfica, (o bien llanamente pobre), sino también, hacia la periferia de la existencia y las mil maneras del sentir y el pensar.
Una memoria en un cartel de neón para no olvidar.
Poemas
El Burdel
Ir a ese extraño burdel
ha sido mi experiencia más cercana a la poesía
vi salir de sus faldas escafandras
a poetas, trovadores y cuentistas.
Sinceramente,
Nunca estuve tan cerca de la poesía
…A veces callas el idioma que tú hablas,
y yo tartamudeo como vuelo sin prisa,
pero en ese burdel se desnudaban tartamudeando las letras
andaban en pelotas tras bambalinas…
Yo no quiero ser poeta de señoritas...
Borracho
Me tomo el destino en una copa
viciada por fatiga en las veredas.
Llega un paco
y me mira con hambre
sonrío…
¡Suéltame conchetumare!...
El descueve
La muerte es una sensación de adormecimiento extravagante
debo confesarles,
hoy me lo dijo un muerto…
Yo siempre me he preguntado ¿Por qué nadie vuelve?
y él me ha respondido “allá se pasa el descueve”.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com "Letras chorizas y de pitiaos" (Ediciones PezGato, 2025) de Jorge Cristian Muñoz Reyes.
La poesía urbana. Un cartel de neón para no perder la memoria.
Por Luisa Aedo Ambrosetti