HISTORIA DE UNA SOMBRA I
Se ha extraviado una sombra
en las espadas turbias de la muerte.
Los gitanos beben el vino de los sueños
y se aferran a una danza de baja luz.
Entran a la tierra oscura a degollar el alba.
Los carruseles espían con ojos seductores,
pero aquí ni las piedras ni las flores
llegarán al cielo
y la libertad sólo podrá fraguarse
con los rayos que Vulcano
perdió en la niebla de sus ojos.
PERO HABÍA TAMBIÉN OTRA SOMBRA
Su manto era la escarcha oceánica de Atlántida.
Para él quebré el reflejo de los icebergs
y juntos inventamos la frecuencia de la risa.
***
Habíamos muerto muchas veces
en estos seiscientos años,
pero él fecundaba el sol y tenía
las últimas palabras para volver a despertar.
***
Después
elevarás plegarias en cada volantín,
abrirás las ventanas de tu casa
y no estará la Alameda gritándote que cruces.
Se perderán tus ojos
diseñando el argumento
con qué hacer menos burdo
el trajinar de las dudas.
QUÉ SERÁ DE LOS TAMARINDOS
¿Lloraré de sal estalactitas?
Es la muerte una sombra perdida.
UNA SOMBRA QUE VUELVE
A LEVANTARSE
Se leen infinitos discursos.
No hay adiós.
Abriré el salón del invierno.
Voy a alhajarlo para la fiesta de máscaras.
Después de las doce
cuando todas las sombras son de barro.
***
En un duelo de fantasmas
cae el Príncipe que inventó la sonrisa.
Nunca tuvo claro por qué enlutó a mi sombra.
HISTORIA DE UNA SOMBRA II
Fue en las espadas turbias de la suerte.
Caían las cenizas
desde la colina afiebrada del verano.
Adherida a las alas de mi sombra
avancé confundiendo en las paredes
la horrenda visión de lo perdido.
Se convertían en estatuas o peces
o en semillas de Tamarindos
y se resbalaban todas las sombras
sin saber quién
era quién
o quién quería ser,
sin poder distinguir los cardos
de los semáforos.
HISTORIA DE UNA SOMBRA III
Volveré a verte
con los ojos apagados de los ciegos
que cantan en el Portal:
QUE SE QUEDE EL INFINITO SIN ESTRELLAS
sin saber que son los últimos
en mi caja de fotografías.
Tú tendrás el sol a tu espalda
y yo recibiré antes a tu sombra
y voy a pensar en lo que debo decir
(en lo que se debe decir)
a una sombra envuelta en mí
para que no se sienta sombra
y hable
HABLE HaBle habLE hable hablE Ha BLe hable
como sepa como quiera
como le hayan enseñado
como haya aprendido
en su propio idioma
en idioma de sombra
con voz de sombra
con besos de sombra.
Voy a dar indicaciones, números, dibujos
de esquinas, señales de mi mano.
Voy a darle mi dirección a esa voz
con mi voz
voy a darme mi dirección
con mi propia letra.
CON LOS BRAZOS EN ALTO
ESCAPANDO
POR LA PUERTA DE SERVICIO
Sólo se oye el murmullo en el fondo de la noche
cuando el camino de vuelta al castillo de naipes
hace temblar la maqueta de la tierra y allí
somos
prisioneros entrando en la derrota.
Con los brazos en alto
trazando la estructura del riesgo
me siento como una bailarina enferma
en un cuarto de música
y segundo a segundo imitando el latido del
reloj
mientras el espejo me devuelve como me ven
los otros
me ahorco en un pañuelo floreado.
(Quizás aquí yo reviso
con los ojos en abismo
todo el desorden de los fotogramas).
Si la cuerda... cuerda... cuerda... cuerda...
cuerda gira otra vez, todo se detendrá
(hasta llegar a oír el grito y sus pedazos)
entonces respiras hondo y caminas
hasta la otra vereda
antes de incendiar la ciudad.
***
Es probable que nos bañáramos en el río por
las tardes
y que hiciéramos grandes descubrimientos
al interior de la gruta en que nos domábamos.
No éramos dioses, no molestábamos a nadie
con el eco del animal perdido en la noche
(eco de los cazadores de la tierra salvaje)
atrapando el coro heroico, la epopeya del salmo
desde el otro lado de la calle
y antes antes antes.
Es probable que nos bañáramos dos veces
en el mismo río.
CRUCES Y CRUCIGRAMAS
Es absurdo
dar el último soplo de pintura.
Desapareces.
Ese es el destino
reservado a los fantasmas.
Nunca sabemos cuándo
volveremos a vernos.
A VECES VUELVE EL SOL A
FUNDIR LA IMAGEN
Era hermoso. Tenía el pelo blanco y los días
Contados. Era un replicante. Una copia. Un
Juguete. Lo mataron sólo por eso. En su mano
izquierda llevaba un clavo herrumbroso que
me salvó la vida. De su mano izquierda voló
una paloma no sé adónde. Los juguetes tienen
poco tiempo de vida. Al igual que las palomas.
No importa adónde vuelen.