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«Poesía sin imposturas».
"Lo que ocultan los vestidos" de Lila Calderón / Editorial Bordes
Por Francisco Véjar
Revista de Libros de El Mercurio, 30 de Noviembre de 2014
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«Lo que ocultan los vestidos» de Lila Calderón (Santiago, 1956), nos permite develar con humor los ropajes que la envuelven, protegen o enmascaran. Se trata de un volumen de variada invención, donde se mezcla prosa y poesía. Aquí se desarrollan temas como la muerte, la mujer, lo amoroso, lo familiar y lo cotidiano. Ejemplo de ello es el poema que lleva por nombre «Fabular por salud mental». Ahí apunta: «Hay señoras con cara de perro, piel de elefante,/ hombres morsa, monos, que son los más comunes,/ gatas, pollos, donde voy los veo, en la calle, en una reunión,/ en el supermercado, en una iglesia,/ y me da por escribir escenas humorísticas». Ahora no será necesario saber a qué línea poética se adhiere, o rastrear «la angustia de las influencias», al decir de Harold Bloom, pues la autora se asume aquí desde la tradición, y la gracia es que no pierde originalidad.
Para Calderón apura reinventar la vida y su propia escritura. Al respecto, ella misma confiesa: «La plasticidad de la historia que armamos cuando vivimos es inagotable e infinita. Sentí que no quería revelarla en un libro, sometida a reglamentos genéricos, ya hay demasiados límites al tener que elegir un solo lenguaje expresivo y la libertad que puedo ejercer en el mundo que origino la vivo al conectar elementos heterogéneos, al modo de un collage». En la prosa poética, titulada «Enigmas», reflexiona y escribe: «(...) Qué extrañas son las diferentes miradas, las búsquedas, las lecturas, las atracciones, los imanes con los que capturamos las piezas del mosaico que nos conmueve y donde podríamos fijar la silueta de aquello que nos interroga y que al intentar definir, o fijar, se nos esfuma, se escapa y deja el vacío de un fondo donde alguna vez se posó un astro, un pez, una flor, el ala de un ángel, la melodía que da vida a la belleza (...)». Aquí se esboza la tarea fundamental de toda poesía, asir lo inasible.
Poeta y artista visual, Lila Calderón ha publicado con anterioridad «Balance de blanco en el ángel triste de Durero» (1993), «In memoriam» (1995), «Por suerte había otra vida» (1999) y «Animal cautivo» (2010), entre otras obras antológicas o de ficción.
Volviendo a sus versos, la autora no está ajena al tráfago cotidiano. En "Estampas de la vida diaria", señala: «Muy sencillo / tomo el bus que sale al amanecer y regreso / Hago clases, escribimos cuentos,/ pienso en ti y en el mar/ como un horizonte (...)».
En suma, en «Lo que ocultan los vestidos», encontramos la sutileza de una vida poética que nos concierne, pues no hay imposturas. Y su lectura se hace necesaria para ir armando el puzle de la poesía escrita por mujeres.