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luis correa-díaz
http://correa.myweb.uga.edu

 

 


monimenta autoterapéutica
–obviamente con sabor a mí

así ha quedado este hombre enamorado
que fui: una especie de cyberphantom
en esta multitasking ópera tecno nuestra,
seguro de que la usura de los años, a diferencia
de quien dijera esto, le ha dejado por todo
los ojos sanos; frente al espejo digital, con
una acordada pretendida extrañeza, asiste
al espectáculo mudo de sí mismo: un viejo
prematuro que lee blogs, websites, revistas
y newspapers online, post y photo sharing
en my space o facebook (all kind of social
networks para acompañarse el alma, en
tentación cayendo a veces de entregarla,
de puro aburrido existir, alas pasajero,
a los tv broadcasts on the Internet, favoritos
a la fecha los live grids de mogulus), qué
decir de la cantidad diaria e indigesta
de e-mails de toda procedencia, borrados
casi en el acto (hábito que hoy equivale
a algo parecido a una sesión de higiene
personal, incluida la conciencia), aunque
nunca olvida revisar escrupulosamente
los del junk folder por si allí hubiese ido
a parar el que espera por siempre; nada
que agregar de los innúmeros match.com
que revisita de cuando en vez, ni menos
de los ocasionales xxx, haciendo mutis
en seguida para evitar algún virus, no sin
antes grabarse la imagen de un cuerpo
sonriente y voluptuoso, como le gustan…
…, sitios estos que alterna jugando, in
a single-player mode, al Super Mario
Galaxy, donde la incautísima aunque
mischievous Princess Peach no es otra
cosa que una especie de blondie y pink
Dulcinea animada, cuyas protocolares
cartas lo hacen sentirse envalentonado,
menos cómico y más cósmico, tan juvenil
casi como su brother Luiggi, convencido
de que con cada power-up saldrá ileso
y a las finales victorioso en su incesante
jumping-around quest…, sólo que aún
no alcanza, nuestro solitario jugador,
en una sentada, las 121 stars, por tanto
ese Universo a salvar del malo tendrá
que esperar y él otro largo día para oír
las últimas frasecitas arrulladoras
de Estela/Rosalina/Rosetta… -mientras
tal piensa se le ocurre que el próximo
3D SMG debería subtitularse, why not,
The invasion of Boltzmann brains

… pero ya no lee novelas de amor -sabe
que son muy diferentes a lo anterior, pese
a su idéntica condena a la virtualidad-,
para qué se pregunta: si no las puedo
vivir no las leo, simplemente
no las leo ya…, le basta con recordar
algunas -tal vez entre todas ellas,
por una cuestión netamente traumática,
se le repitan escenas de El amante
de Marguerite Duras-, esas que tenían
(lo que se explica por sí solo más abajo)
el alegórico hyper-spatial touch de 2046
-se le olvida que esta es una película,
y reciente, lo que da lo mismo, son sister
arts, discutir el asunto aquí no vale la pena-,
… tampoco ha vuelto a escribir poemas
de amor, de esos que lo hicieron famosillo
en un círculo de colegas que se esfumó
ha rato -nunca le gustó mucho leérselos
a la gente, eso sí, ni de mozo, cuando lo hizo
sintió que su ars versificatoria adolecía
de genio por más que se los celebraran,
era como estar always faking it, a punto
de ser descubierto en quizá qué flagrante
delito-; pasó de los tales a experimentar
con lenguajes y temas que lo alejasen
de su católico natural sentimentaloide
-algunas cosillas andan por ahí públicas-,
hasta que se dio por una temporada
al intento de practicar una suerte de sf
poetry –creyó sinceramente que en esas
moradas estelares de la letra hallaría
contento y un destino-, la decepción
consigo mismo no le llegó sin una cuota
módica de horror sicótico: no había
momento en el día en que no se produjese
una interface paralizante de lo suyo
con cualesquiera de los boleros
que se tocaban randomly solos en su MP3
interior; lo único que sacó en limpio
fue una modulada aproximación
a laAndrew Marvell’s “Definition of Love”
-tuvo que descartarla, sin embargo, puesto
que le pareció francamente alarmante
la proximidad con LaScience des rêves
y no se aclaraba si le daban repulsa
esas sincronías muy a su pesar, irrefutables
pruebas ya de su inner self imitativo, o si
se sentía depre ‘cause nadie will get with it

ahora lo que le entusiasma, creo, es la idea
de escribirse, de un tirón, signing out
previo del Skype a la izquierda
del monitor, una cándida letter to me
(la canción de Brad Paisley sería
el intertexto modelo), sólo que cuando
lo piensa bien o mejor le parece tarde
para tratar de consolar y aconsejar
sabiamente al teen que fue, menos si,
como en su caso, no podría dar cuenta
propia de esta estrofa:

You've got so much up ahead
You'll make new friends
You should see your kids and wife
And I'd end by saying have no fear
These are nowhere near the best years of your life

claro que reconoce que esta country song
es un buen ejemplo –entre otros, como
la de Sinatra o la de la Violeta- para ilustrar
una clase de esas que enseña sobre travel
through time en literatura, … un minúsculo
wormhole textual…, y así lo deja, porque
de lo contrario cabe la posibilidad
de que se hubiese casado con su madre
y este poema y los demás no fueran de él
sino de su hijo que moriría triste sin darse
por fin una vida real ni poner su corazón
a salvo –dónde, con quién era… Florina
de Dios o la niña de los besos con olor
de regaliz- antes de enfrentar la hora
de la agonía, al tiempo que las generaciones
del mundo seguían su great journey, felices
y cada vez cantando un cántico nuevo
alrededor del mismo y único árbol
de todos, el más hermoso, quitándole,
per omnia saecula saeculorum, uno
a uno, sin temer la muerte ni el exilio,
los brotes virulentos de ciertas palabras
proféticas, como las que hay contenidas
en ese libro de las plagas y del juicio…;
un cántico que en sus días fue esta consigna:
http://www.youtube.com/watch?v=DZkjoXyexKk

 

 

 

 

 

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