En La Valparadisea, Luis Correa-Díaz no se limita a describir una ciudad-puerto, la/lo reinventa. Este libro es una travesía poética donde Valparaíso se convierte en un protagonista viviente, entrelazando memorias y sueños, pasados, presentes y futuros en un paisaje urbano vibrante y en constante cambio. A través de versos que emergen de su observación y escucha, el poeta desarrolla una poética documental que trasciende lo convencional, añadiéndole a lo visto, oído y leído los nuevos lenguajes de nuestro imaginario tecno-virtual. Desde los corredores polvorientos de la Sociedad de Profesionales Portuarios, las catacumbas artísticas del Palacio Lyon, los cafés y, sobre todo, las calles y sus personajes, cada poema se presenta como un mapa que invita a explorar el pulso taquicárdico de la ciudad. Aquí, los trabajadores portuarios se convierten en estibadores de historias olvidadas y fantasmas de futuras. Los muros del Valparaíso contemporáneo guardan secretos sensuales y malestares políticos; la nostalgia y la rabia no son una carga, sino un combustible que alimenta el deseo de entender. Correa-Díaz transforma la rutina en un ars amandi, logrando así que cada historia nos revele su íntima razón. Este libro es un recordatorio de que la belleza puede encontrarse en el roce del viento sobre los cerros, en el mal aliento de la monstruosidad de los delitos de sangre y otros, en el arrullo tembloroso de la vaguada, en el ocaso patrimonial del puerto... Luis Correa-Díaz nos lleva a su comedor itinerante a tomar once con pan batido y, en su conversación lenta pero entusiasta, nos hace abrazar la complejidad de un Valparaíso bravo y dormido; con una poesía en constante movimiento, que tiene un dron por corazón, se entabla el rito salutífero del diálogo.
Breve selección:
Cueca porteña
esta vez, en llegando, me vine
a la Plaza O’Higgins, primero,
luego al Parque Italia, para ver
y oír de qué se trataba
eso de la cueca porteña,
se celebraba el Día Nacional
de la cuequera y el cuequero
y de esta versión del baile
y letra y música, orgullo
recién instituido, y, como si fuera
una coincidencia del destino,
un homenaje debido se hacía
a Los Afuerinos, yo uno que no
canta ni baila y que tampoco
se viste como los benditos
abuelos, pero que no se achuncha
porque no los olvida, salí,
como pude, al ruedo, en mi mente,
claro, justo cuando se anunciaba,
después de una muy sentida
a Pancho Gancho, y los del Taller
de la Sol y el Beno de Quillota
se lucían, igual que Los Amigos
de Placilla, que venían las cuecas
al corazón, Princesa de la Luz con tu partida te llevaste todos
los sabores de la noche, caramba, morir quisiera, un choro se la robó y me dejó sin esperanza,
y que conste que estoy haciendo
un copy and paste a mi pinta
en popurrí del recuerdo del instante, caramba, mi amor perdiste, caramba,
me voy derechito a hacer la maleta
y a buscarme otra vida lejos
de este Valparaíso fatigado, ladrón y
enamorao una vez más, me lo prometí,
wueón no soy aunque me lo pidan,
ay, qué lindos se ven sus cerros
desde la costanera, prendidos, ay, como azucenas, una naranja
me regalaron en la calle y me la comí,
atardece y amanece lo mismo en este poema
Spoken Words
me dejaré caer, vivo o fenecido (que no
haya espanto, no, seré apenas garúa
pasajera), éste y cada que se organice
el slam poético, en Viña o el puerto,
en el Palacio Rioja, sala Aldo Francia,
o en algún bar a orillas del mismito
mare nostrum, donde los danzantes de la palabra podrían literalmente
surcar las olas desnudos y desnudas,
o en lanchas de la bahía, si el arrojo
no fuera para tanto, vestido bajaré
para la ocasión desde aquel droncito
que me inventé hace un tiempo ya
para darle un toque tecno-pseudo
infantil al libro del 2022/2024
que siempre, y a propósito de amados
paracaidistas —que a las finales
eso son los poetas en la fiesta del verbo
que empieza siendo Apolo y termina
hecho un Baco baja la mesa, menos
los populares, de otra estirpe y don—
con Ediciones Altazor, antecede
al que aquí acaba con estos versos
+ hablados que escritos, como tiene
que ser en acuerdo a las reglas
performativas del evento, ah la vieja
catarsis que ni el papel o la pantalla
pueden alcanzar, y para muestra
un botón que venía escuchando,
en preparación para el acontecimiento,
durante la travesía Norte-Sur, Antlántico-
Pacífico, pensando en la mía, “Mama”
de Emi Mahmoud, una Sudanese-American
poeta y activista que hace danzar
sobre el escenario el dolor
de nuestras peores escenas humanas https://youtu.be/IspMMNR8EOo?si=8001ZgA_NJGI9nmO
Noche violenta
armas blancas —y otras no tanto—
en las fondas del Sporting, joven
muere y los suyos tratan, sin caso,
de socorrerlo y la Virgen ni luces,
los medios transmiten a posteriori
como si de un reality show se tratara,
servicio a la comunidad (comunicación,
la voz administrada de los comunes),
corre sangre , charcos de llanto
justo antes de que se terminaran
los festejos patrios, héroes anónimos
de una Independencia carreteada,
en Valpo, sin contar esa otra puñalada
artera arriba en Playa Ancha el día
anterior, en la Subida Ecuador,
un doble homicidio, a bala, mayorcitos
los fallecidos, alrededor de la edad
de Cristo, disputa territorial, ajuste
de cuentas en la vía pública, madrugada
de domingo, testimonios, brigadas
de Carabineros y la PDI, entrevistados
para que narren los hechos, costumbre
se ha hecho, a encontrar a los criminales
se disponen, a aclarar(nos) el móvil y
la dinámica de este sucede que nos
casamos de ser lo que ya somos,
cual si eso en verdad importara y
cambiara el sentir, noche violenta
que, como señalaba ha poco en punto
de prensa la Ministra del Interior,
con ingenuo resplandor y números
fatuos, se parece a tantas otras
de nuestra pasión llamada la ruta
larga y angosta de la seguridad nacional, en Tapihue, a las afueras
al oriente de Casablanca el cuarto
asesinado, esta vez en un contexto
familiar, una riña más entre hermanos
Chancay
ascensores, hospitales, cementerios,
cárceles, bares, casas viejas, tomas,
mercados, residencias de ancianos,
colegios, universidades, jardines
de infantes…, Don Diego de la noche,
galán de humedales, que allí duerme
cuando le dejan sus cuidados, seguir
quisiera con esta lista de lugares
de la ciudad que en siglos no llegará
a mega-puerto, por más que lo sueñe,
Perú PE se le adelantó con sus tratos
con China CN y lleva años apurando
uno de cuyo nombre sabrán océanos
y naciones, Chancay, a + - 73 kms
al norte de Lima, línea Pacífico Sur
directa al Asia, desafiante para USA US y su dominio de la región, nuevo
patio latinoamericano de containers
(https://m.youtube.com/watch?v=tUEflkZ-Q6Y)
y, si se me permite, nido para gaviota
roja de súper poderes marítimos, nada
de esto celebrará el vecino Valparaíso
con sus fuegos artificiales de cada 31
de diciembre y los turistas santiaguinos
volverán al próximo como quien vuelve
a una bahía de pescadores a comerse
la famosa paila marina o una reineta
con arroz o papas fritas, ensalada
a la chilena optativo, hasta que uno
de esos primeros de enero al amanecer
se encontrarán en un conchal chango y
se devolverán a la capital con la duda
como si tuvieran una espina todavía
entre los dientes, mientras las noticias
reportean en vivo y directo y con pelos y
señales (cifras) la caravana en la ruta 68,
con la puesta de sol típica a la espalda,
rapidito el viaje si se puede para evitar
encerronas y/o portonazos de piratas
niños urbanos con o sin adulto de la mano https://youtu.be/iRe0-En68BE?si=ODvAHfLNBQPsPHdP
Entrevista de Rodolfo Hahn (Radio Bío-Bío-Valparaíso) a Luis Correa-Díaz,
01/04/2025
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com [Contratapa a La Valparadisea (Viña del Mar: Ediciones Altazor, 2025)
de Luis Correa-Díaz]
Por Rodolfo Hahn, periodista