Mirar, observar, apreciar, buscar explicaciones, respuestas o sentido a lo que sucede en nuestras vidas en el universo no es nuevo. Desde comienzos de la humanidad, el hombre ha tratado de descifrar, leer, interpretar la inmensidad de esta bóveda llena de luces, sonidos, símbolos, geometría, vías, galaxias y tantos miles de misterios. Pero, como lo ve cada ser humano, como lo interpreta cada ser humano puede llegar a ser más que un teorema. Escribir poesía inspirándose en el universo, el sol y las estrellas ha sido un denominador común. ¿Es el universo una poesía en si mismo? ¿Son las galaxias, las estrellas, los cometas y todo lo que contiene, los versos de un poema que creamos en nuestra mente en busca de nosotros mismos? ¿Es el cosmos la partícula más importante, la más grande o las más ínfima de todas las partículas que nos componen? ¿Puedo recorrer cada estela de luz de estrellas apagadas, muertas, extinguidas y que su luz me llega como si estuvieran vivas? Desde ese universo finito-infinito ¿Estamos vivos o muertos? Pero ¿cómo nace una poesía que se conecta con las ciencias exactas y la tecnología? ¿Como pueden partículas de mi ser encontrase en las partículas que componen el universo?
CosmologicalMe (bilingual, translation by Heather Cleary Wolfgang. Clayton, GA, US: Valparaiso-USA, 2017) de Luis Correa-Díaz nos invita, en esta segunda edición bilingüe, a hacer un viaje. Un viaje por la soledad, por la oscuridad, por la muerte, por cada partícula de nuestro ser conectándonos como electrones, protones, neutrones y mínimos quants en la teoría del entrelazamiento y la posibilidad de estar al mismo tiempo en dos lugares a la vez. ¿Podemos ser omnipresentes? O tal vez ¿omniscientes? Could we play to be God? Este poemario consta de veinticinco poemas, donde en cada uno se desdibuja el viaje del poeta a través de la Física, la Mecánica y Teoría Cuántica, un viaje de introspección, pero a la vez de exploración de si mismo a través del mundo digital y del cosmos. Una combinación, o unas combinaciones, no menos interesantes, intensas y con una dinámica que nos lleva y trae a través del elemento común del viaje en una constante: quien soy. Las respuestas del poeta frente a su constante búsqueda sobre si mismo, la vida, los amores, la creación nos deja insertos en un mundo full of probabilities, el mundo de la teoría cuántica, donde no tenemos respuestas ciertas, donde la aseveración de Einstein que “Dios no juega a los dados”, queda en una nebulosa, un black hole destinado a desaparecer para dar vida a nuevas teorías.
El Yo cosmológico del poeta, se impulsa a través de una explosión Huidrobiana, con una infaltable combinación de elementos musicales, intervención de la lengua inglesa que fragmenta las mismas partículas de ese ser Yo o Tú en un mundo complejo de un ser-partículas que vive lejos de su tierra. A su vez, no se puede dejar de mencionar ese mundo digital que ya es parte de nuestro propio cuerpo haciéndose una extensión de nuestros dedos. El viaje a través del tiempo no deja de ser un must cuando leemos un título como “A Midsummer’s Night” evocando los versos skakespereanos. Sin embargo, este poemario tiene mucho más que poesía en sí, tiene también un profundo estudio del universo desde el punto mismo de la supuesta creación del mismo, ese Big Bang tan mencionado y cuestionado, de esa delimitación del universo y a la vez del universo local, de ese espacio casi invisible que comparte cada ser humano, cada ser-partícula que en algún momento explosionara para nacer o morir y volver a ser-hacer, donde “ ciencia y poesía hermanadas otra vez” (28) pueden o podrían (probabilísticamente) dar respuesta a las no respuestas para dejarnos en un viaje permanente, un viaje que tiene fecha de caducidad que nos permitiría seguir viviendo a través de nanopartículas, de chips digitales, de bits, de quants, de ida y vuelta en este cosmos donde finalmente podríamos pensar que “polvo eres y en polvo te convertirás” para volver ser parte de la más o menos visible partícula escondida en este pequeño planeta llamado tierra. Más allá de cualquier análisis religioso, filosófico, físico o matemático, Cosmological Me se presenta como una innovadora propuesta científico – literaria. Correa-Díaz, experto en poesía digital, no sólo expresa a través de este libro su tan (des)estructurada y (poco) fragmentada gama de conocimiento frente a una postmodernidad que va más allá de los límites de un lápiz y papel, o de una pantalla y teclado de un computador. Es su viaje a través del cosmos, el viaje sideral del poeta que se funde con escenas autobiográficas.
Es importante destacar un punto no menor ¿a quién le escribe el poeta? ¿Puede un lector común entender el sofisticado vocabulario que utiliza cuando nos introduce en estos temas tan interesantes y tan complejos como es el mundo de la Física? Tal vez, la respuesta es no, y podría pensarse que solo un experto le podría encontrar sentido a todo, o interpretar poéticamente los ejes que le dan soporte a este conjunto de poemas; sin embargo, es esta misma complejidad es lo que convierte la lectura de estos poemas en una situación de búsqueda inmediata, de leer y buscar los conceptos, las teorías, el conocimiento. Así, este poemario se convierte en algo más que versos, se convierte en una fuente de conocimiento y sabiduría, algo así como un cosmological tree de observación y reflexión, de no ser uno: de ser-partícula-individuo para convertirse en uno con el todo, llamándose ese todo Universe. What do I mean? Que, frente a la vastedad de las palabras, a la inmensidad del lenguaje, es la interpretación lo que lleva al poeta a buscar las respuestas no mirando hacia abajo, hacia el papel o hacia el frente, a sus iguales o una pantalla, es mirar hacia arriba, donde todo comienza, donde todo fluye, viaja, se esfuma, colapsa en una eterna conversación hacia la eternity. Y es justamente esta misma forma de mirar, lo que hace el lector se sumerja, flote, se eleve con los versos hacia este infinito de teorías como un argonauta, ampliando su visión de mundo, de conocimiento y de lenguaje.
Cosmological Me, es más que un libro de poemas en sí. En cada poema encontramos una clase de ciencias, de lenguaje y tecnología. Estos poemas están procesados a través de una mente que funciona como una computadora cuántica, cuyos datos no sólo serán almacenados para la posteridad a través del mundo digital, o de un libro impreso, son versos-átomos, versos-partículas que se entrelazan buscando su otro Yo. Una búsqueda que no tiene fin, tal vez si el autor nos entregara un Cosmological You para colapsar con su Cosmological Me y fusionarse en una nueva realidad o para vivir en mundos paralelos, en un mundo de probabilidades que dependiendo de quien lo vea o lea le dará vida o muerte, or who knows, un viaje a la eternidad.
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Cosmological Me de Luis Correa-Díaz:
en un viaje de aquí a la eternidad
Por Inés Hortal