Víctor,  el "Tiburón" Contreras
                      acaba  de cruzar su último
                      pero  más peliagudo río, 
                      él  que se las vio con las aguas
                      abiertas  de tantos estrechos
                      (el  de Magallanes y el de Gibraltar),
                      canales  (el Beagle, el Chacao,
                      y  el de La Mancha), cabos
                      (el  de Hornos) y mares
                      sin  piedad como el antártico,
                      por  nombrar sus hazañas
                      mayores  y que fueron
                      mis  glorias de niño y adolescente,
                      nadó  todo el día 26 de junio
                      de  este 2018, grácil y grasoso
                      en  aceite de lobo marino
                      dorado,  con su medalla
                      de  olímpico honoris causa
                      bajo  la lengua, las oscuras
                      del  Aqueronte -las del Leteo
                      eran  la sangre de su patria
                      y  nunca las quiso por lágrimas
                      propias-,  aunque en verdad
                      no  necesitó para nada del viejo
                      barquero,  él se cruzaría solito, 
                      siempre  lo supo y lo dijo claro,
                      como  lo había hecho toda la vida
                    
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