CUERO GRUESO
Yo,
¡El último paquidermo
más cansado que la chucha!
en mis huesos de humanos
mis falanges
resuenan
queriéndome decir:
–Respira; un, dos, tres–
Les pateo
con mis pies de paquidermos
les empujo
igual que un paquidermo.
cansado,
recostado, en mi lecho
que también es de
paquidermo
enciendo los sonoros ojos
y corro
sin parar
–Respirando; un, dos, tres–
¡Orate en cuatro paredes! /me grita/
y dejo a los sobrevivientes
comiendo limones
resecos.
Mi sombra de paquidermo
me acompaña
en noches como esta.
Mi aburrido aliento
mis amargos labios
mis viejos maxilares.
Y en mi memoria de paquidermo
aparece ella
sentada
en la vereda antigua
esperando
a mi idiota reacción
esperando
que cambie
que despierte
de un sueño
paquidérmico.
En días como hoy
me siento
más paquidermo
y hago
lo que solo
creo que es necesario
–Caminar; un, dos, tres–
Despacio en silencio.
Y subo la escala parsimoniosamente
sufro los estragos de una pausada
vida paquidermica
–un, dos, tres–
¡Me cago!
CICLOTIMIA
Piso 22, en la pega:
dejé la radio encendida
los automóviles
como glóbulos rojos
entran a las quemantes carreteras
Ya no funciona el funicular del San Cristóbal
sus torres y cables parecen
maquetas de antiguas películas
japonesas de Godzilla
el cerro erosionado
es una locación surrealista
al hotel cinco estrellas
que lo invade
las sillas en los balcones
aguardan tranquilamente
como en el set de Alicia de Hepworth
sus ataques de locuras
para arrojarse al vacío
como un Kaiju de Eiji Tsuburaya.
yo siento que este
ya no es mi lugar
y que esta
¡maldita! mesa
y que esta
¡puta! silla
no deberían
mirarme
jamás.
La farmacia estaba cerrada
no alcancé a comprar
mis pastillas.
He pasado en automóvil por aquella plaza
la que nos brindaba árboles inmensos
¿Se acuerdan de aquella vez en que gritaba arriba de uno de ellos?
la banca donde bebimos y prendimos papel
está en su mismo sitio
y el poste que amortiguo tu golpe querido amigo
ahí intacto sigue
la peluquería donde las navajas cantan viejos tangos
sobre el cinturón de cuero
sigue con su olor de alcohol
los viejos peluqueros con sus perfectos mostachos
no estaban o no los vi
la vieja casa fotográfica corona
quizás me detenga un día de esto
y descubra las fotos añejas de sus rostros juveniles
estancados en algún daguerrotipo
no he caminado por la vereda del tira pa’arriba
tampoco por la del viejo zapatero
¿El Parralino aun venderá bencina para los encendedores?
¿Cola para el hilo curao’?
no quiero parecer golondrina de Bécquer
no creo que vuelva a ese nido
ya saben la nostalgia camina de la mano de ese “pequeño pueblo”
me encontré con el “trili lili li” no le grite esta palabra
ahora me siento como él
subí al cielo de la plaza con un software
observé a los borrachos en el bar
donde un viejo nos regalaba cervezas
según mi padre
los ratones cantaban rancheras los días feriados
con un pan amasado bajo el brazo
el pasaje Niebla ya no es lo temido
la cancha ya no es cancha
el pasaje en forma de letra U ya no tiene canal de regadío
los niños ya son viejos niños
ya no van a los videos juegos
tampoco se sienten las voces nuestras
corriendo maratones interminables por las calles
aun siento los olores de petardos y chispitas
sí, es la nostalgia del barrio que golpea mi pecho
camino por ahí sin compañía alguna
sé que te encantaría mirar con tus ojos esto que cuento, querida.
Tal vez regrese contigo,
golondrina.
DIÁLOGOS CON NGPVP
Escribe:
Los gatos leyendo el periódico del domingo
a orillas de una piscina
con un refresco tropical
comentando el partido de fútbol del día anterior.
O:
Las hermanitas descalzas
entregando alimento al viento
para el pequeño niño que sufre
tras la golpiza dada por la tierra que lo acoge.
Pero:
Si el cielo cayera a tus pies
cuando más allá del crepúsculo
apareciera tu sonrisa
blanca como espuma marina
rozaría la eternidad acongojada
y te besaría mil veces.
Cuando:
El cielo en mil colores
te arrebate cada gota
y viaje de día por estrellas sedientas
junto a un pájaro fluorescente.
Yo:
Asolaría todos los campos de cebada
con mi voz al hombro
cansada piedra gozadora
de venas grises
y moriría
dormido como árbol seco
en un campo abandonado.