Lemebel es la reina de la Feria del Libro
por Elisa
Montesinos
La Esquina es Mi Corazón, ese primer libro
preferido por el autor, se reedita esta noche por Seix Barral
chilena. Los jóvenes hacen cola para entrar. Como es su estilo,
la presentación es una performance en la que el público también
participa.
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..... El
lector recuerda el Todos Somos Marcos, uno de los lemas extendidos por
los zapatistas. Se parece a esta noche de humo en que todos ardemos en
la Divine.
"No me hable del proletariado/ Porque ser pobre y
maricón es peor", dice Pedro Lemebel en su manifiesto. Ahora obliga
al público a ser uno más. Uno de los 19 homosexuales que murieron ese 4
de septiembre de 1993 en el extraño incendio de la discotheque Divine en
Valparaíso. Caso aún sin resolver y emblemático para el movimiento
homosexual chileno. Síntoma de la discriminación, de la que esta noche
todos somos víctimas.
..... Lemebel,
ese otrora invitado non grato en las ferias del libro del Parque
Forestal que irrumpía con su amigo Pancho Casas travestido en
vieja de Cema Chile repartiendo condones, o haciendo un cara pálida a
Nicanor Parra, ahora es la reina indiscutida.
..... La presentación corre por
cuenta de Darío Oses. "Aquí están las dos Américas, las dos
antípodas", dice por Monsiváis y Lemebel. El primero escribe
sobre la cultura popular. El segundo se instala desde dentro y su
discurso recoge todo lo que la alta cultura rechaza: el dramatismo, la
exageración barroca, los términos del habla de la esquina.
..... Oses presenta a Monsiváis como un "cronista
lúcido que ha contribuido a despejar el caos de la modernidad en América
Latina". El mexicano hace gala del sentido del humor tan propio de su
país. "Al amparo de las sombras me parece que son el público más
maravilloso que he visto".
.....
Luego explica las causas que le impiden presentar al escritor chileno, y
más bien cree que debería ser al revés. "Pedro Lemebel tendría que
presentarme a mí. No soy chileno y no viví el maravilloso clima de
tolerancia". El humor se vuelve más intrincado, provocando las risas del
público.
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..... "No
viví el Chile de la democracia pospuesta, porque me dijeron que no
hablara del Chile de la dictadura. No sé analizar la prosa que sin ser
estrictamente poética sigue un intenso vuelo lírico y logra en la
crónica dar un espacio inmenso al lenguaje; son crónicas desde el idioma
y hacia el idioma. No he estado nunca en un antro como la discoteca de
Valparaíso. Me niego a comentar más porque nunca me gusta hablar de mi
antípoda".
Aplausos. Se apagan las luces.
.....
Lemebel camina por el centro de un Salón de las Artes repleto. A estas
alturas convertido en una discotheque. Maquillado, todo de negro, fuma.
Llega hasta el escenario, las luces giran imprimiendo su reflejo
luminoso en el público.
..... Con su
entonación característica, lee la popular crónica Las Luces y la Música
Nunca se Apagaron, al ritmo de la Grace Jones. Estamos allí, en la
Divine, somos uno más en esa noche promiscua y ardiente.
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..... El
humo sube mientras continúa leyendo. Nos estamos quemando, hasta olemos
la carne chamuscada, hasta nos falta el aire. El fuego en el corazón,
dice Lemebel. El humor mordaz capaz de sonreírle a la muerte. La
pantalla refleja la sombra del escritor, las llamas, las luces que
siguen girando. La angustia de querer escapar y no poder en este recinto
cerrado que nos ahoga.
.....
Monsiváis, en primera fila, observa fascinado el espectáculo. El texto
se inscribe en el recinto, se proyecta en el público, rebasa las páginas
de un libro, porque es también una cadencia, una entonación de voz, una
puesta en escena, la exageración barroca de ciertos gestos.
..... Un homenaje a las víctimas de la
discriminación y la homofobia contra la cual se rebelan sus escritos,
pero también contra el orden social imperante. La sala se va a venir
debajo de tanto aplauso. "Les agradezco su cariño y también agradezco a
Carlos Monsiváis su prólogo y haber venido a nuestro país en esta demos
gracias", dice Lemebel. Le da un beso al mexicano y se retira convertido
en la estrella de la feria.
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.....
¿Querían espectáculo?, Ahí lo tienen. Parece querer decir. Sin perder ni
un ápice de su coherencia escritural, porque sus textos son una puesta
en escena, de alguna forma travestidos, de alguna forma inscritos en el
cuerpo y sus movimientos. Es la cultura popular, no un estudio de ella.
Por eso interesa tanto a intelectuales como Carlos Monsiváis, quien en
el prólogo a esta nueva edición lo inscribe en la crónica
latinoamericana poniéndolo a la altura de un Reinaldo
Arenas.
..... Y no importa que pueda
ser pesado, que haya que esperarlo horas mientras todos quieren
saludarlo o hacen fila para pedirle un autógrafo. No importa que a
muchos escritores les de pica. El lector se encuentra a una en los
pasillos con los ojos vidriosos de rabia pelando como mala de la cabeza.
Ya no lo para nadie.
Nota: las fotos para este artículo fueron
facilitadas por Alvaro Hoppe. Octubre de 2001