Leonel Lienlaf, el mapuche que escribe en un bosque
Por Daniel Gómez Yianatos
Publicado en Suplemento KU, 4 de febrero de 2018
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EI pueblo mapuche no levantó pirámides como los aztecas ni montó observatorios sofisticados como los incas. De todas las teorías que dan vueltas sobre qué defendía esta raza con tanta fuerza, la del académico Gastón Soublette es quizás la más precisa: los mapuches custodiaban el paraíso donde se había insertado un tipo de hombre capaz de articular una forma de vida que se vinculaba con la naturaleza de manera indisoluble.
Con su literatura, el poeta Leonel Lienlaf (1969, cuatro libros publicados) nos adentra en ese mundo perdido. Desde la localidad de Alepue, en la Región de Los Ríos, el autor de la recién publicada antología bilingüe (en mapudungún y castellano), "La luz cae vertical" (Editorial Lumen), recrea los lazos ancestrales con la flora y fauna del territorio. Hoy además suma a su poesía una labor como ambientalista, inspirado en el trabajo de la bióloga y botánica Adriana Hoffmann, con quien se inició en este ámbito que le hizo olvidar su carrera como profesor.
— ¿Qué te parece la teoría de Soublette?
— En el pueblo mapuche hay una forma y una visión de mundo distintas a las otras culturas del continente, desde la construcción del idioma hasta las relaciones sociales. Una visión un poco positivista occidental, a partir de la conquista estableció que todo era producto de la resistencia y fue prácticamente una obra milagrosa. Sin embargo, si se analiza bien, existía una forma de estructura política-administrativa que permitió la sobrevivencia hasta hoy. Eso no es azar y se manifiesta no solamente en el ámbito político o de resistencia militar de los primeros siglos, sino que también en el aspecto cultural, partiendo por un idioma que mantiene una concepción filosófica. Es un idioma bastante complejo en el ámbito del pensamiento y también en la forma de dimensionar las cosas.
— La adaptación cultural, que es muy natural, ¿acá el mapuche ha tenido que defenderla?
— Ha habido una capacidad de adaptación muy especial. La tecnología se ha adaptado a necesidades propias y culturales. Por ejemplo, la incorporación del caballo. Se le da una visión militar e incluso religiosa. En muchas comunidades el caballo es parte fundamental del rito. Hay millones de ejemplos. Tiene que haber una adaptación a los tiempos. Hoy la incorporación tecnológica es muy fuerte en el mundo. Cuando apareció internet, en los años 90, la adopción por parte del movimiento mapuche fue muy rápida.
— ¿Cómo te hiciste poeta?
— Partí muy pequeño, como a los 10 años, cuando ya estaba estudiando en Temuco. Me lo tomé en serio, quizás también producto del desarraigo, me refugié en los textos poéticos. Empecé a trabajar un poco el tema desde la oralidad, aunque de manera balbuceante. La poesía me permitía ver otros mundos. En mi primer libro, "Se ha despertado el ave de mi corazón", que lo publiqué exactamente a los 18 años, recogí textos que eran de esa época, de la niñez.
— ¿Nicanor Parra ha sido una referencia o la antipoesía está lejos de lo tuyo?
— Está un poco lejos, pero Parra ha estado siempre en mis lecturas, sobre todo el Parra antiguo de los años 60, que era fácil de encontrar. Parra vino a Temuco, a mediados de los 90, a un encuentro de poetas chilenos y mapuches, que fue interesante. Estuvo Gonzalo Rojas también. Un tema que conversamos en esa ocasión fue si existía una poesía mapuche.
— ¿Y existe o es un encasillamiento forzado?
— Existe la poesía mapuche en tanto existe un pueblo que se llama mapuche, como también hay poesía alemana o sueca. La discusión estaba en que había un encasillamiento antropológico. Lo nuestro no es antropología, no va por ese lado, sino que por el ámbito de una sensibilidad puntual.
— ¿Cómo es tu vida?
— Hoy estoy mucho más en el ámbito del bosque. Me interesa mucho el bosque nativo y partí con Adriana Hoffmann en los años 90. Luego pasé a una cosa que me interesaba mucho más, que era el catastro y la defensa, pero además la restauración y conocimiento del bosque nativo, porque si tú quieres defender algo, tienes que conocerlo. El bosque no solamente son árboles. Hay plantas que viven debajo del bosque, otras que viven en los árboles y que tienen un valor por su existencia, y también en lo medicinal y hasta en lo ritual. Últimamente he estado en la cordillera de Nahuelbuta, que está evidentemente más degradada y tiene una gran diversidad biológica.
— ¿Te especializaste en esta área?
— Especialización académica, no. Yo estudié Pedagogía, pero no ejercí mucho. Hice clases en un liceo, pero ya no he vuelto.
— En tu poema "Renacimiento" se nota el tipo de hombre del que habla Soublette: Se confunde mi espíritu/ cuando se alegra / y florece con la tierra. Si bien tiene su origen en la cultura mapuche, también es una invocación universal o al menos de una humanidad perdida, ¿o no?
— Exacto. Somos parte de la cultura universal y nunca hemos estado ajenos a la realidad. Hay un círculo cultural que se ha movido en un continente. Había una circulación incluso, no solamente con los incas, sino de Norteamérica hacia el sur. Hay historias que tienen que ver con pueblos del norte, no solamente a través de sueños. Siempre ha habido una movilidad y un conocimiento de los distintos pueblos.
— En todos los pueblos uno puede suponer que la poesía tuvo su origen en el canto, algo que tú nos recuerdas en tu obra. ¿Qué te parece el debate que se generó a partir de la entrega del Premio Nobel a Bob Dylan?
— La poesía tiene que ver con el lenguaje o la palabra y la palabra es eminentemente oral. La escritura es un trabajo posterior. Los griegos inventaron la poesía con los cantos homéricos. Quizás esos cantos no eran de estilo lírico, sino una palabra melodiosa que tenía la labor de encantar y reconstruir mundos y eso de alguna manera todos los pueblos lo tienen. Todas las poesías provienen del trabajo de la palabra desde la oralidad, desde el encantamiento del auditor o del buen lector para construir este mundo que puede imaginárselo de una manera distinta a lo que podríamos decir en la prosa.
— En el poema "Palabras Dichas", dices: "Es otra tu palabra" / me habló el copihue / me habló la tierra. / Casi lloré. ¿De qué forma el mapuche habita la palabra?
— Hay una concepción de recrear el lenguaje y de ir ingeniando los mundos que se habitan, donde no hay algo lineal, tanto del punto de vista del lenguaje como del habitar cotidiano
— ¿Y es posible generar un puente entre el castellano y el mapudungún?
-Sí, pero son visiones distintas. En castellano hay linealidad y se va construyendo más a partir de la escritura. La forma de estructura y la forma de mirar son dos campos distintos y a veces en castellano cuesta construir una frase o una oración. En cambio, desde el otro lado, es más conceptual: se puede construir una idea más fácilmente. Entonces a medida que uno se adentra de un idioma a otro, en el castellano te vas poniendo más racional. En cambio, del otro lado, partes de lo racional y vas yendo mucho más a la construcción de emociones. Por lo tanto, cuando trabajas en forma bilingüe, es difícil de explicarlo, pero se vive así. Son dos mundos que se hacen y que de repente uno está más fuerte y otro más suave.
— En YouTube hay un documental en el que apareces con tu madre y recitas el poema "Paso sobre tu rostro": Yo era un tronco formado / por miles de caras / que salían de tu rostro. ¿Se puede recuperar la historia del pueblo mapuche a través de la memoria poética?
— El tronco está pensado a partir del concepto generacional y familiar, pero también puede considerar la visión de sus usos: se puede transformar en un bote o en una escultura. El tronco es un espacio concreto, pero también es un blanco del que puedes sacar todo, desde leña hasta una obra de arte.
— ¿Cómo es el trabajo de llevar tu poesía a algo tan cotidiano como la política?
— Es inevitable entrar a todos los elementos, porque es parte de la cotidianidad de uno. Me gusta el concepto de ventana, de dar luces hacia mundos distintos. Para mí, los textos en general son esas pequeñas ventanas que te permiten mirar y adentrarte a otros mundos.
— ¿Te has llevado la sorpresa de que alguien se haya conectado con la historia del pueblo mapuche de una manera que tú no tenías en la cabeza cuando escribías?
— Incluso me han dicho "¡Ha, pero si esto sí ocurrió!". Se va gatillando memoria porque la poesía no es historiografía ni tampoco geografía, pero genera esas discusiones, se gatillan esas memorias y esa es la gracia que tiene la poesía, que sin ser una ciencia pura puede provocar eso.
— El Papa Francisco estuvo en la Araucanía y dijo lo siguiente: "Debemos aprender que no hay verdadero desarrollo en un pueblo que le da la espalda a la tierra y a todos lo que la rodean" (...) "esto exige reservar el avance del paradigma tecnocrático que privilegia la irrupción del poder económico en contra de los ecosistemas naturales"(...) "la sabiduría de los pueblos está cargada de intuiciones y olfato". ¿Qué te pareció esta presencia del Papa en tu tierra?
— Su visita me pareció mucho más débil en comparación a la de Juan Pablo II en 1987, quien tuvo un discurso más preciso y concreto. Acá fue un discurso de frases que todo el mundo dice.
Cuatro Poemas de "La luz cae vertical"
Temuco-ciudad
El río Cautín
en el medio
baja llorando
por Temuco llora.
El cerro Ñielol
sentado mira
grandes casas.
Casas que no son
de mapuches,
piensa.
Temuco-ciudad
debajo de ti
están durmiendo
mis antepasados.
Soñando en su sueño
están ellos
y corre en el río
su sangre.
En la espesura de los bosques
Escucha este relato como un sueño
y sentirás su huella, su neblina.
No necesito recordarte que esto pasó
antes que los oscuros fuegos arrasaran campos y cosechas
obligando a mi gente
a encerrarse en la penumbra reducida de su oscura manta
y a vagar en perdidos fragmentos de la Memoria Tierra.
Ya sabes que el susurro de la noche vigila los últimos secretos
y el infinito croar de las coiguillas mezcló los sonidos
las palabras.
Pero están los trazos en el Sur Cielo
que te orientan en este espacio:
Una viajera carreta cargando sus maduros frutos
en noches de diciembre.
Una gallina con pollos saliendo a pasear
en los fríos cielos de mayo
Un río de almas titilantes
que se extienden
de mar a cordillera en las luminosas noches de enero.
Y esto te digo como seña
como guía_ esbozo de un camino
el dibujo que se abre ante tus ojos.
La luz cae vertical sobre los chilcos en movimiento
Acurrucada una lagartija medita sobre el sol entre unos troncos
a veces vuelve su cola inquieta hacia el sendero
y de un cerrar de ojos vuelve su vida entre los pastos.
Se abre un valle como una ancha puerta
una Imagen_Torrente y verás:
Una niña con fuentes de madera se acerca al lugar del sacrificio
espera el derrame de la sangre y vuelve su mirada hacia el oeste
eran quince años hace tiempo
pero sabe que vendrán otros niños nuevamente en primavera.
Abuela y bisabuela de esta estirpe casi olvidada
teje chombas a la espera de parientes.
Nadie regresa ya desde el camino.
En otros años y otros siglos
será solo un susurro entre los Revellines
una brisa suave jugando entre las Ñochas.
Pasos sobre tu rostro
Madre, sobre tu rostro, con un traje desconocido
apareció el murmullo del agua.
Todos los recuerdos presentes
envolvían ese sonido
y algo me miró.
. . . . . Yo era un tronco formado
. . . . . por miles de caras
. . . . . que salían de tu rostro.
Por el tronco caminé a través
de cientos de generaciones
sufriendo, riendo,
y vi una cruz que me cortaba la cabeza
y vi una espada que me bendecía
. .antes de mi muerte.
. . . . . Soy el tronco, madre
. . . . . el que arde
. . . . . en el fuego de nuestra ruka.