"Hombre alguno puede vivir sin un barco. El que no tenga un barco estará perdido"
Arthur Bispo do Rosário
El artista brasileño Arthur Bispo do Rosário, descendiente de esclavos, nació en Japaratuba, Brasil, en 1909. Una noche de 1938 fue visitado por siete ángeles trasparentes como hechos de vidrio o espuma, envueltos en una luz azulada, flotando a algunas palmas por encima del suelo. Ellos que no podían ser vistos, excepto por él, vinieron para transmitir a Bispo su misión en la tierra, que era la de preservar a personas, animales y objetos del flagelo final, él había sido investido por Dios con la tarea de resguardar por lo menos un ejemplar de cada una de las cosas existentes, aquellas que no fuesen representadas estarían condenadas a desaparecer. Para la psiquiatría estaba definitivamente condenado a vagar en la oscuridad, Bispo fue entonces diagnosticado con esquizofrenia paranoide e internado en una institución mental, donde pasó el resto de su vida. Arthur Bispo do Rosário creó más de 1000 objetos artísticos durante los 50 años que le siguieron a su internación en el manicomio de Colonia Juliana Moreira, cerca de la ciudad de Rio de Janeiro, Brasil. Donde desarrollo una de las obras más increíbles del arte brasileño, su ingeniosa producción se caracteriza por la sencillez de los materiales utilizados, por la afirmación de la experiencia del anonimato, el confinamiento y la exclusión social, su fe en el poder del arte, de la imaginación y el juego como herramientas para la adquisición de conocimientos.
“Capa de Presentación” (s/d), cara externa, espalda y vista de la parte interna
El trabajo de Bispo —textiles, esculturas, bordados, colecciones de variados objetos cotidianos, zapatos, botas de goma, cucharas, bolsos de mujeres y peines de plástico— fue descubierto siete años antes de su muerte, por Federico Morais, quien también fue el curador de su primera muestra individual en 1982 en el Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro. La obra de Bispo que incluía también instrumentos médicos y referencias a la anatomía humana, la infraestructura de la institución mental y sus pacientes, se expuso ampliamente, siendo reconocido por críticos de arte y aclamado como vanguardista, cuestionando todos los prejuicios y estereotipos que giran alrededor de la producción de artistas autodidactas y de personas con discapacidad o trastornos mentales. El artista no se autoproclama, sino que es “elegido" por la necesidad de que cierta idea se manifieste, los objetos producidos por Bispo partían de motivaciones similares a aquellos creados por artistas formados y legitimados, que alegan que su proceso es completamente consciente e histórico. Por tanto, el "derecho a ser artista" no existe como una libertad personal, sino como un servicio, el artista no es un "genio" que reclama derechos, sino un custodio de lo sagrado y su obra cobra sentido en las instituciones de arte, puesto que los museos son en sí mismos un proyecto concebido durante la Ilustración con el objetivo enciclopédico de recopilar y clasificar la naturaleza y la cultura como un todo. Bispo realizó exposiciones individuales y colectivas en los centros más renombrados de arte del mundo. En 1991, se organizó una muestra individual en la Kulturhuset de Estocolmo, participó en la 46ª y 55ª Bienales de Venecia en 1995 y 2013, en 2001 sus obras se exhibieron en muestras colectivas en la Fondation Cartier pour l’Art Contemporain de París, en el Guggenheim Museum de Nueva York, formó parte de exposiciones colectivas en 2006 en la Fundación «la Caixa» de Madrid, en la Whitechapel Gallery de Londres, en el Irish Museum of Modern Art de Dublín y de A Tale of Two Worlds: Experimental Latin American Art in Dialogue with the MKK Collection 1940–1980s en el Museo MKK de Fráncfort, Alemania en 2018.
En las diversas entrevistas realizadas a Bispo, siempre decía que toda su producción fue impulsada por una voz que le indicaba la labor que debía cumplir: catalogar el universo, su meta espiritual y filosófica era crear un nuevo mundo. El color azul en su obra textil tenía un significado espiritual, pero también se atribuye al uso del hilo azul de los uniformes del hospital psiquiátrico los cuales reutilizaba. Sus atuendos son piezas usables que describía como uniformes, vistiéndolas para afirmar su identidad y documentar su historia. Dentro del conjunto de «objetos místicos» creados una de las piezas que más llama la atención es su “Manto da apresentação”, una capa minuciosamente bordada y decorada que le serviría para presentarse delante de Dios el día del Juicio Final. Arthur Bispo do Rosário dejó un inmenso glosario para que cuando el mundo fuera reconstruido pudiera ser consultado, algo hay en su trabajo que sobrepasa el arte, como un Noé moderno, un mayordomo diligente del Apocalipsis se dedicó, hasta morir en 1989 a los ochenta años, a preparar la gran Fiesta de la Resurrección.
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La Fiesta de la Resurrección
Por Leo Lobos