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La conjunción entre el poeta y el artista visual
(Homenaje a un amigo entrañable)

Por Francisco Véjar


 


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Leo Lobos a quien conozco desde hace muchos años, a través de otro gran amigo cuyo nombre es Jorge Teillier (1935-1996). A fines de los años ochenta fue ese primer encuentro. La cita tuvo lugar en el ya mítico bar-restaurante ‘La Unión Chica’, ubicado en el centro de Santiago. Ahí nació una amistad que dura hasta el día de hoy. Siempre bajo el hechizo de la poesía. Recuerdo conversaciones en la Sociedad  de Escritores de Chile; época de utopías que más tarde serían rápida hojarasca. Pero como lo poético es una emoción para ser recordada en la tranquilidad, citaré de inmediato un poema de Nieve, libro publicado recientemente por Mago Editores y que ahora presento. Su título: Starting-gate. Allí dice: “Aquí estoy en la puerta de salida / ni caballo / ni caballero / leyendo un libro de un tiempo / al cual no tendrás acceso / El corazón es un cazador solitario / que nada en el acuario / de la imaginación / un solitario reflejo a plena luz / Seré el último en saltar / a la pista / en esta carrera / en donde todos quieren llegar / en primer / lugar / Sabes / Me consuelo mirando los pájaros / que se perderán como todo en la niebla / de una tarde cualquiera”.

Estos cadenciosos versos están dedicados a Carson McCullers, la gran novelista norteamericana del deep south junto a Truman Capote y Tennessee Williams, entre otros. Específicamente el hablante lírico del poema, hace alusión aquí a la célebre novela de McCullers, titulada El corazón es un cazador solitario. Lo que demuestra que el autor de este libro tiene lecturas atípicas y finísimas. Y este texto lo escribió en Campinas, Sáo Paulo, Brasil, marzo de 2006. Y haciendo una digresión, con respecto al poema citado anteriormente, haré un breve resumen de su experiencia en Brasil. No en vano, gracias a él hemos leído a Hilda Hilst en castellano, comentada por la poeta brasileña Cristiane Grando. Asimismo, conocimos al mítico Roberto Piva y sus historias vanguardistas. También a Claudio Willer y Tanusi Cardoso, entre muchísimos otros creadores brasileños.

Recuerdo días y días hablando de Piva y su vínculo con la ‘beat generation’ o las historias de la obra inolvidable de Hilda Hilst. Nuestro amigo había estado antes, al sur de Francia becado, entre el 2002 y 2003. Como también tiempo atrás estuvo en Nueva York. Y siempre con un cuaderno para tomar notas y dibujar. Por lo mismo, se hace necesario decir que Leo Lobos es además, artista visual que ahora está exponiendo sus pinturas, en el Taller Siglo XX Yolanda Hurtado, junto a Roberto Hoppmann, Verónica Baeza y María Eliana Herrera. La muestra se denominó: ‘Horizontes’.   

Pero lo que nos reúne ahora es Nieve que coincide con el título de una novela del escritor turco y Premio Nobel de Literatura, Orhan Pamuk. Leo también lo cita en uno de los textos al interior de esta nueva obra poética. Una tarde, en Santiago de Chile asistí a una charla de Pamuk y recuerdo algo que tiene relación con este “álbum de toda especie de poemas”, pues dijo que si vemos caer la nieve, cada copo que cae es distinto uno de otro y van tramando en su constante caer, todo un universo por descubrir. Y a eso nos invita el poeta, cuando apunta juntamente en el poema, titulado Nieve: “Oh las palabras / El viento / El rocío / El agua / La tormenta / Oh las palabras / Aire / movimiento / sueños de concreto armado / Vuelo mental / Electricidad / Materia / Pudridero / Oh las palabras / Trazos esféricos en tinta negra / Mapas y rutas actuales coloreados de nuevo / Galaxias sin más / Soledad / Y tormenta / Oh las palabras / El arte / El aliento / El alma de las cosas / Lo que es / Lo que será / Oscuridad y pura tormenta / Oh las palabras / Recuerdo / y / Olvido / Olvido y / Tormenta / Oh las palabras / Ocaso / Traición / la más clara / Y la más absoluta tormenta / ¿Cuáles son las palabras que la nieve / oculta con sus cuerpos en el alba?”. He ahí el misterio de la poesía.

Y como dice la poeta Anita Montrosis: “Este libro, es sin duda, un viaje hacia diferentes lugares. Es un éxodo a múltiples ciudades y países, dedicado a su vez, a los amigos vivos y también a los amigos muertos, a aquellos artistas ligados a la palabra y a las otras artes. La mano del escritor tiene adherida la capacidad de observación y la musicalidad de vaciar los pinceles en el tablero, porque este libro tiene una gama de cuadros, todos de diversa temática, pero al mismo tiempo rehilados, como si se rememorara el más íntimo átomo del cuerpo. Un cuerpo que todo lo siente, que todo lo vive y que todo lo dimensiona, entonces la palabra se vuelve una imagen en el crepúsculo y la nieve que de pronto todo lo cubre, queda buscándose en la luz  o tal vez en la tormenta”.

Felicitaciones a Anita Montrosis, pues en estas breves, pero lúcidas palabras el lector tendrá las herramientas suficientes para habitar los significativos universos que propone este compendio de variada invención. El poeta aquí parece haber aprendido la lección del poeta surrealista francés Paul Eluard, cuando sentenció: “El objeto del poema es dar a ver”. Es decir, fijar con la palabra, lo que los demás no alcanzan a vislumbrar, pues en estos tiempos la ceguera es total, pues las personas agonizan de una alegría artificial y ni siquiera pueden hallar aquella luz que estalla donde no hay ningún sol.

En Vida y Arte, Lobos escribe: “Portales abiertos a espacios desconocidos / en dirección de la música de las esferas / tan fácilmente penetrables / que nos mantienen fuera y nos envuelven / ¿Puede ser algo más tranquilo? / Bien distante de la agitación del arte contemporáneo / del frenético atropello del ahora / esto no es sobre el ahora / es lo duradero / sentimos pasar las eras / ser llevados por portales / que se abren a los tesoros de la eternidad / para sentir la rudeza de llegadas y partidas / entradas y salidas / nacimientos y muertes / útero, tumba y todo lo demás”.

El final de este poema, me recuerda al poeta expresionista alemán, Gottfried Benn, quien escribió en uno de sus poemas: “Todos poseemos el amor, el cielo y la tumba”.

En Nieve, hay viajes, color, profundidad, citas de otros poetas o escritores. En fin, es una obra que viene para despertarnos y para que veamos junto a él; esa realidad secreta que sólo los verdaderos poetas son capaces de construir. Y con el escritor francés André Gide, le diré: “Ya que todo está escrito, pero nadie está dispuesto a oír, es necesario empezar de nuevo”. Es lo que logra Leo Lobos. En esta casa, apunta: “En esta casa soy un pintor inofensivo / que busca otro / sol / en las flores una gota de rocío”. Estos versos logran la difícil naturalidad y silencio con que el sol nos despierta día a día.

Con todo, esto es sólo un botón de muestra ante la inmensidad y espesor poético que contiene Nieve de Leo Lobos que ya es “una viva moneda que jamás se volverá a repetir”.

 

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Texto leído en la presentación del libro NIEVE de Leo Lobos, Mago Editores, 2013. Feria Internacional del Libro de Santiago - Centro Cultural Estación Mapocho, 28 de noviembre de 2013, junto al artista Roberto Hoppmann.



 



 

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