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EL CORAZÓN DE TODOS
Leo Lobos. Mago Edit. Colección Poeta Raúl Zurita. Poesía chilena / 2018
Por Antonio Arroyo Silva
Publicado en el suplemento cultural EL PERSEGUIDOR del Diario de Avisos,Tenerife,
Islas Canarias España el 29 de septiembre de 2019.
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Hace unos años, Leo Lobos participó en una exposición colectiva en Las Palmas de Gran Canaria en homenaje a la pintora mexicana Frida Kahlo con un cuadro titulado «Dos corazones para Frida», una obra que actualmente preside la mejor vista de mi hogar. Siempre he dicho que la poesía se corresponde con la vida; pero en Leo esta afirmación muy compartida cobra un matiz muy especial que no solo engloba a la poesía sino a un arte total: los dos corazones del cuadro aludido se transforman ante la mirada y el pincel del artista chileno y buscan una armonía que años más tarde se manifiesta en este libro tan intenso llamado Corazón.
Dos corazones
Dos corazones reconocen un impulso silencioso
un campo ilimitado
y
el camino
una vez más
se
abre
al infinito
En este poemario Leo pone el corazón a dialogar con el de los demás. Es muy difícil hablar, escribir, pintar del corazón sin caer en los estereotipos. El presente poemario de Leo Lobos no habla del corazón, habla de corazón e incluso hace que este hable. Lo dice claramente en la dedicatoria inicial: «A Benjamín Ignacio/ In Memoriam/ por permitir que mi corazón/ bata dentro de su propio corazón». También, en el epígrafe de Marguerite Yourcenar que introduce el poemario: «Hay que escuchar a la mente/ para dejar hablar al corazón». Además, lo vemos desde el mismo formato del libro, con fondo rojo, no mayor en tamaño que el mencionado órgano. Aquí aparecen los ventrículos y las aurículas, las arterias que conducen la sangre oscura a la purificación, las venas que la devuelven pura al cuerpo, para que el cuerpo pueda respirar y alimentarse. De ahí ese poema que ilustra la contraportada: «Toda oscuridad/ enciende miles de /luciérnagas// Las cosas importantes/ ocurren/ en lo oscuro» (claro: ocurrir, correr). Un poema que se titula «(Co) razón», es decir, el corazón (y la razón) de todos. Pero, tirando del hilo que nuestro poeta-artista nos propone, apreciamos que el ritmo de poemario oscila entre sístoles y diástoles. Corazones que se multiplican, o asumen el arjé particular de Leo Lobos (aire, agua, fuego y jazz) o los estados de ánimo de las personas.
El corazón de este libro es una metonimia, una sinécdoque. De pronto, percibimos que no se trata solo del corazón de un supuesto sujeto lírico, sino bate en él toda la vida y, de paso, los seres humanos. Y seguidamente se multiplica (corazón 1, 2…) y responde, como no, a los sentimientos de aquellos que los poseen. En el tratamiento de dichos sentimientos me voy a detener en el poema «Corazón»
El corazón no amenaza ni cuenta nada
su labor esencial es llevar la esperanza
a tus venas
llegarás, sí, llegarás a puerto, sí
antes mucho antes de que el barco sepa
antes, antes de que el mar queme tu rostro
con el viento antes, mucho antes
que el sol de la iluminación
que vendrá mañana
te despierte
Nada hay aquí que nos lleve a ningún tipo de estereotipo relacionado con los sentimientos. Todo queda en el silencio que domina en el paisaje, como si esos sentimientos se proyectaran en un Atacama inmenso.
Por otra parte, veamos el poema final: «Beso», nótese cómo el acto de este nos llevan a un todo. El verdadero acto de amor que nos lleva a una armonía con la naturaleza y el transcurso del tiempo:
Todas
las mañanas
las noches
todas
las tardes
todos los amaneceres
todas las horas
los minutos
los instantes
están
en
tu
boca
Volviendo al principio, a este que escribe – también poeta – no le gusta la palabra corazón, la tiene casi exiliada de su léxico particular. Lo mismo les ocurre a muchos poetas de ahora, quizás por el uso y abuso de cierto pseudo romanticismo desfasado. Justamente, en eso estriba el enorme riesgo de Leo Lobos, sin importarle caer a un abismo consecuente. Como el poeta dice hay que creer en el corazón para que él vuelva a creer en ti, pero no esa máquina que marca el tiempo de la vida, sino en ese latido que hace que un instante sea eterno. Entonces […] «el poema se adelanta/ hasta la mañana/ de un nuevo poema». A fin de cuentas la sintaxis es la semántica del poema y las palabras se hacen únicas en el libro Corazón, de Leo Lobos.
Gáldar, Islas Canarias, España, 2019.
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Antonio Arroyo Silva. Nacido en Santa Cruz de La Palma en 1957, es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de la Laguna. Ha sido colaborador de revistas nacionales e internacionales como La palabra y el Hombre de la Universidad de Veracruz y Archipiélago de UNAM México. Ha publicado libros de poemas: Las metamorfosis, Esquina Paradise, Caballo de la luz, Symphonia, No dejes que el arquero, Sísifo Sol, Subirse a la luz. Antología esencial 1982-2014, (español-rumano), Poética de Esther Hughes, Mis íntimas enemistades, Ardentía y Fila cero. Las plaquettes Material de nube y Un paseo bajo los flamboyanes. En ensayo, La palabra devagar. Ha participado en varios festivales internacionales de poesía como la «XXII Cita en Berlín», invitado por la Universidad Humboldt. Es miembro de la Nueva Asociación Canaria de Escritores (NACE). Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez 2018 por su libro Las horas muertas.
