"Las
Amantes" de Elfriede Jelinek
Subir el pelo
Por Lina Meruane
Jelinek desmonta con ironía
la tramposas ideas de amor, sexualidad, o matrimonio.
Oigo que la obra de Elfriede Jelinek está llegando a Chile,
pero me adelanto a conseguirla en inglés y leo a la reciente
Nobel austríaca con entusiasmo. En un momento en que lo literario
parece renuente a los riesgos (y más propicio a la homogeneización
del estilo), todo en "Las amantes" (1975) resulta
fascinante: su renuncia al sentimentalismo, su despiadado sarcasmo,
el uso casi documental y directo del lenguaje, la alterada puntuación
(que fija el ojo en ciertas palabras), el calculado abandono de las
mayúsculas, el repetitivo fraseo, y la musicalidad del ritmo
(feroz desafío para el traductor). Ese arriesgado procedimiento
formal no es gratuito: trabaja a favor de una trama agobiante como
un callejón sin salida. En episodios intercalados, un narrador
irónico (y aparentemente imperturbable) describe el devenir
de Brigitte y Paula, dos costureras con la simple aunque ardua ambición
de subir el pelo. Pero nada es tan fácil: la clase obrera ha
internalizado los valores dominantes (morales y económicos)
del capitalismo salvaje. Si alguna vez hubo solidaridad, ahora es
un carbón apagado. La única llama que arde es la del
odio y de la competencia. En la cadena de producción que presenta
Jelinek, el cuerpo es el capital primordial, versátil además
de astuto para lograr beneficios. Brigitte usará las manos
para coser en la fábrica, la cabeza teñida para brillar
en la calle, y el sexo estratégico para "obtener"
al electricista que la proveerá de un bien llamado "futuro"
(es decir, "matrimonio"; es decir, dinero). El sexo es su
única herramienta de poder y Brigitte la usa. Industriosamente
se embaraza y ese embarazo pone en marcha toda la maquinaria económica
que es el matrimonio. El deseo de Brigitte (dice el texto) es el de
"tener y multiplicar": los haberes sustituyen el amor. Esta
lógica funciona: por fin el fin justifica sus medios.
La estrategia de la otra costurera es, en contraste, demasiado ingenua.
Paula carece de pragmatismo: ha visto demasiado cine de romance. Y
se pasa películas: quiere "amar y tener", para luego
"mostrar que se ama y se tiene". Craso error. "Las
amantes" desmonta con ironía y pesimismo esas tramposas
ideas de amor, sexualidad, o matrimonio. En esta, su primera novela,
Jelinek elabora la poética brutal y sin concesiones que la
va a distinguir.
Jelinek no redime a sus personajes, los trata a todos con crudeza.
Le interesan unos emprendimientos sociales y políticos que
considera irreversibles. Algunos descalifican su escritura tachándola
de marxista, o de feminista, como si fuera posible una literatura
desideologizada.
Pienso que no es el carácter ideológico de un texto
lo que (para bien o para mal) lo hace literariamente interesante,
o importante, o inolvidable. Es la apuesta estética la que
confirma lo narrado (el universo particular del autor) como un texto
literario que nos conmueve.