Una ciega en Nueva York
"Sangre en el ojo", Lina Meruane. Mondadori, 2012, 177 páginas
Por Patricia Espinosa
Las Últimas Noticias, viernes 15 de junio de 2012
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La escritura de Lina Meruane siempre se caracterizó por su complejidad y politicidad. De algún modo, su solitario proyecto daba cuenta de una sólida resistencia a inscribirse en los circuitos del mercado, rechazando las convenciones del género novelesco y del sujeto mujer. Al parecer todo lo anterior pertenece al pasado, porque su implacable voluntad subversiva se hace trizas en esta publicación.
Sin metáfora alguna, Sangre en el ojo es un título que alude directamente al derrame ocular de la protagonista, quien corre el riesgo de la ceguera total. La narración funciona como la autobiografía de una escritora chilena que vive en Estados Unidos, donde realiza su tesis doctoral junto a su pareja, un español que dicta clases de ciencias políticas en la universidad. Ambos son migrantes, pero en ningún momento se explora el desacomodo que tal condición pudiera generarles.
Es sorprendente cómo este libro no sólo se ciñe a las escrituras que el mercado valora, al optar por un realismo de entretención –caracterizado porque se agota sobre sí mismo sin dejar mayores resonancias–, sino que se organiza desde una visión estereotipada y quietista de su personaje. El núcleo de esta novela lo constituyen ni más ni menos que los problemas físicos y las relaciones amorosas y familiares de una mujer burguesa muy narcisa, superficial y clasista.
Lo peor es el intento descarado por despertar compasión acudiendo a la estrategia de mezclar ficción y realidad al denominar al personaje con el mismo nombre de la autora: Lina Meruane, la cual adopta características de una masculinidad detestable. Esta mujer se lleva pésimo con las mujeres, a quienes no duda en ridiculizar marcando una distancia intelectual donde ella siempre ocupa un lugar de superioridad; misma relación que mantiene con su pareja, a quien trata como a un esclavo, y con la “nana” histórica, que representa el pensamiento mágico del buen salvaje.
Aun cuando la protagonista no está en riesgo de morir, sí existe la posibilidad de la muerte del acto escritural y eso sí que debiera significar una gran derrota. Sin embargo, la escritora no demuestra desgarro alguno, porque en definitiva siempre se manifiesta incapacitada para exponer emociones que vayan más allá de la angustia que le provocan los síntomas de la enfermedad y sus efectos bastante ridículos, asociables a la torpeza natural de su proceso de adaptación a la ceguera.
Si un libro quiere escapar de la banalidad, lo más absurdo que puede hacer es insertar una posible lectura académica. En este caso, la autora pone en boca de la profesora que dirige su tesis un par de grandiosas teorías sobre literatura que operan como un desesperado guiño al culto mundo universitario.
Meruane ha construido una historia básica, efectista, sentimentaloide, reduccionista en la construcción de lo femenino y ajena a cualquier diálogo culturalista. Las vicisitudes de una burguesa ciega en Nueva York: eso podría ser el resumen de esta novela que quiebra rotundamente el importante trabajo narrativo que la autora había estado construyendo.