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Nada, nada cambia
Contra los hijos (una diatriba), Lina Meruane. Penguin Random House, 2018, 191 páginas.
Por José Ignacio Silva
Publicado en Las Últimas Noticias, 6 de Abril de 2018
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La contraportada de este ensayo de Lina Meruane dice que éste es un trabajo "cargado de humor", lo que en realidad no ocurre en ningún momento. No hay nada para la risa en este libro, porque su tema es bastante serio como para chacotear. El texto fue publicado originalmente en 2014 por la editorial mexicana Tumbona, por lo que su circulación en nuestro país fue limitada y tardía. Esta reedición multinacional —revisada y ampliada respecto de la primera— pone a la mano un discurso controversial y un tanto ampuloso que viene a escarbar la superficie de la cínica moral de nuestros días en lo que se refiere a la maternidad y a denostar la subyugación de las mujeres a la incombustible misión que en teoría cargan por ser tales: procrear. En el libro mexicano se define este tratado como "un llamado a emanciparnos de la impunidad tiránica de los hijos y terminar con la dictadura social de la gestación".
"¿No nos habíamos liberado, las mujeres, de la condena o de la cadena de los hijos que nos imponía la sociedad? ¿No logramos salir y entrar y salir del cerco doméstico y dejar atrás las culpas?", se pregunta retóricamente Meruane para dar paso a su trabajo, mitad investigación, mitad observación de otras mujeres de su entorno. La autora les hinca el diente a una serie de temas relacionados con la procreación: el significado de la maternidad, el apremio social a que las mujeres conciban, la condena a quienes prefieren no hacerlo, el sacrificio de la realización profesional y/o artística al parir, la escasa colaboración masculina en un hogar con hijos y cómo las mujeres manejan su prole, entre otros.
Lina Meruane además repasa la historia, y el resultado que saca en limpio es demoledor para las mujeres: ninguna revolución se ha preocupado de ellas y ningún proceso social de cambio profundo las ha tenido en cuenta ni siquiera mínimamente. La autora ilustra con el caso de la escritora Olympe de Gouges, quien tuvo la ocurrencia de intervenir la loada Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano reemplazando "hombre" por "mujer" y aplicando el género femenino en partes del reglamento. Murió guillotinada por su
insolencia de pedir egalité para hombres y mujeres en la entonces nueva Francia. Luego, la era victoriana pergeñó el arquetipo femenino de "ángel de la casa", un espectro que no podía abandonar la vivienda y cuya única labor es procrear y servir con amor y dedicación a hijos y marido, y que la modernidad ha recauchado en lo que la autora sindica como la "súper madre", donde se predica lo "natural" como valor absoluto (partos,
lactancia, dedicación exclusiva), obliterando la dimensión cultural y política de la maternidad. Precisamente por esto último aboga Lina Meruane: desterrar el multitasking de la madre culposa y poner cara al establishment exigiendo cambios a una sociedad que ha dejado a las madres en un oprobioso abandono.
Contra los hijos no aborda algo original o novedoso. No trae alguna buena nueva. Tal vez el gancho promocional residía en su estilo desenfadado, gancho mejor logrado gráficamente en su original mexicano, y que en la actual entrega se vislumbra en la pantomima retórica de la diatriba, pero muy alejada de un supuesto efecto cómico. Lo valioso de este texto es seguir relevando hostilidades arraigadas, aún irresolutas. La autora condensa lo que ya pasó para alertar que, aun después de tanto tiempo, lucha y movimiento, poco o nada ha cambiado, y que la reivindicación de la mujer se mantiene como tarea pendiente, algo que, pareciera, no tiene para cuándo solucionarse, aun cuando la urgencia persista.