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Viajes virales. La crisis del contagio global en la escritura del SIDA, by Lina Meruane
Por Sebastián Reyes
Universidad de Santiago
Meruane, Lina. Viajes virales. La crisis del contagio global en la escritura del SIDA.
Santiago: Fondo de Cultura Económica, 2012. 312 p.
Publicado en E-Misférica 10.1 Volume 10 | Issue 1 | Winter 2013
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Viajes Virales, La crisis del contagio global en la escritura del sida (2012), de Lina Meruane, es un libro crítico pionero sobre literatura, enfermedad y sida en Latinoamérica. El análisis se desarrolla en torno a lo que la autora denomina un “corpus seropositivo”de textos latinoamericanos escritos entre 1980 y los primeros años del actual siglo. Formado principalmente por novelas, el corpus incluye también cuentos, testimonios, entrevistas, biografías e historia, entre otros materiales de archivo. En la primera parte del libro, Bitácora de un viaje seropositivo, la autora introduce el marco general de su estudio, el “espacio global de la epidemia y el errante devenir de sus protagonistas, dentro y fuera de la ficción” (Meruane 14). Con reminiscencias de la sociología positivista del siglo XIX, que hacía análogos organismo biológico y social, el ensayo nos inicia con incisiva imaginación crítica y excelente documentación, en las relaciones entre conceptos tales como traslados y contagio, frontera y sistema inmunológico, cuerpo y nación. En esta primera parte, Viajes Virales ofrece un contexto teórico e histórico para leer la irrupción del sida y sus signos en los años 80. Los autores que Meruane introduce, y que después estudia a lo largo del libro, son principalmente los del panteón de la literatura “homosexual” contemporánea latinoamericana: Reinaldo Arenas, Witold Gombrowicz, Néstor Perlongher, Severo Sarduy, Mario Bellatín, Copi, Pedro Lemebel y Fernando Vallejos. En un intento por escapar a los escritores más conocidos o canónicos, Meruane aborda otros textos, como los testimonios publicados por Marta Dillón.
El libro traza un mapa sociopolítico y cultural del sida y sus alegorías, cartografía donde Meruane puntualiza los debates entre escritores y activistas homosexuales, elaborando al mismo tiempo sus propias críticas. Así por ejemplo, en una de las coyunturas abordadas, titulada migraciones al gueto gay, Meruane explora una de las zonas políticamente más conflictivas; las disputas simbólicas entre el estereotipo del neoliberal gringo gay versus la loca latinoamericana. Meruane explica cómo para Lemebel y Monsivais, “la ideología gay gringa amenaza con hacer desaparecer a la loca incorrecta bajo la figura más aceptable de un homosexual viril y viral” (54). La autora afirma a continuación que, si bien acusar a cierta comunidad gay de ser un grupo económico privilegiado, o un grupo que reproduce los estereotipos de lo masculino puede, en palabras de Binnie, “reforzar la homofobia” (57), resulta necesario insistir sobre los modos en que la “agenda comunitaria (…) está atravesada por intereses políticos, económicos y raciales diversos” (57). Meruane va dando cuenta de las muchas problemáticas asociadas al sida, como las nuevas segregaciones y jerarquías en torno a la enfermedad. Así por ejemplo, si desaparece la loca en estas nuevas configuraciones culturales de la sexualidad, como reclama Lemebel, Meruane dice que más aún desparecen las mujeres, completamente excluidas del mapa. El capítulo Síndrome de la desaparición femenina (incluido en la segunda parte) resulta al respecto uno de los más originales de Viajes Virales.
La segunda parte del libro, Viajeros errantes, nos introduce primero, en los viajes del escritor homosexual en el S.XX (ej. Lorca, d’Halmar), asociados ahora a la idea del (más tardío) turista infeccioso. Meruane regresa aquí a la cuestión del viajecon provocativas citas a los chilenos Lemebel y Francisco Casas, del Colectivo de Arte Yeguas del Apocalipsis, quienes elaboran analogías entre viaje turístico gay y viaje viral, o las implicancias políticas de las relaciones entre dólar rosa, sida y políticas reaccionarias de prevención. Luego la autora presta especial atención a la idea del regreso a la patria y el espacio hospitalario o sidario, en el capítulo Retorno a las naciones moridero. Aquí Meruane reflexiona sobre los espacios de la muerte, principalmente en las obras de Sarduy (Pájaros en la Playa 1993), Bellatín (Salón de Belleza 1994), Copi (Una Visita Inoportuna 1987) y Lemebel (crónica “El Fugado de la Habana”, en Adios Mariquita Linda 2005).
Finalmente, Meruane desarrolla la cuestión del sujeto seropositivo que se salva porque ya han aparecido los remedios, en el relato “Deje su Mensaje Después de la Señal” (1994) de Guillermo Saccomanno y Un Año sin Amor (1998) de Pablo Pérez. Ya estamos en el post-sida (aunque la autora no usa este término). El sida como sabemos, es una enfermedad, mientras que ser VIH positivo no lo es. Esta distinción entre seropositivo y enfermedad (sida) siempre fue importante, pero ahora marca además el fin de una era, ya que los medicamentos son accesibles en la mayoría de los países latinoamericanos, aunque aún con dificultades. Las nuevas sexualidades disidentes, sus prácticas y subculturas, que al final del libro analiza breve y polémicamente Meruane (una de las cualidades del libro es que invita a la polémica), requieren pienso una aproximación cada vez más distinta, relativamente desvinculada de la problemática del sida y la enfermedad. En síntesis, Viajes Virales es un libro necesario para la memoria de la catástrofe en la era del sida, una que, al menos tal como se presentó hace pocos años, está quedando atrás.
Sebastian Reyes es Doctor en Literatura Hispanoamericana en New York University (2011) y Profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Santiago. Entre sus intereses se encuentran la historia de la sexualidad en Latinoamérica, las genealogías de la violencia y el estudio de los bordes y fronteras.