Proyecto Patrimonio - 2008 | index | Lorenzo Peirano | Autores |


 

El Padrino o Una Oferta que no Podrás Rechazar

Por Lorenzo Peirano
Publicado en “Artes y Letras” de “El Mercurio”, domingo 18 de junio de 2000

Tanto la novela de Mario Puzo, como la versión cinematográfica homónima de Francis Ford Coppola, hicieron de "El Padrino" un éxito sin precedentes. Vito Corleone, el inolvidable protagonista y líder de la "Cosa Nostra", parece estar inspirado en más de una figura de la historia de la mafia siciliana y neoyorquina.


El personaje de ficción Vito Corleone es seguramente uno de los mafiosos más conocidos. Los nombres de Al Capone y, en menor medida, de Lucky Luciano, a menudo se pronuncian junto al de El Padrino como si este último hubiese existido en realidad. Ahora, y dejando de lado las apreciaciones estrictamente literarias, sin duda El Padrino cambió las cosas en ese oscuro mundo.

Si bien la novela tuvo aquel éxito llamado "best seller", permaneciendo en la lista de libros más vendidos durante sesenta y siete impresionantes semanas (se agotaron más de veinte millones de ejemplares), la verdadera dimensión de este personaje la entregó el cine (el autor participó como coguionista).

Se ha dicho que la historia de Vito Corleone es la historia de Carlo Gambino. Se ha criticado a su autor, Mario Puzo, el hecho de haber dado un aire romántico a sujetos que son realmente "gordos y vulgares", como ha sentenciado el autor de Mafia Dynasty, John H. Davis. Pero Davis ha ido más lejos, señalando que la interpretación correcta de Don Carlo se haya en la película El Honor de los Prizzi. Por otro lado, el nombre del personaje también ha creado confusiones.


Vito, un nombre siciliano

Leonardo Sciascia supone que fue Vito Genovese en quien se inspiró Mario Puzo; sin embargo, Puzo ha declarado: "Me fascina la mafia antigua que daba una gran importancia a la familia". También recuerda que en el barrio italiano de Nueva York donde creció había un anciano respetable que solucionaba todos los problemas de convivencia. Genovese, en cambio, era un sujeto brutal y tremendamente ambicioso. Asesinó al marido de la mujer que pretendía. Finalmente, "una jugada brillante" de Carlo Gambino acabó por implicarlo en un caso de drogas - entraba en vigencia una nueva ley de narcóticos extremadamente dura- . Si consideramos qué tipo de hombre era Don Vito Corleone, entenderemos que la relación que hace Sciascia no tiene asidero.

No resulta incorrecto sostener que El Padrino está basado en la vida de Carlo Gambino. Pero este personaje, a su vez, no es sólo Gambino. Don Vito Corleone es una especie de golem que posee las características de distintos jefes de la mafia. Incluso, su nombre puede ser interpretado como un símbolo de la historia sufrida de Sicilia, una tierra en la cual sólo había "una fatal alternativa, la de convertirse en siervo o bandido". Y es que el niño Vito Corleone no puede dejar de evocarnos al niño siciliano San Vito - nos remitimos a la Leyenda Dorada de Jacobo de Vorágine- que por negarse a practicar la idolatría, a los doce años de edad fue víctima de una violenta persecución; un ángel le ordenó a Modesto, profesor del niño, que "se llevase a su discípulo en un barco a nuevas tierras". Algo similar ocurre con el niño Vito Corleone: a los doce años quieren matarlo (nueve en la segunda parte de la versión cinematográfica) después de haber asesinado a su padre, el cual había dado muerte al jefe de la mafia local; unos parientes lo ocultaron y lo enviaron en un vapor a los Estados Unidos. Era la época de la gran inmigración; la "miseria" produjo el éxodo de millones de italianos. San Vito murió en manos del poder romano; el niño Corleone también murió en cierta manera; murió el niño que ya viejo y herido (esta vez querían asesinarlo en el hospital) "parecía decirle a su hijo Michael: "¿Por qué debería tener miedo ahora? Han querido matarme desde que tenía doce años".

El Padrino, propone el cineasta Francis Ford Coppola - director de las tres partes de la "saga" de la familia Corleone- trata sobre la lucha por el poder. En este sentido, el "modelo" que siguió Carlo Gambino fue el legendario Don Vito Cascio Ferro, quien murió en la cárcel al igual que el odioso Vito Genovese. Sin embargo, la condena del primero se debió en parte a su condición de "hombre de respeto" (fue alguien que siempre "cuidó de los suyos"; se decía, además, que había dado muerte al teniente de policía Joseph Petrosino); el destino de Genovese, al contrario, se debió a su torpeza y al repudio de sus pares. Cascio Ferro, natural de Sicilia, arribó a los Estados Unidos más o menos en el año 1900. Su "aspecto era venerable y nadie lo hubiera sospechado un viejo criminal; fue el más notable de entre aquellos que fundamentaron las primeras alianzas y establecieron en parte el tipo de actividad que habría de caracterizar el desarrollo del gangsterismo norteamericano aproximadamente entre 1919 y 1948", ha escrito Romano. Precisamente en 1919 Vito Corleone "empieza sus actividades" conduciendo para una banda de asaltantes; en aquel entonces se da cuenta de que ver armas de fuego dispuestas a disparar no le atemoriza. Años más tarde, en la entrada del hospital, protegiendo a su padre junto al leal panadero Enzo (el que temblaba de miedo) Michael sentiría la misma frialdad imprescindible. Y esta frialdad, acompañada de la "furberia" (inteligencia y astucia supremas) hicieron de Don Vito Corleone no "sólo un hombre de talento, sino que, a su manera, también un genio" (Puzo). Fue El Padrino quien trajo la paz y los acuerdos, al igual que Don Vito Cascio Ferro. En las ciudades importantes las luchas entre bandas enemigas podrían haber causado que se dictasen leyes más severas o, peor aún, que peligrasen "los métodos democráticos, cosa que - nos aclara Puzo- hubiese sido fatal para él y para otros hombres como él".


Don Vito, Don Carlo

Tres años (uno dedicado sólo a la investigación) demoró Mario Puzo en escribir El Padrino. El autor, muerto el año pasado de un ataque al corazón (como su personaje Don Vito Corleone y el "capo dei tutti capi" Carlo Gambino), siempre tuvo en mente que lo principal en un libro de "éxito", en un "best seller", es la intriga. Se jactaba de "haber tomado a malhechores y haberlos convertido en héroes de leyenda". Aseguraba que ciertos "amigos de los amigos" hasta imitaban la voz peculiar de Don Vito Corleone. Pensaba haber creado una moda, aunque el resultado es mucho más profundo.

El Padrino es la historia de la familia más poderosa de la "Cosa Nostra", que es la derivación norteamericana de la mafia. Don Vito - jefe de la familia- es víctima de un atentado por parte de Virgil Sollozzo, apodado "el turco". La motivación es el tráfico de drogas, en el que Don Corleone se niega a participar porque era "muy mal visto en los Estados Unidos, al contrario del juego, el whisky y las mujerzuelas". Una indiscreción de su hijo mayor Sonny (Santino) portador de "una ira infinita" hace concluir a Sollozzo que la muerte de Vito Corleone - a su juicio un hombre anticuado- sería la solución para el "negocio". Los cinco balazos que dejaron gravemente herido al Padrino, el horrendo destino de Sonny (es acribillado) y la incompetencia de Fredo, el otro hijo (lo envían bajo protección a Las Vegas) determinan definitivamente el futuro del menor y más querido de los hijos varones de Don Corleone (las circunstancias ya lo habían empujado a asesinar a Sollozzo y a un capitán de policía corrupto que era su guardaespaldas). Es Michael el encargado de acabar con los traidores y con los jefes de las otras cuatro familias; a su lado está Tom Hagen, abogado que "sólo tenía un cliente" y que llegó a ser "consigliere" (consejero), "un puesto clave" dentro de la organización, a pesar de no ser siciliano, aunque sí "por educación".

Tras la muerte de su padre, quien lo había interiorizado en los "asuntos familiares", Michael cumple con lo dispuesto como, por ejemplo, asesinar a Carlo Rizzi, esposo de su única hermana Connie; Rizzi fue el cebo de la trampa en la que Sonny perdió la vida. Por mérito propio - así se estilan las cosas en ese mundo donde no existe el perdón- Michael llegaría a ser el Don. En su persona se revelarían muchas de las "cualidades" de su padre.

Hemos dicho "cualidades" y El Padrino, por cierto, las tenía. Don Vito, cuyo verdadero apellido era Andolini (lo cambió en Norteamérica), al adoptar el de Corleone, el pueblo de la "vieja mafia", nos confirma una amarga simbología: el nombre de un santo muy representativo y el de un lugar marcado por una actividad cuyo "método de gestión es el asesinato". Pero en Don Vito también existía una auténtica voluntad de bien, como en Michael; una voluntad que significaba autodestrucción, ya que es imposible ser (o pretender ser) alguien correcto en los señoríos del diablo. En la tercera parte de la versión cinematográfica, "inferior a nivel de escritura" (según el propio Puzo) escuchamos a Michael decir: "Quiero llegar a un punto donde todo sea legal; pero mientras más subo más corrupción encuentro; y desconozco dónde acabará".

Ahora, volviendo a Don Vito, queremos destacar aquello que lo hizo temido y admirado, esa conducta de "viejo mafioso patriarcal" que es en esencia lo que liga a Vito Corleone con Carlo Gambino; puesto que los hechos de la vida de Gambino (aparte de algunas similitudes evidentes) resultan bien distintos a los de la vida del personaje de Puzo. Por otro lado, creemos que la figura de Gambino luego se proyectaría en Michael, especialmente en la segunda y tercera parte de las versiones cinematográficas. Leonardo Sciascia, refiriéndose al "viejo mafioso patriarcal" nos indica que era "un poco el juez de paz", aquel que "resolvía con una especie de buen sentido innato los litigios más complejos y vivía una especie de sacerdocio laico en el seno de cada pueblo". Aquí ese pueblo puede ser perfectamente La Pequeña Italia de Nueva York, una especie de "paese" en el que se vendrían a repetir costumbres y formas de ser ancestrales. "O'Padrino sta ca!" se escuchaba decir en el barrio cuando se hacía presente Don Carlo, quien atendía los problemas de la gente y, por supuesto, los resolvía. Su persona inspiraba verdadera devoción; lo mismo ocurría con Don Vito Corleone a quien su primer consigliere, Genco Abbandando, lo veía como un ser dotado de poderes sobrenaturales, capaz hasta de devolverle la salud - cosa que le pedía en su lecho de muerte- . Por su parte, el cantante y actor Johnny Fontane (Frank Sinatra), su ahijado, sostenía que enojarse con El Padrino equivalía a enojarse con Dios.


"El Pequeño César" y "Caracortada"

Quedará demostrado, considerando los "aportes" de estos notables del hampa, que "nuestro" Vito Corleone es un golem o una criatura similar a la de Mary W. Shelley, construida con los materiales de otros seres. En este sentido, en primer lugar, está Salvatore Maranzano, hombre muy ligado a Don Vito Cascio Ferro y que no era ningún sujeto obeso ni vulgar. Al contrario, tenía buenos modales y era un apasionado lector de Julio César. Don Vito Corleone, aunque no hablaba seis idiomas como Maranzano, tenía en su despacho estanterías repletas de libros de leyes. No obstante, lo que más importa en este caso es el término que en la "vida real" fue acuñado por Maranzano en una reunión de todas las familias a principios de la década del 30. En siciliano (y algo de italiano) se refirió a la nueva organización llamándola "Cosa Nostra". Puzo nos propone que fue Don Vito Corleone, en una reunión parecida, el responsable (corre la fecha del acontecimiento unos diez años hacia adelante): Y en aquella ocasión fue cuando acuñó la frase que se haría famosa: "nuestros intereses sonno cosa nostra".

Maranzano (el Pequeño César) también propuso que la "Cosa Nostra" adoptara el estilo del imperio romano en su organización. Por su parte, Don Vito Corleone decidió reestructurar su familia dando a Clemenza y a Tessio el título de "caporegime" o capitán y a sus subordinados el de "soldados"; suya fue también la idea de crear el cargo de "consigliere"; cargo que fue ideado realmente por Lucky Luciano, quien más adelante acabaría con Maranzano. Y así como Luciano aprovechaba la fuerza bruta de Vito Genovese para sus propósitos, El Padrino utilizaba la fuerza del único hombre al que temía en este mundo, del terrible Luca Brasi.

Al iniciar este artículo le hemos dado el título de mafioso a Al Capone (Caracortada), personaje que llegó a ser el rey de una gran ciudad. En realidad, Capone, de origen napolitano, jamás integró el grupo de "los amigos de los amigos", y no podía pertenecer a esta organización puesto que ella está conformada sólo por personas de origen siciliano (la Camorra es la que decide en Nápoles). Digamos que Al Capone es la antítesis de Vito Corleone; la conducta del hombre de Chicago - su exageradísima notoriedad- provocó una persecución implacable hacia su persona por parte del Estado: no podía existir alguien tan poderoso; su enorme influencia resultó paradójicamente su debilidad. En el libro de Puzo encontramos una lección espantosa que Don Vito dio a Caracortada, y es sabido que Al Capone tuvo serios problemas con hombres duros de origen siciliano, aun en la "cúspide" de su poder.


"Baciamu li mani"

Nadie puede hacer una apología del delito; nadie tiene derecho a hacerla. Pero quisiéramos aclarar que Don Vito se vio empujado por una fuerza milenaria a ser quien fue; el saludo servil: "baciamu li mani" (besamos sus manos) le resultaba imposible. Su naturaleza e inteligencia lo llevaron hacia otro camino, como sabemos. Un camino con el que no estamos de acuerdo, pero que entendemos era el único para él. La vida y la muerte le habían enseñado su "frase favorita": "Le haré una oferta que no podrá rechazar", y el primero en conocerla fue Fanucci, el primer hombre al que Don Vito Corleone asesinó.

 

 

 

Proyecto Patrimonio— Año 2008 
A Página Principal
| A Archivo Lorenzo Peirano | A Archivo de Autores |

www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez S.
e-mail: osol301@yahoo.es
El Padrino o Una Oferta que no Podrás Rechazar.
Por Lorenzo Peirano.
Publicado en “Artes y Letras” de “El Mercurio”, domingo 18 de junio de 2000