FÉNIX, TRAZO DE FUEGO
Guardemos a los niños del granizo y la escarcha:
.......... aquellas extrañas
muertes.
Es preciso abandonarse a su carrera de obsidianas,
de linternas crecidas a partir de la danza
en el viejo juego de los ombligos.
De la flecha dionisíaca a la gacela
no hay distancia posible,
pero sí un aguijón, Fénix,
por eso no te desprendas de tu cabalgadura
y deja brotar la llama de tu antigua soledad.
No quiero ver tus ojos vueltos hacia la ceniza
ni que enmascaren toda nuestra cara de alumbrados.
Quiero que nos vean colgados de una carcajada universal
diciendo: "El futuro es la nariz"
a la manera del viejo Tiresias
que esperaba la caída de la noche frente al calefactor
con un revólver y un ojo derramado en el mar.
Todo lo que se diga del futuro es verdadero.
Nuestro destino es la espuma.
El futuro es nuestro milagro.
El mar es un milagro.
Un milagro no deshacernos bajo la lluvia.
Un milagro que no estallen nuestros ojos en nubes de plumas.
Un pájaro pasa volando.
El mundo se detiene.
La velocidad es un milagro.
Más vale la velocidad.
Más vale la velocidad, digo,
no esperar que se cocinen las piedras para beberse el caldo:
he ahí otra de esas "varias muertes".
Más vale el beso cayendo de aquella mujer que vi
bordándose con lentejuelas las fauces del corazón.
Las fauces del corazón.
No te olvides del corazón.
Recuérdalo, Fénix.
El canto de los treiles al amanecer,
........ el acero de las profecías.
............ *
Y si digo:
¡Vivan los hombres estrellados contra el huevo de la noche!
es que alguien acaricia leones antes del amanecer,
es que sigue el borracho atento a su copa llena de luciérnagas,
es que la mujer de manos errantes lanza una moneda,
en la oscura pileta de los sueños
donde una sirena llora y luego se marcha
mientras un niño estropea las constelaciones
para construir con las estrellas
caminillos interminables.
RENÉ CHAR
ENAMORADO DEL LOBO
Un día René Char se mira en la laguna
y deja transitar el lirio por su frente.
La Medusa iba vestida de blanco
pero más atravesada.
Así es este amor,
.......... la sombra del arco y la
lira,
rodando y sin romperse.
Gota de mercurio sobre el niño
para marcar el pulso de la naturaleza
cuando conduce a René Char desde la orilla
..........a la fiesta de las cascadas.
Nos abraza el petirrojo
y vuelve a su ventana.
El paisaje era sólo un paisaje.
Lo mejor era soplar sobre los nidos.
EN EL BOSQUE
......... No falta quien hunde su puño
alegremente en la garganta,
en la propia cueva iluminada; quien echa plumas en el espinazo
de un modo tan perfectamente umbilical que, si tuviera colgando
unas campanas, con un pequeño salto podría tocar su
propio
corazón.
......... Pero aquélla es una
frágil hazaña cosida en los párpados.
......... Es preciso recordar las fuentes
y los milagros, aunque
los remansos tengan la alfombra quebrada en libélulas y el
esplendor consumado por la placenta.
Pedimos un largo día, un año tal vez,
que nos marque a fuego la soledad.
Un año que nos entregue las uvas soleadas de los ojos.
Yo pienso en quien va descalzo
por los cristales del alumbramiento:
el sepulturero va en busca de los trigos profundos.
Nacer y morir en los mismos tejados, las mismas olas;
llegar tarde a recoger los diamantes de la espuma invisible
como ejemplo de águila que pone tras de sí una luz
y sigue volando en la oscuridad;
y quisiera decir que alrededor
hay tantos nombres,
pero son las flechas propias con el color del horizonte.
Alguien está vivo.
......... Calcula sus ojos cerrados
y enciende una lámpara para
sí. Enciende su mano. La esconde entre las cenizas mientras
baja
la nube y lo adormece echándole llave al iris, pero está
vivo y
deja florecer la ventana empañada del encéfalo.
......... Nacer en la brisa exacta
y sola, a la hora en que el gallo
nos mira de frente como si fuéramos la piedra que falta en
el
anillo.
......... Pero no.
......... Estamos por volver.
DEMÉTER ONDULANDO LAS ESPIGAS
No basta el sonido de nuestros días
ni el pasar de la brisa por nosotros.
La brisa, costurera de guirnaldas
......... para la tierra.
COMETA Y VENTOLERA
Todo ha desaparecido.
De todas nuestras horas
sólo ha quedado este grano
volteado hacia la espina viva del porvenir.
Creíamos que este mediodía estaba lejos
y esta mañana con su tarde y su asfixia.
Y creíamos que estos pájaros
estaban lejos de su diamante quebrado,
estos pájaros que en su locura todavía imitan
a aquel hombre que se comía las luciérnagas.
"Qué lejos están esos trigales"
-decíamos a lo lejos de los trigales,
arrogantes, montados sobre hidalgos caballos,
que no eran sino la brisa fabulosa de nuestra edad.
"Más vale la velocidad" -había que decir
y en su tiempo nuestra hermosura fue el enigma
que nos llevaba parecidos a un rebaño de ombligos.
Nunca se vio tal manera de pararse sobre el mundo
y atrapábamos mariposas para que amaran la libertad.
Desde las ovejas y los peces arreados por el viento
llovían sobre nosotros semillas en forma de arruga,
horas sobre el tambor.
El calor nos llevaba en forma de nubes.
El meteoro se disfrazaba de elegancia y risas.
Las mujeres aún sin senos eran bellas,
sin turmalinas en las ancas,
y con su temprano encaje de hinojos,
eran bellas tras su propia armazón de mujer y nina fugaz.
Construíamos con ellas largos castillos,
cada vez como si se tratara de un imperio final,
y el sueño nos llevaba en forma de átomos
y de fieras sonrisas y de tesoros y de hazañas.
................. *
Cuando todo hubo desaparecido
yo te encontré mi niña de piedra latente.
Y nos acordamos de las manos,
de la forma exacta de tocarnos los hombros
como sacando una lágrima de la espiga.
No habrá polvo ni viento que lo disperse,
así tengamos que inventar el amor
cuando nos falte la edad.
Después nos besaremos largo mi niña
y tu cabellera soltará una gota en llamas,
nuestro tesoro y la llave de las noches.
Porque más vale la velocidad de nuestros nombres,
los párpados de esos niños dejando entrar los violines
en el gesto de la ventolera primordial.
Más valen los hombres disparados
...........contra el huevo de
la noche
y sus miradas abiertas como silbido de abejorro.
Diremos más vale el corazón
tallado en las negras virutas de las ciudades,
porque ésta fue nuestra hazaña:
narrar el amor con la redondez de nuestras pupilas
en un tiempo en que el rocío
nos hacía creer que él era el amor.
Y aunque todo ha desaparecido
tenemos la mirada de turquesa
y nuestros nombres están tendidos como el horizonte
...........o el aullido de los
lobos.
A causa de la penumbra así ha de ser el amor
y que nos vean pasar
...........laceando el universo.
CANCIÓN PARA DESPERTAR A UNA PRINCESA
Del despojo al despojo,
pero a través de un grito bellísimo,
el dardo ciego roza la noche,
se hace hombre
y besa.
"Nunca tuve más ojos
que cuando dormías"
R. del Valle
I
Como dentro de una copa negra
Escucho tu voz
Tras el aullido de los lobos
Pero sé que la noche
Está abriendo su ojal
Para tus pies descalzos
Duermes. Y ahora que duermes
¿Nos verás pasar
Arrancándole hojas al porvenir
Entre los niños que fuimos
Danzando como fuego allá sobre las colinas
Allá bajo los besos
Fraguando las visiones
Bella campanada de mis ojos?
Está bien, sueñas todo eso
Sueñas que son escombros
Que una lágrima tuya
Extiende sus alas y me lleva, pero también
Sueñas que bajas las escaleras temblando
Mientras oyes mi voz
Tras el aullido de los lobos
Porque solo la brisa es una sola
Sólo el viento
Como la piedra levantada del sueño
Sólo el viento es uno solo
Al igual que es uno solo
Sólo el caballo final
Y como sólo la hermosa y vieja canción
Silbada por los fusileros
Es una sola
A la hora en que el sol comienza a disparar
Sobre los nombres y los números del cementerio
Por eso duerme mi niña
Ya en la oscuridad se escucha una melodía
Que despertará a la princesa
A punta de venas trenzadas
De acero de los besos
De pestañas indescitrables
Una canción prendada en esta piedra mojada y zumbante
Que te arranca la rosa enlutada de los nervios
Y me hace entrar en ti
Como a veces entra la luz
En las lámparas abandonadas
II Me recoges cuando sabes de guijarros
Hoy el mundo tomaba tu mano y como un niño caminaba junto
................. a tí: en tus
ojos se escuchaba un disparo.
Me recogías. Se oía la sonata Claro de Luna: de tus
manos surgía
.................el habla de las cosas:
"aproximación".
El árbol sangraba sus brotes: tu nombre entre las ramas y
tus
.................pechos silbando a través
del follaje.
La tierra estalla manchada de tus párpados.
Bien sé de qué se trata todo esto,
Porque estoy en ti como devorado por la noche.
Y nada me importa sino tu sueño.
Caen las hojas, pero tú y yo caemos mas.
Por eso nada me importa,
Mi camino esta embanderado de abejas,
La tierra manchada,
Partido el corazón del pavo real con un zumbido,
Partida la montaña parturienta,
Y tú me recoges cuando sabes de guijarros.
Ha pasado tanto tiempo ¿no es verdad?
Pero esto no es cosa del tiempo.
Porque un día me volví hacia tí
Como se vuelve hacia el destino en la tempestad
La brújula loca, y dije: "Nos verán pasar, nos
verán pasar"
Allí donde entré, hay un hombre recortado.
Allí donde toqué la espiga, tú me arrancas
un amanecer.
Tú que sueles imitarte a ti misma cuando duermes
Hablando en bellos idiomas,
Que predices el acontecer y lo traduces para la llovizna,
Que te quedas bordada en las cortinas de tu corazón,
Y allí me preguntas: ¿Es éste el amanecer?
-Sí, nadie perturbará tu sueño;
Allí está el olivo, las grutas sombrías;
Nadie quebrará los jarrones de abejas;
Las niñas seguirán tejiendo mantos teñidos
de púrpura,
Las fuentes nos llamarán y los telares de piedra.
Allí están las dos puertas, la del norte y la del
sur,
La tallada en marfil y el umbral de cuerno.
Nos verán pasar.
Volveremos? -Tal vez.
Si tú me has recogido, nos verán pasar.
Volveremos? -Tal vez.
Y cuando nos vean pasar
Di estas palabras:
"Yo recibo el atardecer en una copa"
III
......... Ven, mujer, mientras me acostumbro
a tus ojos de largos
pinos. A menudo nos preguntamos qué amamos el uno del otro.
A menudo el reloj se abotona en el latido de la boca. Y cuando te
digo: "ábreme", queriendo decirte: "arrójame
la nube", me soplas
los ojos y me dices: "estos son los besos que te he dado porque
brillas en tu perfil de navio. Llévame para entrar por mar
en el
perfume del bosque"
.........-He aquí que amáis
la semilla.
.........-El balido de las raíces
y el brote del antebrazo son
vuestra consumación. Esplende el único labio de la
noche.
.........-¿Que hora es?
.........-Es hora de recoger las espigas.
Hay un niño y ésa es la voz. El quebrarse de la montaña
en tus pechos, porque tus pechos también son dos gemelos
de
gacela. Trescientos son los guijarros; y el niño corretea
las esmeraldas,
enlazándonos con piedras mortales, engavillándonos,
cantando las
últimas cumbres y derramando la sonrisa en nuestros cipreses
de
acero.
.........-He aquí que amáis
la semilla.
.........-Vuestros besos son abiertos
como carcajadas de árboles
aéreos. Claro es el despeñadero de quienes lo trabajan.
.........-Lleváis al hombro un
silencio veloz.
.........-Como quien lleva una ola rebanada,
a la manera del
delfín subterráneo que trueca su destino en canciones
v vastas
hambrunas.
IV Dame la sobreabundancia de las noches
Quisiera tener un secreto atrapado,
un insecto clavado aquí,
una palabra de la que todo dependiera,
todo futuro clavado aquí,
toda mariposa anegada en la llovizna,
pero sólo el caracol nocturno que sale de mi mano
se despliega, se reúne y nada deja ver.
Por eso suelo guardar silencio,
decir un par de mentiras a la navaja
en lugar de quitar el maquillaje imantado del despeñadero.
La sombra llama y queda en mí
tal vez la vuelta de mi corazón,
tú sabes, su solapa enternecida y vertical.
La sombra llama
y ya nadie sabe sino mirar el nudo ciego de los párpados.
El árbol no deja de crecer.
Y cuando de pronto, así como un pequeño deja en la
montaña su
................. carcajada sin causa
precisa,
tú apareces más allá de mi mano,
encabritando tus átomos hasta el último orbital,
lo mismo que serpiente de piedras entrechocándose,
nube ardiente remontando colinas;
o bien, cuando has llegado a la ventana, al anhelo de la ventana,
como respirando, rasgando los cristales,
es necesario que el canto se vuelva hacia la espuma
y que el paladar se mire por dentro
y trabaje repitiendo el llamado de la sombra.
Porque si he de creer
que soy por tus dos pechos como gemelos de gacela,
si he de creer
en la fiesta de apartar la nube de tus brazos,
de desollar tu lengua en la sinfonía vesperal
que nos abriría paso, a tí y a mí,
talando nogales crecidos a partir de un vientre
tal y como el tuyo o el mío,
pero aún en traje de noche,
y terrible y oculto a nuestras manos,
entonces,
me guardo y sello mi cabeza
y duermo junto a ti,
para encontrarnos sin buscarnos
en el jardín, en medio del jardín,
a esperar que se arrincone el silencio
en los árboles que van a florecer.
Cortejo
a la llovizna
(1995-1999)
/Leonardo Sanhueza.
Stratis,
c1999 (Santiago de Chile)
80 páginas.