Presenta “Tres bóvedas”, su nuevo libro
Leonardo Sanhueza: “El poeta siempre es un embolinador de la perdiz’’
Por Rodrigo Castillo
Ganador de prestigiosos galardones y
de constantes aplausos, el autor -quien considera que la consagración es
“una pamplina mayor”- ofrece ahora un sutil y melodioso poemario habitado
por toda clase de aves.
Con treinta años recién cumplidos, el escritor Leonardo
Sanhueza se ha anotado varios puntos que harían palidecer de envidia
a sus colegas más avezados: en 2001 ganó el Premio Internacional Unicaja
de Poesía Rafel Alberti, recientemente obtuvo la cuantiosa beca de la
Fundación Andes y, ahora, su segundo poemario -titulado "Tres bóvedas"-
circula bajo el alero de la prestigiosa editorial española Visor.
El hombre, sin embargo, no parece demasiado impresionado por los honores
que ha merecido su obra.
"Para mí, la consagración es una pamplina mayor y una trampa cazabobos,
porque aunque es agradable que mi nuevo libro circule en España, no sé
qué recepción tendrá allá ni tampoco sé qué gano yo con esa difusión,
aparte del consabido cotilleo y las sobaduras de lomo, claro", afirma el
autor, quien, catalogado por la revista especializada "Grifo" como "una
de las voces poéticas más atrayentes de la lírica chilena actual", es,
además, columnista habitual de este diario y director de Quid Ediciones,
sello dedicado a la difusión de la poesía.
Geólogo de profesión, Sanhueza atribuye a su formación académica parte
importante de la propuesta literaria y del riguroso método de trabajo que
se trasluce en "Tres bóvedas", donde, sin dejar nada al descuido, construye
un sutil, melodioso y complejo entramado -compuesto por retazos de estampas
familiares, reflexiones cotidianas, citas librescas y observaciones
ornitológicas- que tiene algunos de sus mejores momentos en versos como
"El fruto quiere ser un abrazo a la semilla" o "Las cosas se visten a veces
de su propia desaparición. Las palomas/ de la catedral están en los
huesos, pero a mediodía entra en/ ellas una desnudez intermitente".
Nacido en Santiago, pero criado en Temuco, "en la mitad de la mapuchada",
el escritor comenta: "Qué le voy a hacer, si en la Frontera hay más poetas
que habitantes. Tal vez eso se debe a la omnipresencia del exterior y de la
naturaleza, que hace imposible ponerle atención a la realidad, por lo que
después uno anda todo el tiempo pajaroneando por la vida".
-A propósito de pajaronear, ¿por qué hay tantos pájaros en tus
poemas?
-No tengo la menor idea. Lo que sí sé es que me detengo
mucho en los pájaros, no por la belleza de su canto, de su vuelo o de su
plumaje, sino por sus conductas. Me admira, por ejemplo, el hecho de que
el mirlo le quite el nido a los otros en vez de construirlo, o que al
chincol se le olvide su canto y tenga que inventar otro, pero repitiendo
siempre el mismo tema, tal como el poeta, que siempre esta rayando con
el mismo disco.
-En un poema de "Tres bóvedas", escribes:
"Y yo salía bien compuesto a mis paseos públicos/ como un elegante
jilguero que jamás cambia de traje/ para que nadie resuelva si va tras
un entierro/ o si lleva ramitas para trenzar un nido".
-Claro, el poeta siempre es un embolinador de la perdiz. A la poesía le
gusta ocultarse, no mostrar sus intenciones, y en eso hay un poco
de coquetería, creo yo, porque la transparencia es la peor arma en
el arte de la seducción, ¿no? Por eso me interesa que no se sepa si
hay alegría o tristeza y que todo esté a mitad de camino, sin resolver.
Manos a la obra
Leonardo Sanhueza no se detiene:
en estos momentos trabaja en un ambicioso poemario que, según adelanta,
abordará los últimos 130 años de historia de la región sureña de la
Frontera.
Junto con redactar la obra, que aún no tiene título y
constará de una serie de textos en los que las referencias históricas
se combinarán con las experiencias personales, el autor deberá arreglárselas
para continuar con sus múltiples labores ("soy presidente, junior y
gerente general") en Quid Ediciones, tareas que, según explica, se
relacionan con su necesidad personal de asegurar que los poetas puedan
trabajar con dignidad.
"Cuando tengo plata, la pierdo como
chino con la editorial, pero esa actividad me permite dormir más tranquilo
de conciencia. Además, ¿hay otro oficio mejor que el de hacer libros?
Lo que jamás haría, en todo caso, es editar un libro mío en el sello,
porque ya no estoy disponible para ese tipo de autopropaganda”, afirma.
Las Ultimas Noticias, Domingo 1 de febrero de 2004
Foto: Marco Llanos