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Poeta valdiviana expone veinte años de su obra en concisa antología
"Las secretas costumbres", Antonia Torres. Editorial Aparte, 2020. 103 págs.
Por Leonardo Sanhueza
Publicado en Las Últimas Noticias. 29 de junio de 2020
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Más de veinte años han pasado desde que apareció el primer libro de la poeta valdiviana Antonia Torres, Las estaciones aéreas, publicación que de inmediato situó a la autora entre los más destacados exponentes de la poesía chilena joven de ese tiempo. Luego de otros tres libros de poemas, que cada tanto fueron trayendo noticias de su trayecto literario, no hace mucho publicó una novela, Las vocales del verano, pero de su obra en verso no se ha 
sabido gran cosa desde el 2012, año de la aparición de su libro Umzug. Hace poco se esperaba la aparición de un volumen inédito, que según se rumoreaba estaba por publicarse; pero la pandemia al parecer lo puso entre paréntesis, a la espera de condiciones más propicias.
Así las cosas, no puede ser más bienvenida la aparición del libro Las secretas costumbres, que acaba de publicar la ariqueña Editorial Aparte. El volumen es una antología de la obra poética de Antonia Torres, que no sólo incluye una selección de poemas de sus libros ya publicados, sino que además incluye un buen manojo de textos del postergado libro inédito.
La selección, realizada por los editores en diálogo con la autora, recoge así veintitantos años de escritura, resumiéndolos en una concisa retrospectiva de unas cien páginas, cerrada por un ilustrativo postfacio del poeta e investigador Kurt Folch, que ofrece al final del libro una mirada global sobre la obra poética de Antonia Torres, destacándola entre otras razones porque "sus poemas son materia para el pensamiento, así como para los afectos", al mismo tiempo en que subraya el hecho de que sea "un trabajo hecho con constancia, lealtad y cariño; con inteligencia y finura", que "se cuenta entre lo mejor de nuestra literatura".
Para Folch, un punto principal de la obra de Antonia Torres ha sido su manera de pararse frente a la reconocible tradición poética sureña, cuya dilatada historia, desde Alonso de Ercilla y Pablo Neruda hasta Jorge Teillier y nuestros días, de tan brillante puede volverse una trampa retórica para los poetas de esa región, donde la literatura parece estar "recargada de poesía".
En efecto, a lo largo de su trayecto literario, la autora parece haber tenido siempre contacto con esa manera sureña de ver el fenómeno poético, pero eso no le ha impedido hacerlo de manera crítica. En sus poemas, la memoria familiar y vecinal son una constante, así como la presencia ubicua de la exuberante naturaleza regional y las preguntas acerca de los afectos personales —desde los vínculos filiales hasta la pasión erótica— en su relación con los muertos o con el paisaje, los mitos o el clima, pero a la vez todo eso queda en tensión, en la búsqueda de un lenguaje que lo haga plausible.
La antología de Antonia Torres plantea así una personalísima apuesta que merodea la tradición para dispararla hacia impensadas direcciones, en las que el lenguaje y la poesía misma parecen vibrar por sí solas, pero sin perder de vista sus nexos con la realidad que los origina: la casa, el cuerpo, los sentimientos, los muertos, la naturaleza y, por supuesto, las palabras.
Duro de roer
Un tema frecuente en la poesía de Antonia Torres son las relaciones de pareja, desde el enamoramiento hasta la vida conyugal. El afecto se entrelaza con la literatura, desde luego, como en este poema: "Para roer el hueso de nuestro amor / he practicado meses con el poema / sin resultado. // Tal vez consista en sepultar / como el perro / la obsesión por un tiempo / hasta un momento más propicio / en que la tierra haya hecho su trabajo".
