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Leer es traducir. Vuelve el Catulo de Leonardo Sanhueza
Leseras, Catulo. Versiones de Leonardo Sanhueza. Tácitas, 2019, 117 páginas
Por Roberto Careaga C.
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 30 de junio de 2019
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A fines de los 90 Leonardo Sanhueza (Temuco, 1974) estudiaba latín y decidió que una buena manera de practicar era hacer una traducción. Eligió los textos de Catulo, el poeta de la Roma de Julio César. Un clásico mil veces traducido, aunque probablemente nunca en el estilo por el que él optó: Sanhueza trajo la ferocidad y el humor de Catulo a la lengua chilena, cargándola con frases, improperios y dichos locales. Nunca fue tan lejos como cuando, entrampado en uno de los textos, se decidió por tres versiones de él: una más bien clásica, pero las otras dos siguiendo la métrica de la zamacueca. Y por si fuera poco, aunque las tres rodean el mismo asunto, difieren en casi todas las palabras y hasta en el tono. "Qué tanto, pongo tres versiones. Quién me va a decir nada. Si son mías", pensó Sanhueza y así fue: hoy están en el libro Leseras, su versión de los poemas de Catulo.
Publicado originalmente en 2011, Leseras ahora es reeditado por Ediciones Tácitas en una versión remozada. El libro entrega todos los poemas disponibles de Catulo, un autor que murió a los 30 años e hizo de su obra un relato de su época, lúdico y lascivo, en el que aparece tanto la sociedad romana como él mismo. El título que escogió Sanhueza —Catulo nunca nombró sus textos— es elocuente: "Me parece que retrata un aspecto importante de la poética catuliana, que es el rechazo a la grandilocuencia y a la ampulosidad de la poética de su tiempo", anota el escritor en el prólogo.
Geólogo de formación, columnista de los martes en Las Últimas Noticias, Sanhueza empezó a traducir a Catulo en 1997, cuando aún estaba afinando su propia escritura. Desde entonces, ha publicado nueve libros, de todos los géneros. Sanhueza reconoce que Catulo le dio una mirada: "La traducción te obliga a cuestionarte la forma de la escritura, en relación a su métrica y ritmo. Catulo me dio una conciencia de lo que estaba haciendo. Ahora sé que cuando hay una frase que no funciona, a menudo es un problema métrico", dice.
Aunque la métrica es fundamental para la escritura de poesía, Sanhueza ha utilizado ese aprendizaje para toda su obra. Evitando quedarse en un solo género, ha publicado cinco libros de poemas (con La juguetería de la naturaleza ganó el Premio Manuel Acuña de Poesía 2015 en México), pero también la novela La edad del perro (2014); un perfil biográfico de Pedro Balmaceda, El hijo del presidente (2014), y el ensayo La partida fantasma (2018). "Hay tantas posibilidades de acción en el ámbito literario que pienso que es una tontería eso de que quedarse en el mundo de, por ejemplo, la novela de argumento. Prefiero ir probando", dice Sanhueza.
Como Parra al traducir a Shakespeare en Lear. Rey & Mendigo, Sanhueza también esquiva una traducción literal. Refinado y popular, experto en insultos y elogios, Catulo en la versión de Leseras también podría ser un sujeto contemporáneo, un chileno virulento, descreído, dado a las fiestas y con un amplio dominio del habla callejera. "Había que jugar. Parte del valor de la literatura de Catulo es su juego permanente, literario y social. Él concebía la literatura como un juego. Ahora pienso que hice la traducción para divertirme", dice Sanhueza, y agrega: "El que quiere leer para ilustrarse sobre Catulo tiene para regodearse porque hay muchas traducciones. El que sabe latín, que lo lea en latín. Faltaba una versión a partir de la lectura de Catulo y no una traducción mediatizada por las limitaciones técnicas del autor".
—¿Qué tanto le pertenecen a usted los poemas de "Leseras"?
—Son míos en el sentido de que yo hago una lectura de Catulo. Así lo leí yo. Puede que se me escape alguna cosa, no es una versión literal. Es mi cosecha de
lo que leí de Catulo. Hay un complejo con esta cuestión del "traduttore, traditore" (traductor, traidor), porque en realidad lo más interesante, al menos en las traducciones de poesía, no es la pretensión de fidelidad al texto, sino la pretensión de fidelidad a la lectura. Lo que yo quiero de un traductor es que me cuente el libro: "Esto es lo que yo leí y por eso es valioso que tú también lo leas". La pretensión de una traducción objetiva es imposible.
—En el libro "La partida fantasma" plantea que el juego está en el inicio de lo literario y Catulo pensaba en su escritura como un juego. ¿Hay juego en su obra?
—En ese libro digo que cada juguete en el fondo es un artefacto narrativo. Y sí, siempre ha habido algo de juego en lo que escribo. Hay aspectos de mi mente que son bien infantiles. Hay cosas que uno hace solo por divertirse, por inventar, por desarmar el autito y sacarle el motor. La juguetería de la naturaleza nace de ese impulso: desarmar el artefacto de la experiencia y estropearlo. Ver cómo funciona y armarlo de otra forma.
—También hay algo de esa inquietud en practicar todos los géneros.
—Puede ser, como hacer el pentatlón, pero también porque la cabeza humana funciona así. Uno no toca una sola cuerda. No hablo solo de escritores, cualquier persona va tocando varias líneas al mismo tiempo como si fuera una composición musical. La gente muy dogmática se va quedando en una sola línea y de ahí resultan, por ejemplo, los fanatismos. Otra manera de comportarse es tratar de tocar la máxima cantidad de cuerdas para ver qué sale. Seguramente ahí uno no consigue nada, pero prefiero ver las posibilidades de acción al estrechamiento.
—¿Por qué dice no conduce a nada?
—Si yo me dedicara a hacer puros poemas y todos más o menos parecidos, a estas alturas ya sería una especie de unidad. Fulano es tal y tal cosa. Por ejemplo, dices Gonzalo Rojas y ya te imaginas una cosa. Lo mismo con Neruda. En cambio con José Emilio Pacheco o Enrique Lihn no es tan claro, es más raro, y a mí me gusta más esa zona incómoda. Yo decía que no va para ninguna parte, porque mi proyecto, por decirlo así, no responde a una carta Gantt. Responde a impulsos. Me tinca hacer tal cosa y la hago. Yo rehúyo la idea de la profesionalización de la literatura.