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ESCAPARATE
Por Leonardo Sanhueza
Las Últimas Noticias, del 25 de agosto al 22 de septiembre de 2013
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La invención necesaria
William Carlos Williams. Ediciones Universidad Diego Portales, 2013, 311 páginas.
LUN, 25 de Agosto de 2013
Pese a su trascendencia en la historia de la poesía contemporánea, William Carlos Williams no ha sido lo suficientemente traducido al castellano; es cierto que en la última década algunos libros de poemas (Música del desierto, Viaje al amor, Cuadros de Brueghel) han ido llenando ese vacío, pero aun así la comprensión de su poesía entre nosotros pareciera seguir encorsetada en unas pocas ideas imprecisas y vagamente referenciales, como de entrada enciclopédica, útiles acaso para clavarlo en el insectario del canon: su situación confrontacional con respecto a T. S. Eliot, su adhesión a una métrica de “pie variable” (en oposición a los versos de la tradición) o su relación conflictiva con la lengua inglesa.
Este libro viene a saldar esa carencia. Es un conjunto de artículos, ensayos, poemas, cartas y una entrevista, organizados y traducidos de manera admirable por Juan Antonio Montiel, cuyo texto introductorio es iluminadora clase sobre el autor norteamericano y su contexto. Desde la declaración de principios hasta el pelambre epistolar, estas piezas configuran así un retrato de Williams y exponen diversos aspectos de su pensamiento literario y de su poética, conformando una suerte de gran dossier relacionado en lo esencial con la búsqueda de la forma: cómo escribir, por qué hacerlo, qué relación tiene con la lengua y la historia de un país, etcétera.
“El propósito de escribir es revelar. No dar lecciones, ni hacer anuncios, ni vender nada”, dice por ahí. Y, sin embargo, esa revelación a la que apunta Williams es también un anuncio: la idea de allanar la poesía, por ejemplo, hacia las cosas, lejos de los símbolos, y hacia el habla, lejos de la “alta cultura”. O su abrazo a la norteamericanidad como una reacción reivindicativa: la “defensa” que hace de Poe, señalándolo como a un inmenso creador estadounidense, en contra de su figura amalditada y “rara” desde el punto de vista europeo.
Cabe señalar por último que, con este libro, junto a los ya publicados de Oppen, Ashbery, Lowell y Creeley, el sello de la Universidad Diego Portales ha ido confeccionando una valiosa minibiblioteca para la comprensión de la poesía estadounidense del siglo veinte: un lujo hasta hace poco impensable en nuestro pequeño pero sorprendente mundo editorial.
El soneto chileno
Varios autores. Selección y notas de Juan Cristóbal Romero. Ediciones Tácitas, 2013, 236 páginas.
LUN, 25 de agosto de 2013
Desde hace casi un siglo el soneto en Chile ha sido una forma conflictiva, tanto así que ha sido zarandeado sin términos medios entre las más fervientes reverencias y los desprecios más brutales. Para unos es la cima de la perfección poética, para otros el más rancio de los moldes del conservadurismo literario. Incluso ha habido poetas –Enrique Lihn y Nicanor Parra, por ejemplo– que lo han usado con el expreso fin de atacar su origen y exorcizar el colonialismo poético y cultural mediante su representación paródica y, por así decirlo, sacrílega.
Esta antología reúne un centenar de sonetos, cuyos autores, cronológicamente, van desde Pedro de Oña hasta Óscar Hahn. Es un hecho que se trata, también, de una antología de poesía chilena a secas: establece un recorte, en este caso formal. Es interesante hacer ese recorrido: seguir la historia de la poesía según uno de sus hilos posibles, en lugar del criterio habitual de totalizar y ponderar las obras estableciendo una jerarquía contable.
Pero quizá el mayor mérito de este libro sea el problema tácito que deja planteado: ¿existe un “soneto chileno”, tal como lo anuncia el título? ¿Nuestros poetas se han enfrentado críticamente a esa forma o simplemente la han aceptado como herencia de una tradición cultural? ¿En qué se basa el prestigio del soneto y en qué su desprestigio? Y así. En cualquier caso, es un buen acertijo el destino del soneto. Con este libro, tal vez haya llegado también la hora de empezar a resolverlo.
Poema de Chile
Gabriela Mistral. La Pollera Ediciones, 2013, 344 páginas.
LUN, 22 de septiembre de 2013
Los cuarenta mil manuscritos inéditos de Gabriela Mistral, que fueron celosamente conservados durante medio siglo por Doris Dana y que sólo en los últimos años han podido llegar a manos de los investigadores, se han ido revelando paulatinamente en diversas publicaciones. Más allá del obvio interés que revisten para los estudios mistralianos y del ruido que producen los papeles relativos a la vida íntima de la poeta, tal vez lo más relevante de todo ese caudal sea el hallazgo de textos en prosa y en verso que aumentan de manera significativa la breve obra poética de Gabriela Mistral, como sucedió hace unos años con la publicación de Almácigo.
Entre esos hallazgos, especialmente atractivo es el que da lugar a esta edición aumentadísima del Poema de Chile (que ya había sido publicada en el 2010, aunque en este caso “publicar” quizás sea mucho decir, porque el volumen se hizo humo –o era de humo, quién sabe– y ni siquiera está en el catálogo de la Biblioteca Nacional). A cargo de Diego del Pozo, el libro incluye 59 inéditos, con los que ha crecido casi al doble de la versión de 1967. Es un cambio sustantivo, que no sólo enriquece cuantitativamente la obra en su carácter de colección de estampas territoriales, sino que además le da una nueva consistencia estructural, ya que completa vacíos, reordena los textos y le da al libro un sentido que no tenía en sus versiones anteriores, marcadas por su condición aparentemente inconclusa.
Sin embargo, a pesar de no ser ésta una edición crítica, y justamente porque aún no se dispone de una edición de ese tipo, se echa de menos una breve justificación de los cambios realizados, pues deja muchas preguntas sin resolver. Si se han reordenado los textos según el viaje realizado por los protagonistas de norte a sur, ¿por qué va “Manzana de Cautín” antes de “Ya se ve ya, el Bío-Bío” y “Cisnes en el lago Llanquihue” antes de “Valdivia”? O bien: ¿por qué ahora el libro no termina con el poema “Despedida”? Con todo, estamos ante una de las noticias literarias más importantes del último tiempo: al fin el Poema de Chile , libro al que Gabriela Mistral le dedicó más de treinta años, pero que ella no alcanzó a organizar ni menos a ver impreso, ya no está lejos sino muy cerca de alcanzar su forma definitiva.
Poéticas del cine
Raúl Ruiz. Ediciones Universidad Diego Portales, 2013, 440 páginas.
LUN, 22 de septiembre de 2013
La hiperactividad creadora de Raúl Ruiz siempre fue motivo de asombro, no sólo por su ritmo de trabajo y la vastedad de su filmografía, sino también porque sus películas iban aparejadas con su personalidad y su pensamiento. Cuando se lo recuerda, se viene a la mente un sistema completo, en el su obra se entrama con su particular modo de observar el mundo y con sus ideas sobre cine.
Estas “poéticas” son una trilogía que Ruiz concibió“pensando más bien en aquellos que usan el cine como espejo, es decir, como instrumento de especulación y reflexión, o como máquina para viajar en el espacio y el tiempo”. Aunque en la práctica son un “tratado” sobre cine, estas páginas se abren también hacia el pensamiento a secas, usando el cine como una metáfora. Para Ruiz, el cine debía servir para entender un poco más el mundo, por lo que el espectador juega un papel decisivo: para él, las películas no son una suma de planos montados, sino que cada plano debe ser una película en sí, dejando tiempo entre ellos para que el espectador realice el montaje que quiera o pueda, contradiciendo así el principio del “conflicto central” que subyuga al espectador a una función de receptor pasivo.
Muchos de estos textos provienen de conferencias y otros están escritos como si lo fueran: de ahí su amenidad, cruzada a cada rato por un humor inesperado. Pocos cineastas han pensado el cine con la pasión y la inteligencia de Ruiz, que llevó la reflexión teórica acerca de un arte al punto en que parece tocarse con una conversación brillante acerca de la experiencia humana.