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Rescatan los poemas inencontrables de Elvira Hernández
Montón de libros perdidos vuelven a caballo del cometa Halley
Por Leonardo Sanhueza
Las Últimas Noticias. Lunes 30 de diciembre de 2013
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A menudo se identifica a la poeta Elvira Hernández con sus libros más divulgados, es decir, La bandera de Chile y Santiago waria, delimitando así su radio de acción a la etiqueta de “autora neovanguardista”, como si el conjunto de su obra estuviera ceñido a un programa estético o a un estilo reconocible y conectado con la llamada Escena de Avanzada de los años setenta y ochenta.
El libro recopilatorio Actas urbe, organizado por Guido Arroyo y publicado bajo el sello de Alquimia Ediciones, viene a esclarecer sustantivamente esa confusión, ya que reúne en un solo volumen su obra dispersa y hasta ahora inencontrable o derechamente desconocida: todos esos poemas que apenas circularon en fotocopias clandestinas, por correo postal o en tiradas muy limitadas, más una buena cantidad de inéditos, una colección de fragmentos de entrevistas y una especie de autointerrogatorio o diálogo entre la autora y ella misma.
Si algo caracteriza la poesía de Elvira Hernández, es justamente su apetito por buscar nuevas formas en cada libro, no en un afán vano de originalidad, sino como respuesta a determinadas circunstancias. Su experimentalismo no es una vía de escape ante la historia, la memoria o el presente inmediato, como tampoco un procedimiento explícito de cifrar la realidad para producir una tensión de orden político. Más bien se trata de una comunión visceral entre el contenido –la protesta, el desgarro de la historia, el dolor de la desaparición– y una búsqueda formal más o menos inserta en la tradición poética chilena, mezclando registros hasta producir una voz plural en que resuenan ecos de Vicente Huidobro, Nicanor Parra y Enrique Lihn, pero también de Humberto Díaz-Casanueva y Gabriela Mistral.
Cometa trucho.
Uno de los libros incluidos en Actas urbe es ¡Arre! Halley ¡Arre!, la primera publicación “oficial” de la autora, en 1986; antes de eso, sus poemas –entre ellos La bandera de Chile – habían ido de mano en mano, en revistas o ediciones caseras. Precisamente ese año, en abril, la aparición del cometa Halley fue acompañada con bombos y platillos en la prensa, parafernalia que tuvo a todo Chile mirando vanamente el cielo durante días. En su libro, con humor y dolor a la vez, Elvira Hernández descascara esa “noticia” y la usa como una imagen capaz de transmitir la realidad opresiva de la dictadura (“todos cuelgan del cielo / de la lámpara / colgados de la ampolleta Halley”), pero a la vez reconoce en el cometa una esperanza: “¡Arre! Halley ¡Arre! / camina con tu tranco el tiempo que queda / mueve la cola / espanta la mosca funeraria / de mi visión”.
Autorretrato consciente.
Es interesante el apartado de Actas urbe que reúne fragmentos de entrevistas hasta formar una suerte de autorretrato, el que recorre aspectos biográficos y literarios, como también ideas sueltas sobre la creación: “La palabra, más que perseguir juegos estéticos, debe perseguir develaciones. Ése es el desafío”. Apesar del carácter unitario que suelen tener sus libros al partir de un motivo o una idea central, ella sostiene que en realidad su escritura es más azarosa y se debe más bien al encuentro fortuito de un tema. Por eso, dice: “Hay que estar con los ojos bien abiertos. Yo como proyectista soy un cero a la izquierda. Nunca podría hablar de lo que pienso hacer. El artista es aquel que tiene el control de todo. Yo diría que tengo muy poco control. Soy menos artista. No soy tan moderna”.
Una maleta llena de sorpresas
Casi al final de la edición de este libro, según cuenta Guido Arroyo en el prólogo, Elvira Hernández abrió una maleta que no habría hacía más de una década. Adentro había unas mil hojas escritas a máquina, todos textos inéditos. Como testimonio de este sorpresivo hallazgo, se incluyó en "Actas urbe" sólo un pequeño conjunto de poemas, "Bestiario", por lo que es de esperar que en el futuro próximo salgan a la luz aquellos "dos o tres volúmenes" que promete el editor.