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Libro se embarca de ida y vuelta por la obra de Rosabetty Muñoz
"Misión Circular", Editorial Lumen, Santiago, 2020, 328 págs.
Por Leonardo Sanhueza
Publicado en Las Últimas Noticias. 16 de marzo de 2020
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Más de cuarenta años han pasado desde que Rosabetty Muñoz escribió sus primeros poemas, sin siquiera imaginar entonces que eso era sólo el comienzo de una obra personalísima y admirable, que con el tiempo llegaría a ser uno de los mayores hitos de la poesía chilena del último medio siglo. Figura clave en el atractivo florecimiento que durante los años 80 y comienzos de los 90 tuvo la poesía sureña entre el Bio-bío y Chiloé, la autora ancuditana ha trazado, a lo largo ya de una decena de libros, un trayecto literario ejemplar y muy reconocible, en que lo íntimo y lo colectivo se entrelazan con la naturalidad de lo comunitario, hasta hallar en la singularidad chilota una fuente de sentidos universales.
La colección de poesía de la editorial Lumen acaba de publicar Misión Circular, una sustantiva antología de Rosabetty Muñoz, cuya novedosa estructura propone en más de trescientas páginas no sólo una selección de sus mejores poemas, sino sobre todo un peculiar recorrido cronológico por esa obra de vastísimos alcances, como si fuera un tour de ida y vuelta entre el presente y el pasado, entre las más remotas islas del archipiélago y el continente, entre la memoria subjetiva y la historia de todos.
Organizado con eficacia y originalidad por Vicente Undurraga, el volumen presenta en primer término una selección "en reversa" de la poesía de Muñoz, desde su último título publicado, Ligia (2019), hasta el primero, Canto de una oveja del rebaño (1981), y enseguida retorna hacia el presente a través de tres libros enteros: Hijos (1991), Ratada (2005) y Veteranos, el más reciente y hasta ahora inédito.
En ese ir y volver, resalta la manera en que Rosabetty Muñoz ha indagado en las zonas conflictivas que se producen entre el pulso cariñoso y familiar de la memoria personal y comunitaria y sus pliegues más agrios y traicioneros. Asimismo, la nostalgia de la identidad chilota se confronta con el presente hostil, el fin de cierta religiosidad y las asperezas surgidas entre chilotes y chilenos continentales.
En sus sucesivos libros, caracterizados por su carácter unitario, siempre anudados en torno a un núcleo, Muñoz hace transitar la imagen poética desde su simplicidad plástica hasta los bordes más complejos de la sociedad. La chilenidad, por ejemplo, hace aguas en sus pequeños símbolos entrañables: "Los volantines eran lo más recordado / dice Ligia / volví en septiembre y los vi elevados. / Son los sueños de los chilenos. / Pero ella olvida el hilo curado. / Se hace patria cortando los hilos / echando abajo los volantines de colores".
Como guiada por la fragmentada geografía de Chiloé, Rosabetty Muñoz ha tocado infinidad de islas temáticas. Sus poemas
enfocan partículas locales que luego estallan en muchos otros sentidos: niñas violadas que arrastran hacia el altar católico sus fetos muertos en bolsas de basura, restauradores foráneos de templos e imágenes cristianas, ratas que hacen de las suyas entre campesinos pobres, rastros del daño industrial al medio ambiente y a los modos locales de vivir, festividades chilotas corruptas por el turismo, expresiones vivas de un feminismo espontáneo entre abuelas, madres e hijas.
La rabia de estos días también aparece, descrita antes del estallido social: "El país se llenó de gente sensata", dice por ahí, "rejas vidrios botellas quebradas sobre los cercos / duras exigencias de pago. / Hablan de nosotros, / de quiénes éramos. / Les ha parecido bueno sacarnos del futuro".
Vejez descarnada
La antología incluye el libro "Veteranos", inédito hasta ahora, que aborda descarnadamente el tema de la vejez. Allí, los abuelos no huelen a manzanas ni a flores: "No idealicen, dice otra, la vejez tiene olor acre. / Revisen. / —abandono, huelen a abandono / —Los manzanos cubiertos de barba de palo / también". Lejos de la fantasía de los años dorados, la autora se ocupa más bien del tiempo en que uno siente que empieza a sobrar, que no hay lugar paro los viejos: "Incluso, se instala un animal / en el espacio común. / Para que arañe. / Para que quede claro".