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"El árbol de la palabra" aún permanecía inédito
Publican libro de Alfonso Alcalde hecho de puros poemas ajenos
Por Leonardo Sanhueza
Las Últimas Noticias, 30 de Junio de 2014
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Cuentista, dramaturgo, poeta, periodista, artista visual, además de hombre de mil oficios y aventuras y desventuras, Alfonso Alcalde fue sin duda uno de los escritores chilenos más fascinantes del siglo veinte, pero lo fue de manera tan singular que incluso hoy, a más de veinte años de su suicidio en 1992, sigue creciendo de invierno a invierno, con sorpresas póstumas que no hacen sino engrandecer cada día su ya inabarcable perfil de creador multitentacular.
Así lo han entendido las porteñas Ediciones Altazor, que hace un tiempo iniciaron el rescate de su obra y que ahora, en una edición a cargo de Cristián Geisse, investigador de la obra del poeta, ha puesto en los escaparates El árbol de la palabra, uno de los libros de Alcalde que permanecían perdidos con todo su valor y su rareza.
Desmesura total.
La obra de Alcalde es tan vasta que recorre los lindes más remotos, desde los circos de pueblo hasta la poesía épica y desde el collage surrealista hasta el reportaje de farándula. Quiso escribir la “divina comedia” del Biobío y pintar la compleja maraña tragicómica de la chilenidad, yendo sin pausa entre el más solemne “réquiem” al más disparatado chiste popular, sin que ello le impidiera componer un lamento gráfico por Marilyn Monroe o aceptar escribir la biografía de Don Francisco. Esa dispersión desmesurada, que incluye la maldición de haber perdido los manuscritos de la mayor porción de su proyecto poético más excesivo y desbordado, El panorama ante nosotros, de la que se conoce sólo la quinta parte, ha complotado con el conocimiento de su obra. Pero desde el cementerio en que yace su cuerpo, allá en Tomé, donde los ataúdes se arrancan de la tierra para saltar risco abajo, destrozados, el desopilante creador de los chascarros del Salustio y el Trúbico, el mismo inolvidable cuentista de El auriga Tristán Cardenilla, acaso sin proponérselo ha ido renaciendo con cada vez más fuerza en su posteridad no sólo con reediciones de sus libros, sino con hallazgos inesperados, como El árbol de la palabra.
Árbol de poetas.
A juicio de Cristián Geisse, este libro habría sido una parte de El panorama ante nosotros. Si así fuera, Alcalde habría considerado integrar a su coro de voces populares, vecinales y campesinas del Biobío una sección de voces literarias e internas del autor, ya que se trata de una serie de casi cuarenta traducciones o reescrituras de poemas ajenos y relativamente conocidos. Desde la “Canción de amor de J. Alfred Prufock” de T.S. Eliot hasta “El deshollinador” de William Blake, pasando por poemas de Quasimodo, Goethe, Pound, Bishop, MacLeish y hasta Bukowski, Alcalde no sólo conformó una suerte de álbum personal de poesía, sino que los usó como material de trabajo, ya que sus traducciones son tan libres que a menudo parecen versiones mejoradas o intervenidas: es decir, más que una selección de traducciones, El árbol de la palabra es un abanico de lecturas personales de Alcalde o poemas ajenos proyectados en su mente, pero que por lo mismo forman parte de la abigarradísima galaxia de su literatura.
El empeño de Ediciones Altazor y Cristián Geisse por “armar el puzzle” de la obra de Alfonso Alcalde comenzó hace siete años, cuando publicaron tres volúmenes esenciales: la compilación narrativa “Cuentos reunidos (1967-1973)”, la pieza teatral “La consagración de la pobreza” y el largo poema “El panorama ante nosotros”, su tentativa por escribir la historia de los habitantes del Biobío. A eso se suma la impresión de unas postales de homenaje al escritor, que reproducen textos, collages y fotografías de él, como la que ilustra esta crónica.