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A los 85 años, el destacado novelista murió ayer en el Hospital del Salvador
Germán Marín, el escritor que escarbó sin pausa en las oscuridades de Chile
Por Leonardo Sanhueza
Publicado en Las Últimas Noticias. 30 de Diciembre de 2019
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A los 85 años ha muerto Germán Marín, uno de los más grandes escritores chilenos.
Hacía ya un buen tiempo que su salud estaba muy deteriorada, lo que en varias ocasiones lo llevó a confesar que se sentía agotado, entre otras razones porque su vista estaba muy disminuida y apenas le permitía leer. De hecho, hace sólo quince días, entrevistado por LUN a propósito de la reciente aparición de su libro Un oscuro pedazo de vida, anunció su retiro de toda actividad literaria: "Yo creo que con este libro, esta vez sí que sí, me estoy despidiendo de la escritura, primeramente porque el estado de salud ya no me acompaña", dijo. No sabía que pronto sería internado en el Hospital del Salvador, donde falleció en la tarde de ayer.
Aunque hizo su debut literario en 1973, a los 39 años, Germán Marín sólo pudo iniciar la publicación de su gran obra dos décadas más tarde, ya entrados los años 90. Aquella primera novela, Fuegos artificiales, fue sacada de circulación luego del golpe militar, fecha que también determinó que su autor partiera al exilio, primero en México y finalmente en Barcelona. Aunque en esos años mantuvo correspondencia con amigos como Enrique Lihn, con quien había trabajado en la revista Cormorán y colaboró en la concepción del happening y libro Lihn y Pompier, puso entre paréntesis su propia actividad como escritor y sólo vino a retomarla cuando regresó a Chile, en 1992.
Fue entonces cuando destapó la olla literaria que traía al hombro, iniciando la publicación de una de sus obras cumbres, la trilogía Historia de una absolución familiar, compuesta por las novelas Círculo vicioso, Las cien águilas y La ola muerta, en las que realizó lo que él llamaba un "ajuste de cuentas" con su propio pasado y el de su familia, pero también con los cruces terribles entre esas vidas y la historia nacional, como por ejemplo su experiencia como cadete de la Escuela Militar.
En paralelo, publicó su otra contundente trilogía, que con el título de Un animal mudo levanta la vista reúne las novelas El palacio de la risa, Ídola y Cartago. Allí, Marín despliega un impresionante ejercicio de revisión de la memoria de la dictadura, escarbando la historia nacional en sus zonas más oscuras y las maneras en que ésta se entrama con las vidas de los individuos. El palacio de la risa se erige ahí como una obra maestra que le da una vuelta de tuerca a la noción de novela histórica, poniendo en el centro a un lugar y sus mutaciones, en este caso la atroz historia de Villa Grimaldi y su pasado festivo brutalmente convertido en un dramático telón de fondo para el horror de la tortura y la muerte.
Más de veinticinco libros componen la obra total que deja Marín, libros en que los géneros literarios se van cruzando entre la memoria, el cuento, la crónica y la novela, todos con un estilo muy reconocible, de frases largas y envolventes, que parecen merodear su asunto, conscientes de que están escarbando zonas peligrosas o medio turbias, pero también con buenas cuotas de humor negro o solapado.
Aunque fue postulado varias veces al Premio Nacional de Literatura, su nombre se suma a la lista de grandes escritores que murieron sin recibir ese reconocimiento.
Sus funerales se realizarán esta tarde en una ceremonia privada.
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Editor legendario
Durante el exilio, Germán Marín comenzó un sostenido trabajo como editor literario, oficio en el que se destacó hasta volverse prácticamente una leyenda del rubro. Al regresar a Chile, como editor de Editorial Sudamericana, realizó una recordada labor con nuevos escritores y también con obras hasta entonces medio olvidadas, como los libros de Mauricio Wacquez. Su trabajo más personal como editor, sin embargo, fue un libro publicado por Lom Ediciones en 1997: "El circo en llamas", que reúne los ensayos y artículos de Enrique Lihn.