Tres recientes publicaciones sobre ZELLER: LUDWIG ZELLER, ARQUITECTURA DEL ESCRITOR, 2009, de Hernán Ortega, PREGUNTAS A LA MÉDIUM Y OTROS POEMAS, 2009, de Ludwig Zeller, y RETORNO AL OASIS, 2010, catálogo de la exposición homónima de Ludwig Zeller, son materiales que al igual que un abecedario permiten armar una combinatoria de escritura para una interpretación acotada de su obra.
Según el orden de los textos enumerados, el primero de la estantería es la enciclopedia de lectura con la cual Ortega documenta el desarrollo paralelo de la palabra y la imagen en la obra de Zeller. Es el resultado de horas de grabación a partir de un cuestionario que reconstruye su poética. El segundo es una antología de la poesía de Zeller —desde 1952 ÉXODO Y OTRAS SOLEDADES a CUERPOS DE INSOMNIOS, 1992-1993, y poemas inéditos— cuyos títulos metaforizan el programa e ideario escritura! de Zeller, del cual selecciono EL FANTASMA DEL CUADRO, A LAS PINTORAS, a modo de ejemplificación de su trabajo en el código verbal. El tercer texto, la suma re-presentativa de su práctica del collage, del que recupero APUNTES DE VIAJE, 2007.
En el tiempo, la obra de Zeller se ha ido desarrollando desde el código verbal e icónico, generando más de cuarenta títulos de libros de poesía e incontables collages. Se suma a ello su labor
de editor, curador, docente, traductor en diferentes tiempos y espacios. La geografía de su bio-bibliografia transcurre en Chile, Canadá y Oaxaca, México, donde reside en la actualidad.
Desde hace unos años que vuelve a Chile, permitiendo poner nuevamente en circulación su obra, la que se puede resumir en una década de venires e ires. En el año 2001 viaja a Santiago para la presentación del libro MANDRÁGORA. LA RAÍZ DE LA PROTESTA O EL REFUGIO INCONCLUSO, de Luis G. de Mussy, a quien colaboró entregando información del grupo literario con el cual tiene vinculaciones con algunos de sus integrantes, como editor e ilustrador de sus libros. En el contexto de la presentación del libro, Zeller expone en el Archivo Nacional, lo cual me parece sintomático en el marco de la investigación que relato que hace énfasis sobre el uso de fuentes primarias para la construcción historiográfica. En otro regreso, Zeller participa en la presentación de otra investigación de De Mussy, CÁCERES. EL MEDIODÍA ETERNO LA TIRA DE PRUEBAS. OBRAS COMPLETAS, 2005, y expone sus collages y las obras en colaboración con Susana Wald, en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende. En el año 2007, el Festival Internacional Chile Poesía se realizó en su honor. La Universidad de Chile le otorga el título de Profesor Honoris Causa, ocasión en la que se inicia la filmación de un documental sobre su obra dirigido por Rodrigo Díaz. Cierra la década de viajes la inauguración de la exposición de collages RETORNO AL OASIS. Este periodo ha facilitado el conocimiento de su obra y de sus compañeros de ruta, además
de los integrantes de MANDRÁGORA, como Rosamel del Valle y Humberto Díaz Casanueva, entre otros artistas representativos de la corriente estética surrealista. Lo de alfabeto es en una doble significación: primero como el objeto que es parte de la publicación PREGUNTAS A LA MÉDIUM Y OTROS POEMAS, una caja de cartón corrugado en cuya superficie, a través de una transparencia, se visibiliza la portada del libro en el contenedor que muestra la obra ALPHCOLLAGE, con la que Zeller en 1979 obtiene los premios Diseño del New York Art Director Club y también como el de uno de los diez libros más bellos de la década en la Feria del Libro de Leipzig. En la edición que se está revisando, ALPHCOLLAGE es parte de la portada del poemario y ha sido reeditado en el formato de tarjeta complementando la publicación.
Lo segundo se refiere al campo semántico de la serie de letras o sistema de signos visuales. Significaciones a analizar en el soporte, el cual, en la cubierta del libro, el abecedario aparece ordenado y junto al último carácter se incluye el título del poemario.
En una primera aproximación a la característica que la imagen ilustra el título de una portada, en este caso no se establece correspondencia, dándose dos planos de percepción: el ver y el leer. El ver en cuanto ícono, letras collages, y el leer en el título del poemario a un margen, lo que establece la referencia con la poesía visual al estar presentes ambos códigos. En un segundo recorrido de visibilidad y legibilidad del objeto-poemario, en su interior el ALPHCOLLAGE se fragmenta y se utiliza como elemento de composición en los márgenes de la estructura de los poemas, los cuales responden a estrofas del poema lírico en el sistema de la caja tradicional de la página. Así se evidencia el paralelismo con que Zeller produce su obra verbal y visual, es decir, el poema se construye en la versificación haciendo uso de la imagen surrealista que se caracteriza por la asociación de dos realidades distanciadas. Este aspecto es parafraseado en la imagen icónica de los collages, los cuales se fragmentan en distintas constelaciones que se disponen al costado en la caja tipográfica de la versificación.
Del poemario PREGUNTAS A LA MÉDIUM Y OTROS POEMAS analizo EL FANTASMA DEL CUADRO, A LAS PINTORAS, el que se inscribe en la retórica del lema horaciano ut pictura ut poiesis.
El fantasma del cuadro, a las pintoras . . . . . . . . . . . . . A Margarita, Alba, Barbara . . . . . . . . . . . . . Patricia y Jane, con afecto.
En San Andrés Huayapam. Nueve de la mañana en las campanas.
Susana Wald la mano y cinco alumnas explorando
El misterio de fijar con pinturas en la tela esa ilusión
De coger con un hilo aquel fantasma, ese retrato que llevamos dentro.
Sentado en el rincón soy el modelo, ese muñeco inmóvil
Y me pongo a soñar recordando una imagen, aquel punto invisible
De la vida, recorriendo paredes, tras la huella de pequeños insectos,
Juegos del Más Allá, ritos de la infancia, amores olvidados que retornan
Desde los muros blancos, hablan, se ríen, pero no comprendo.
Siento entonces cinco racimos de ojos midiendo en un palito
Aquel rostro que soy, calculando el azogue de mis lentes,
La música olvidada que sale rumoreando de mi oreja
Los ojos ya cansados de buscar lo imposible y saber que está allí
Angustiadas suspiran. Se diría que trepan escaleras sin término.
Si pudieran captar ese rictus que pasa como sombra entre los labios,
La chaqueta roída por el tiempo y la luz que aparece
Entre los pliegues. Vuelta a medir. ¡Suspiros! Si pudieran...
La profesora mira; a cada cual lo suyo: más sombra sobre el rostro.
Más nítido el dibujo, ni imaginar los rasgos, sino verlos.
Entrecierre los ojos. Así está bien.
Escucho afuera zumbar el sol y río.
Esta es mi piel tan sólo, esa dolida cáscara que todos
Arrastramos de un año a otro. Mi alma está más atrás,
En lo invisible, ese jardín desierto donde cantan los pájaros[1].
El análisis del poema corresponde al plano temático a propósito de la relación palabra-imagen.
El poema da cuenta de una sesión de pintura, específicamente de retrato, cuya característica es la fijación de una imagen, en el poema se da la constante icónica y verbal; la construcción de una imagen y su descripción, doble sesión de pintura y escritura. El modelo evoca y describe.
De acuerdo a las referencias que anteceden, se pueden identificar algunos de los personajes; Susana Wald es compañera de
Ludwig Zeller, artista visual, pintora, ceramista, con quien ha desarrollado obra en conjunto. La escena a retratar-relatar transcurre espacialmente en San Andrés Huayapam. Susana Wald la maestra y las alumnas explorando. El retrato lo que busca en el retratado, es la descripción de la figura del sujeto, la expresión psicológica, además del parecido. De ahí el misterio y la ilusión del ilusionismo de la tradición pictórica para la representación del modelo.
El sujeto del poema asume el rol de modelo en que imagina la representación de cómo está siendo captado/fijado. No sólo se constata la situación espacial, también la temporalidad —la inmovilidad del modelo— que se produce en la evocación soñar-recordar, la distracción mientras los otros luchan en la reconstrucción de la imagen que la profesora revisa e instruye en qué poner atención: la tensión de la luz y la sombra.
El entrecierre de los ojos se da en la captación de las alumnas y la ensoñación del modelo, redoblando la imposibilidad para desentrañarlo.
El procedimiento usado por Zeller en este poema es la metalepsis de autor[2], la posibilidad de desdoblamiento del autor real con el que ficciona. La sesión entre el evocar e imaginar produce una temporalidad inmóvil que en las observaciones que hace el modelo se asemejan a descripciones de naturalezas muertas tras las huellas de pequeños insectos.
La delimitación final del tiempo y el espacio del dentro y fuera del cuadro de la larga ensoñación del modelo se reditúa en la percepción del exterior; el ruido lo desconcentra y reflexiona sobre su piel, la otra superficie, la real, no la piel de la pintura de la tela.
Al final lo imposible de la ilusión del retrato. Mi alma está más atrás, / en lo invisible, ese jardín desierto donde cantaban los pájaros. Son las dos imágenes con que termina el poema, la piel que no es fijada en la pintura en su deseo de hacerse visible lo invisible del sujeto.
La metáfora final, la figura del jardín, en su simbología es clave, por el aislamiento, el amurallado respecto del exterior y su dimensión de espacio de resguardo en asociación con lo inasible.
El paso al otro régimen de producción lo indica Susana Wald:
Zeller ha afirmado muchas veces que hacer poesía o collage eran para él actividades parejas, hermanas similares[3].
En lo anteriormente descrito, el poeta crea la imagen verbal desde la asociación, de la vigilia de sueño. Ahora en el collage se transforma en un recolector de imágenes de libros, cuyas ilustraciones son grabados. El procedimiento de Zeller es el de una disección. Recorta imágenes de diferente procedencia, libros de distintos saberes, los que va elaborando en la superficie, sobreponiendo, combinando, en la perfección del corte que permite el montaje casi invisible de las partes.
Si Lautremont postula el azar del encuentro de la máquina de coser y el paraguas en una mesa de operación, aquí la operación de Zeller es la deconstrucción de la figura y el fondo
de la procedencia de la imagen para producir una nueva composición.
Se sabe que la práctica del collage en esta lógica la produce Max Ernst, que es distinta a lo que hacen Picasso y Braque. El pegar y cortar de Ernst es sobre un fondo narrativo.
Al observar los collages de Zeller desde su materialidad, se da la unidad de las imágenes en la textura, por la reproductibilidad de ésta, preferentemente, con la técnica calcográfica.
En esas fechas, las imágenes se grababan a mano con gubias y buriles sobre metales o maderas duras. Así se hacían clichés que luego se instalaban entre los cuerpos de la tipografia para formar con ellos la impresión plana, con tinta negra. En estos clichés la imagen aparece en línea (después de la invención del fotograbado, la imagen se reproduce en trama)[4].
Los collages de Zeller son preferentemente en blanco y negro sobre un fondo vacío, sus imágenes de animales, personajes, piezas, instrumentos, objetos parecen ilustraciones de las antiguas enciclopedias. De ahí que se podría asociar los collages de Zeller como gabinetes de curiosidades a escala; la acción de seleccionar, recortar, se acumulan en la superficie componiendo la palabra y la imagen, del recolector —leer— se pasa al ver. El montaje es realizado por una especie de consciente óptico en el cual se entrevé el idiolecto de Zeller respecto de la genealogía de sus imágenes. Edouard Jaguer, que se ha dedicado al estudio de sus collages, indica:
Zeller usa sus tijeras como un cirujano su bisturí y sus pinzas bajo el imperio de un pulso orgánico, que no tiene sino el cuidado extremo con que, en seguida, el que opera dispone los elementos dejados por esa tormenta sobre la playa quieta de la página blanca (en general, por ende, un cartón bastante grueso y rígido que se suma a la solidez del conjunto)[5].
En la lógica del gabinete selecciono el collage APUNTES DE VIAJE, 2007 (29 x 38,5 cm). Se sabe que el origen de los gabinetes es el resultado de los viajes en el cual se han recolectado objetos que en el saber de la ilustración son los que anteceden a la enciclopedia y los museos.
Las capas de lectura del collage se establecen en diferentes planos de composición desde los elementos más reconocibles en la complementariedad del título y la imagen, luego la intertextualidad de la iconografía, hasta los elementos de disociación. Un viaje es un relato. En estos apuntes, dos son las imágenes más pregnantes: los carros de un tren en el cual los pasajeros se encuentran en actitud de estar observando un paisaje y, sobre éste, la imagen de una mano con lápiz que inscribe en una superficie; en el otro costado, la superposición de imágenes de esculturas y objetos antiguos que aluden a la dimensión exótica del viaje y, en la parte superior, una imagen que se asemeja a la representación de un caleidoscopio que en su movimiento crea nuevas imágenes en fuga.
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NOTAS
[1] Zeller, Ludwig. Preguntas a la médium y otros poemas. Editorial Cuarto Propio. Santiago. 2009, pp. 190-191. [2] Genette, Gerard. Metalepsis, Paidós. Buenos Aires, 2005. [3] Wald, Susana, Mirando a Ludwig Zeller hacer sus collages, catálogo Retorno al oasis, 2010, Santiago, p. 36. [4] Wald, Susana, op. cit., pp. 36-37. [5] Jaguer, Edouard, Los collages de Ludwig Zeller y su estela, catálogo exposición Retorno al oasis. Santiago, 2010, p. 97.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com El alfabeto de Ludwig Zeller
Por Alberto Madrid Letelier
En "Gabinete de lectura. Poesía visual chilena". Metales Pesados, 2011, 180 páginas