El círculo vicioso de Miguel Antonio Chávez
Por Alexis Cuzme
Poeta, periodista cultural y rockero. Editor de la revista
rockera Marfuz (Manta - Ecuador). http://ciudadhecatombe.blogspot.com
Cuando se creía que ya no podría haber esperanza en
la nueva camada literaria ecuatoriana, resulta que somos sorprendidos
hasta la alteración -recobrando nuevamente la fe perdida por los azares
y malas lecturas encontradas en el camino y en los estantes de las
librerías- por este Círculo vicioso para principiantes (Universidad
de Cuenca, colección La (h) onda de David, 2005) de Miguel Chávez.
Primero
y arrollador libro de este escritor guayaquileño, que no es solo una
muestra más de la creación literaria del país, sino el alarmante –pero
satisfactorio- signo de que se está trabajando seriamente en la literatura,
que la creación no es solo la simple excusa para sobresalir en un
terreno saturado de publicidad, comerciabilidad y pose; que en verdad
se está haciendo arte (aunque no del típico que degustarían quizás
amas de casa adictas a libros de autosuperación), y el talento es
el pilar de mayor sustento para tal aseveración en la obra de Chávez.
Su cuentística nos acerca a una fresca creación literaria,
donde el humor negro, el sarcasmo, lo desconocido (sí, casi como una
dimensión arcana y horrorosa) y la recurrencia por crear a partir
de historias enfocadas en la cotidianidad de toda metrópolis, logran
hacer de su personalizado universo creativo un pandemónium legible
y divertido –pero sin el descuido de la iniciación, sino más bien
con la exigente seriedad de todo literato- de consumir y espectar,
puesto que la recurrente imagen en las narraciones –como solo cuentos
bien logrados producen- nos acercan a ello. Tal y como si frente a
una Tv. el autor nos mostrara –en cada uno de sus cuentos- la realidad
puertas a dentro, la que se vive y agota diariamente en las relaciones
afectivas, emotivas y laborales. Esa realidad enfermiza saturada de
estrés y tedio en su mayor explosión: donde suicidas frustrados, escritores
en busca del “gran arte”, reflexivos e irreverentes individuos en
torno a su condición son la muestra circundante que Chávez ofrece
en su todo literario.
Cuentos como: Publicitarius musa, Apología del choclo,
Te extrañamos, EE, son una muestra de esa ingeniosidad, donde se notan
distintas técnicas y recurrencias al momento de contar, donde la publicidad
(o el escenario repetitivo en busca de historia y personajes encajables
para una acción debidamente determinada), la interrogante a cuesta
(y esa desencantada conexión con el alter ego inquisitivo) y el juego
con las palabras (pretensión descabellada a la que recurre el autor
y logra salvar los obstáculos) reafirman el valor y la creatividad
de estos cuentos.
Hay estilo y desbordante originalidad, y eso, para
el primer libro de un autor, dice mucho. Podemos dormir tranquilos,
lectores, hay esperanza y talento en la narrativa de la nueva camada
literaria ecuatoriana, aunque de vez en cuando se tropiece con malas
lecturas encontradas en el camino y en los estantes de las librerías.