Patricio Manns

NOVELA
proyecto patrimonio
 

 



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De allende la utopía, de allende la tragedia,
y de allende el porte majestuoso
de la Cordillera de los Andes

 

José Narrante Lírico, el Bregador de Épicas Imposturas, se arrellanó, se tragó un nuevo palmo de vino para foguear el gaznate, miró el fuego a fin de preparar y promulgar la concentración, buscó las palabras, las imágenes iniciales, y se arrojó a nadar de este modo en las aguas de aquel subsueño:
.......... -Tendré que comenzar casi por el fin, Ari Skaldaspillir, pues de lo contrario no nos alcanzaría el año para narrarte todo lo que tengo que narrarte en este punto de nuestras relaciones.
.......... Hizo una pausa que estimó de efecto. Continuó:
.......... Podía ver las torres de la ciudad. Me hallaba a dos o tres leguas (más bien tres que dos) de su centro, cuando avisté la columna de humo. Parecía surgir de un edificio encastrado en el corazón de la urbe, aun cuando, desde mi atalaya de observación, me resultara imposible determinar el punto exacto. La columna era delgada todavía y muy negra, muy prieta. Sobre mi cabeza campeaba un cielo completamente azulado. Puras brisas cruzaban también de un lado a otro. Sentía la naciente primavera temblando por doquier, pues en mi narración estamos en septiembre, y era septiembre asimismo en los terrenos baldíos, cantados por los lugareños, y tal vez confundidos por ellos con campos de flores bordados, y en los callejones habitados por niños desnudos, sábanas chorreando rápidas lágrimas de moco y barro, cenizas desechadas, huraños calcetines con escotillas abiertas, y en fin, gatos y perros flacos y peleadores, como sus amos. No era ni copia ni feliz ni del Edén, pero era septiembre, y allá, entre mar, montaña, vino y sangre, septiembre, como un almendro, es el heraldo de la primavera. Tal hecho hace que lo feo se vea casi hermoso. Decidí entonces, impulsado por una secreta sugestión, correr en dirección del humo hasta descifrar su significado -excúsame, Skaldaspillir, si no narro las historias como tú- porque un presentimiento bien jodido me iba recogiendo el estómago.
..........-Espera: ¿te hallabas allí mismo donde sucede el relato?
..........-Por principio, uno siempre ha estado allí, ya que mi historia personal es indivisible e inseparable de una historia general que tiene que ver con mi conciencia. Tú sabes que un hombre está siempre contando un mismo hecho, de maneras diferentes o con distintos humores, pero es un acto repetido que marcó su lengua, que se le metió por los ojos, que levantó las pulsaciones de su corazón. Por lo demás, ningún contador de historias que se respete a sí mismo, cambia de historias. Las da vueltas y revueltas, las sacude, las estruja expresamente para ver si todavía dan jugo: en el fondo, es la vieja idéntica metáfora de su soledad o de sus inquietudes, repetida hasta el infinito de su efímera condición.
..........-Tienes razón. El sur es efímero, el norte es perenne.
..........-No me interrumpas con huevadas cuando te estoy aclarando algo indispensable -reprochó José con voz glacial. Había caído en la cuenta que el otro proyectaba agujerearle el discurso para ir limtando los efectos. -Iba, como te digo, corriendo, tenía poco aire ya en los pulmones a causa de la prisa, o temor de que el fuego se apagara antes de mi llegada, cuando diviso a la vera de una acequia, la presencia achaparrada -bien conocida por mí- de un enano barbudo, su larga barba salpicada con incrustaciones de pimienta pálida en la negrura. Se hallaba sentado muy cerca de la tierra, sobre una tabla provista de cuatro ruedas pequeñas, pues le faltaban ambas piernas, y tapeteaba una cueca en un sucio tarro aceitero, vacío y bocabajo.
..........-¿Cueca?
..........-Es el baile nacional de aquel paraje. Cuando se toca como lo estaba haciendo el enano, se llama la cueca en tarro. La cueca en tarro es una cueca de ciudad pero se interpreta cerca de los ríos, y si hay puentes, debajo de los puentes. Muy bien: tocaba su cueca el tarugo, como te lo sigo diciendo, y de acuerdo a las usanzas locales gritaba cada cierto tiempo:
..........-¡A la vueeeelta!
..........Otras veces cambiaba de grito:
..........-¡Date vuelta en el aiiiire...!
..........Y otras todavía:
..........-¡Vuélvete mieeeerda!
..........Me paré jadeando a su lado y para acallarlo un poco le solté como un huascazo:
..........-¿Estás al tanto del humo, Vientre en Acecho?
..........-Seguro, José, por eso estoy tocando de espaldas.
..........-¿De espaldas para dónde?
..........-Para el humo.
..........-¿Y tienes una vaga idea de lo que puede ser?
..........-¿Vaga? -Vientre en Acecho cesó de maltratar el tarro y frunció su ancho entrecejo, porque era muy cabezón. -Acércate más, y más, y más -me cantó en voz baja. Hizo un signo con los labios indicándome que guardara silencio, aunque nadie merodeaba por el apestoso sector, y cuando estuve a su lado, colgó una manaza de mi cuello obligando mi agachada, para dejar caer dentro de una de mis orejas:
..........-Esta mañana, muy temprano, los Felones de la Costa se rebelaron contra la autoridad y se han llevado los galeones mar afuera. Según la vieja tradición de la familia, cuando los Felones de la Costa se alejan de sus gaos de amarre con los galeones, entran en acción los Aciagos de la Tierra y los Rapaces del Aire, y atacan sin pérdida de tiempo la Casa Capitular. Ha ocurrido dos veces en cien años, aunque tratándose de cosa tan grave, es como echarle con la olla.
..........-¡Por las súbitas entrecanillas del mono! -gemí-: ¡Así que es ésa la traducción de la humareda!
..........-No sólo de la humareda -mi reducido amigo confirmaba asintiendo con la parte baja de su gravedad- ya que otros sucesos tienen lugar en diferentes sitios. ¿Dónde ibas tan veloz?
..........-Voy donde el deber me llama: a defender al maestro Salvador, nuestro Adelantado.
..........-¿Y lo vas a defender cómo?
..........-Emocionalmente. Estoy tan desarmado como el resto.
..........-No todo el mundo está desarmado. Vas a toparte con verdaderos escuadrones de Aciagos de la Tierra.
..........-¿Ah sí?
..........-Entonces, si quieres ir más allá y prestarle una manopla emocional, empieza por hacerte el tonto de piernas y no corras, que llamas demasiado la atención y estás todavía muy lejos.
..........-Cierto -admití-, no lo había pensado.
..........-Cuando un huevón corre en tales entreveros ya no está pensando. Tú ves que a pesar de la humareda estoy sentado en el suelo manipulándome una cuequita en tarro, pero no canto: pienso. ¿Me captas?
..........-Te capto, Vientre en Acecho.
..........-Voy a darte un tímido consejo: toma por la orilla de los Tajamares, pégate a la ribera del río, pasa de largo frente al Puente de Cal y Canto, y sigue todavía de largo hasta que te topes con otro puente, mucho más abajo, que los de por ahí llaman el Puente Manuel Rodriguez. Sólo entonces cruza el río, porque todos los caminos y atajos precedentes están cubiertos por piquetes de Aciagos de la Tierra. Son celadas que armaron para controlar a los que quieren escapar del centro hacia las barriadas, aunque tampoco se permite pasar en dirección de la Casa Capitular. Parece que nadie puede echarse el pollo y romper el cerco.
..........-¿Qué cosa es echarse el pollo?
..........José escuchó el bramido del mar. Llenó su copa y repuso escuetamente:
..........-Huir.
..........Bebió. Como el otro guardaba silencio, dijo:
..........-Yo estaba muy nervioso y apurado, de manera que me dispuse a seguir su consejo, que no era tan tímido como lo pretendía el enano. Sin embargo, no bien había andado tres pasos hacia el oeste, me clavó su aguijón una curiosidad repentina. Me volví y le pregunté a boca de jarro:
..........-¿Cómo sabes todas estas? ¿Quién te ha dado tales informaciones, Vientre en Acecho?
..........-Me sorprendes ampliamente. Ella es la fuente de nuestras informaciones.
..........-¡Cómo ella! ¿Quién es ella en este caso?
..........-María Parabellum.
..........-Oh no, exclamé angustiado -dijo José-: ¿Y por qué te lo ha dicho a ti solamente?
..........-En el desquiciado instante de la agonía, una mente se comporta de un modo lógico y lúdico a la vez. Ella me previno que a esta hora (y no a otra hora) pasarías corriendo como un desaforado callejón abajo y me pidió que te esperara, te atajara, te pusiera al tranco y te endilgara por el buen camino.
..........-¿Así es que sabe que estoy aquí y no en el Faro?
..........-¡Me estás viendo las canillas, José!
..........-¿Y desde cuándo ella merodea por los Tajamares?
..........-¡Ah no! Si me sigues apuntalando por la brecha trasera me erizo. Sabes muy bien que la mujerona nunca ha salido de aquí: ella vive aquí.
..........-¡Protesto! -gritó Ari Skaldaspillir, descargando un druídico puñetazo sobre la cubierta de la mesa. La botella vacía rodó al suelo y las copas soportaron el batatazo penosamente agarrándose a los nudos ciegos de la madera. El golpe se mezcló con el vendaval exterior: tal como el vendaval exterior repercutía dentro de la habitación octogonal, el golpe exasperado de Skaldaspillir repercutió afuera anudándose a la desperdiciada fuerza del huracán.
..........-Reproduzco -dijo calmamente José Tunante Júbilo- de manera literal las palabras de Vientre en Acecho. -Hipó, se limpió la boca con el dorso de la mano, y aclaró en seguida: -De quien, por otra parte, no tengo la menor intención de dudar. En cualquier caso, espera el término de mi relación, pues aún no he concluido y ella es muy circunstanciada, como puedes oír.
..........Esta vez sí que bebió un largo sorbo tras descorchar con orden y pulso la tercera botella de la noche.
..........-Agarré camino a lo largo de los Tajamares, tal como recomendó María Parabellum, por boca de Vientre en Acecho. Vi pobladores que hacían esfuerzos para montar en la balaustrada de cemento que encajona las aguas del río, algo frenéticas en aquella estación por el fundimiento de la nieve y el desarrollo de su volumen. Eran rostros cerrados, inquietos, que miraban con amargura hacia la columna de humo creciente. Me resultaba insoportable la idea de que el Adelantado fuera excluido por la fuerza de sus funciones, pero más insoportable se me hizo la idea de que cumpliera con su palabra, una palabra empeñada a grandes voces, en los estrados del pueblo, y decidiera resistir solo. En efecto, no una, sino muchas veces, había manifestado que sólo saldría de la Casa Capitular con los pies adelante.
..........-¿Muerto?
..........-Muerto. Procuré irme mezclando poco a poco al aumento del gentío, y cuando estuve mimetizado, deslicé una pregunta como quien no quiere la cosa:
..........-¿Sucede algo allá lejos?
..........Ciertos ojos me pespuntearon la cara con asombro.
.........-Hay humo -dijeron dos o tres- y donde no hay fuego no hay humo.
..........Otros que me empujaban para treparse al mirador sumaron sus opiniones:
..........-Creo que están atacando la Casa Capitular, pues hemos visto pasar varias veces por encima de nuestras cabezas un par de Halcones Cazadores.
..........-Escuchamos también órdenes y disparos.
..........-La ciudad está llena de Aciagos de la Tierra. Abandonaron los fortines y ahora se hallan sobre sus hierros en todos los entreveros.

 

continúa...>


 

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