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Ver que te quiero ver
Presentación de "Caja de cambio", de Marcelo Arce Garín.
Por Iris Kiya
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A pesar de que odio a Charles Bukowski, la única frase que tengo presente de él, siempre me quedó dando vueltas: los poetas son como las putas. Y desde que tengo memoria, cualquier cosa que uno lee, más allá de si es o no escrito por un poeta o un narrador, algo de verídico tiene, con esto me refiero al quehacer, pues, así como las putas deben o tienen que hacer de todo para ejecutar su oficio, los poetas también se nutren de todo lo que existe a su alrededor, un escritor, ojo que no estoy haciendo hincapié en la palabra poeta. Los escritores son máquinas de conocimiento, esto significa que, mientras uno escribe sobre política, otro lo hará sobre insectos y así etc., etc. En este caso, dado que mi conocimiento es altamente nulo en el tema de los motorizados, o todo lo que tenga que ver con alguna cuestión vehicular, lo primero que hice fue teclear en google: Caja de cambio, en los vehículos, la caja de cambios o caja de velocidades (también llamada simplemente caja) es el elemento encargado de obtener en las ruedas el par motor suficiente para poner en movimiento el vehículo desde parado, y una vez en marcha obtener un par suficiente en ellas para vencer las resistencias al avance, fundamentalmente las derivadas del perfil aerodinámico, de rozamiento con la rodadura y de pendiente en ascenso. Imagino que, si un técnico automotriz leyera alguno de los poemas de Marcelo Arce, tampoco lo entendería: Hijo del lumpenaje, te oprimen cadenas, y esa injusticia no puede seguir. Ahora bien, es posible que mi lectura respecto del poemario de Arce, este errada, pero para no cansarlos, serán tan simples, como la ejecución que hace un buen conductor ebrio.
1.
La primera lectura que tuve sobre Caja de Cambio de Marcelo Arce, me llamó la atención que algo tan ajeno en su poemario, con ajeno me refiero a un verso de García Lorca, imaginé entonces el verde que te quiero verde en jerga chilena, o mejor dicho Santiaguina, si es que existe tal cosa: ver que te quiero ver, considero que la primera parte es sobre todo la manipulación del lenguaje en el papel, preparar al lector para ejecutar el siguiente acto, esto porque la voz poética siempre está presente, aquella primera persona que es parte del lumpenaje, sin embargo, es algo que no se siente del todo, la jerga en los versos de Arce es como el paso del lumpen por la calle, casi fantasmal, no lastima, no perturba, solo se mira con tristeza, imágenes caducas del día día
Trizados transpiramos
eclíptico
resecos
fotografiando al vencido
Solo queda beberse todo el salario
2.
La segunda parte se aferra más aún a la ciudad, imagino la noche como escenario, donde los letreros son más vistosos que las personas, es así que los versos siguientes:
EL OFICIO COMO GRACIA
EL OFICIO COMO ZARPAZO
Podrían ser cualquier letrero luminoso, pero la gente no se daría cuenta
RESPIRO BOTO
RESPIRO BOTO
Las imágenes, en esta segunda parte de caja de cambio son la distracción de aquellos que están en un micro, un taxi, etc., aquel espectador que mira todos los días a las mismas personas, o que lee todos los días el mismo afiche, o el mismo mural, pero no se da cuenta de lo que hace
CHACABUCO
BRASIL YUNGAY
BOGOTÁ
GUARELLO
Qué habría dicho Barthes sobre dicha repetición, ¿cuál es el placer del texto cuando se lee un letrero?, ¿qué tipo de goce provoca?
CHACABUCO
BRASIL YUNGAY
BOGOTÁ
GUARELLO
¿Hay acaso goce en el lector, cuando lee un simple cartel? O es que la traslación que hace Marcelo Arce, cambia la situación, uno cree leer un poema, pero la lectura ha pasado por un engranaje, un párrafo antes, me preguntaba sobre el placer y el goce del texto, y está claro que no todo texto deviene en placer, pues vuelvo a Barthes y lo que él decía sobre el texto murmullo, el que apenas se escucha, esos textos no construyen deseo, solo demandan información
Tardes invernales
tres por uno
Cine Moderno
Cine Continental
viejo teatro
casa del señor
morada de ratas
PARE DE SUFRIR
Caja de cambio se instaura en la nomenclatura del pasquín, porque pertenece a la ciudad, a aquellos seres furibundos de la noche, a ese lenguaje callejero, pero no me refiero a la jerga, sino más bien al empapelado de la ciudad, caja de cambio es un mural que se reinventa cada vez que se lee, como cuando se pasea por las calles y lee: hoy 27 de julio a las 21:00 horas, presentación de caja de cambio de marcelo arce.