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SER PROFESOR EN CHILE ES SER INDIGNO, O ACERCA DEL VIRUS
Por Marco Aurelio Rodríguez
Escritor y Académico
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“Los ignorantes cuestan mucho dinero”.
Reproducir lo que Angela Merkel habría respondido cuando la prensa le preguntó por qué invertía tanto en educación, muestra lo cierto, y también lo ignorantes que somos. Claro, porque ese comentario no le pertenece a ella, sino lo han reproducido las redes sociales y se ha hecho viral.
Y esa es la cultura que se nos muestra, la de cortar y pegar, la de vivir vidas prestadas, la de las apariencias y retazos que se reproducen como un pecado de origen. Falsedades. No hay que olvidar que los chilenos somos la cajita feliz de McDonald´s, digo, “la copia feliz del Edén”…
Lo que sí es cierto es que en Alemania ―¡jajajá!, ¡nunca en Chile!―, los maestros y educadores cobran el sueldo más alto de la nación y, en vista de esto, los médicos, jueces e ingenieros solicitaron a la canciller la nivelación de sus sueldos, y ella les contestó: ¿Cómo los nivelo a ustedes con las personas que los formaron y educaron? (Aquí corté y pegué, pues soy chileno…)
Cuando fui a inocularme (preciosa palabra, no la conocía) contra el virus (dicen que la vacuna lleva el virus) estaba rodeado de profesores. Visten pobremente. En Chile, pensé, deberíamos ser médicos o jueces o ingenieros. Visitar el cuerpo, decirle dónde vaya, atravesar el puente, ¡no olvidar pagar el tag!
Mi pensamiento es como el de hincha de fútbol, feliz por ser último creyendo que somos primeros. Mi educación está en las calles que se están rompiendo a ver si encontramos el Paraíso.
Somos ignorantes y no sabemos ver. Nos dejan ignorantes, manos de obra, votantes, adoradores de Cristo que sufre por nosotros. Nos quieren imbéciles, así nos pueden encapsular. Nos pervertimos. ¿Tú sabes que, en una pesquisa que se hizo hace poco, los chilenos se decían los más felices del planeta? “Chile el país más feliz de Sudamérica” (fuente, ¡ja!, Emol, de justo hace un año) ¡Ya, vamos a llegar a Marte! ¿Te imaginas lo que es vivir en el Edén…? Sería como vivir en Chile, no sé si me entiendes.
Tal vez las ciudades que hagan en Marte nos dejarán en esta distancia que somos, creyendo que vivimos aquí, por eso nos hablan del pecado de Adán y Eva cuando descubrieron que Angela Merkel no dijo lo que dijeron que dijo.
Adán y Eva, estoy seguro, eran profesores. Vestían ropas inservibles, vivían su embeleso (como las papitas crujientes y los nuggets de pollo del McMundofeli´z). Incluso estoy seguro que comieron del fruto del entendimiento mucho antes de que lo dijeran las redes sociales. (Apple fue primero.) ¡Aaaah, escapar un poco de este mundo!
Tal vez no somos ignorantes, sino indignos de nosotros mismos.
Siguiendo lo que dijo alguna vez Roberto Matta desde Europa, “por qué no venden Chile y se vienen para acá”, debiéramos ser expulsados desnudos y ―tal vez, probablemente― llevarnos nuestro virus a otra parte.