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El mar y las piedras. Presentación de Estudios sobre la Distancia de Florencia Smiths

Por Marina Arrate
Publicado en http://www.lacallepassy061.cl/ 10 de Octubre de 2018



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Quiero agradecer la invitación de Florencia Smiths a presentar su cuarto libro de poesía, "Estudios sobre la Distancia", publicado por la editorial independiente Pezespiral.

Lo que llama inmediatamente la atención desde el inicio es aquello que en sordina aparece a pesar de todo con claridad en el texto. En sordina y con claridad. Se señala al comienzo del poema una llamada infructuosa a un tú, que no responde, y que permite atisbar el comienzo de un duelo, el texto lo señala.

Es esta ausencia, la no respuesta del tú, la que genera esta escritura. Es esta ausencia o, yo diría, cualquier ausencia.  Quisiera convocar en este momento lo que señaló  al respecto Pilar Errázuriz en su libro: Filigranas Feministas. Memoria, Arte, Psicoanálisis (2) donde reflexiona acerca de cómo la obra de arte está teñida, marcada, determinada  por el empeño por alcanzar el objeto perdido.

Citando a Kristeva, Pilar Errázuriz se pregunta. “se ha recalcado suficientemente el vínculo entre el arte  y la melancolía como para no plantear brutalmente la pregunta: ¿Cómo lo hacen quienes no sucumben a ella? La respuesta de Kristeva es que resexualizan las palabras, los colores, los sonidos. Sin embargo, Pilar Errázuriz ahonda mucho más en esto. Cito: “Lo erótico de la fantasmática convocada en la sublimación poética consiste, a mi modo de ver, en sostener la tensión deseante desde el lugar del desamparo. Sólo el desamparo – deseo exacerbado a partir del rechazo del otro – su ausencia, permite a Eros reproducir su búsqueda de desencuentro. Puesto que el deseo está marcado por la falta y está abocado al desencuentro, sólo recurriéndose a una supuesta identidad retratada en el fantasma de la impotencia se dará cuenta de la erotización en el deslizamiento por los significantes.”(p.95)(3).

Y más adelante, " Toda la letra, la escritura, el pensamiento se erotizan nuevamente, permitiendo  - en el mejor de los casos -  una elaboración de la compulsión a la repetición, es decir, una repetición restitutiva" (p.95) (4), como escribe Pilar Errázuriz.

¿Qué quiero decir con esta cita, quizás aparentemente intrincada?

Quiero ofrecer un apoyo, desde el psicoanálisis, acerca de cómo la escritura es quizás el proceso por excelencia de elaboración de duelo. Y que es este proceso el que faculta, permite, y alimenta la creación de arte.

Pero, vamos al texto.

¿Por dónde transita esta hablante que estudia la distancia?

En un bus, un joven arrogante escucha reggaeton. En el regreso a casa, aparece una soledad de nuevo orden.

"recostada en horas abúlicas me llamo
como una muerta ora por su alma
para que no se le salga más"

En horas abúlicas, se fantasea reemplazar al perdido con un joven semejante al original. Se elige "una casa al centro de una piedra" (p.18), y "vagar años por el reconocimiento de tu rostro en el espejo" (p.18).

Arrancarse las palabras desde las vísceras, las palabras que asemejan dientes, para sentir el dolor de la extracción en las encías despojadas de su natural contenido: los dientes, "para recordar cuánto duele la devoración/del otro en sí misma". (p.19). "Escribo contra mí misma", es el primer verso de esta cuarta entrega de Florencia Smiths. Cómo arrancarme a mí de dónde, es una de las preguntas que giran en este texto.

Y sin embargo, he aquí, en medio de este dura elaboración, los siguientes versos:

"me duele crecer hacia la realidad
el mar azota las piedras" (p.19)

Uno de los pasajes más hermosos de este libro es el estudio de la relación del mar con las piedras, y que aparece muy cercano al último verso citado. Cito:

"me pregunto cómo es la relación del mar
con las piedras
acaso realmente es la más intensa de todas
las relaciones de la naturaleza
las piedras se dejan azotar y ruedan con sus
venas invisibles
van y vuelven en su mareo inhóspito
se acercan y se alejan de la orilla
y el mar en su gesto inusitado
las conmina a pequeñas muertes

No hay cansancio en las piedras
tampoco en el golpe sordo del mar a la orilla
me pregunto
si cuando a las piedras les toca ser el mar
actúan con la misma fuerza y potencia de su ritmo
si cada vez que caen
quiebran el tiempo en su estocada de espuma
derramándose por entre las arenas
como por los segundos" (pp. 22 - 23)


Múltiples lecturas surgen de esta observación de la relación del mar con las piedras. La primera lectura que me surgió tenía que ver con una metáfora del asedio de la distancia. El azote del mar figuraba  la tenacidad del golpe de la ausencia sobre las piedras, (es decir, la sujeto del texto: "elijo una casa al centro de una piedra", p. 18).

Un segundo acercamiento me pareció contemplar la metáfora acerca de la tenacidad de las palabras que arremeten contra la sujeto del texto para dar cuenta de la distancia.

Un tercer acercamiento  tenía relación con la fuerza de la realidad: "me duele crecer hacia la realidad/ el mar azota las piedras". Esta relación, la más intensa de todas las de la naturaleza, cabila la hablante del texto,  se relaciona con la forma en que la realidad, el mar, azota las piedras,  la sujeto del texto y finalmente todos nosotros.

Ambas potencias, el mar y las piedras son equivalentes. Una es incansable, el mar, y la otra dura y virtualmente inconmovible (las piedras). Curiosamente, son términos intercambiables. El mar podría aludir a nuestros esfuerzos denodados y repetidos por conmover algo la realidad (las piedras). Y así, podría esta reflexión sobre la relación entre las piedras y el mar, una relación aparentemente infructuosa, por lo demás musical,  estar señalando la escritura. La escritura se produce en esta fricción entre ambos elementos, es el resultado de esa fricción.

Comencé a recordar otros poetas que hablan de las piedras: allí estaba Francis Ponge con "El Guijarro", y nuestra querida Mistral con una colección de poemas sobre las duras piedras del Norte.

Por otra parte, esta relación intensa entre el mar y las piedras, es observada con distancia, que es el propósito de esta escritura. Establecer una distancia. No sólo con el sujeto ausente, sino con los efectos de esa distancia. Debemos reconocer esta característica en esta escritura. No hay estridencia, a pesar de lo desgarrador que intuimos en una operación tan salvaje como es, por ejemplo, la metáfora de arrancarse los dientes, que son las palabras, que es el ausente, que es sí misma de sí misma.

El punto más alto de esta cuarta entrega de Florencia Smiths se encuentra en estos fragmentos acerca de la relación entre el mar y las piedras. Llaman la atención estos fragmentos, que saltan de modo inesperado en un contínuum  de palabras y  observaciones asociadas a la pérdida, al vacío, al cuerpo propio, al pueblo puesto en venta, a una casa vacía, a un colchón que no se ha terminado de pagar, a una cama vacía, a una taza de té, a la porfía de la mano que escribe, a unos vecinos que discuten por una cuenta de luz.

Sin embargo, y curiosamente, no hay distancia entre el mar y las piedras. Esta relación estrecha,  infinita en el tiempo, en un vaivén acompasado por el ritmo de las olas, de las mareas, está allí, en este texto, ¿para contradecir la distancia? ¿Habla de la imposibilidad de la distancia? ¿Habla de una relación eterna? ¿Hablará, como plantea Pilar Errázuriz en su texto,  metafóricamente  de una representación de la relación con el ausente? ¿O con la ausencia?

Todas estas preguntas plantean posibles líneas de investigación en el texto de Florencia Smiths.

Por mi lado, yo continuaría pensando acerca de esta relación acudiendo a Francis Ponge, a Gabriela Mistral, incluso a Gaston Bachelard, que tanto escribió sobre la poética de los elementos.

Alcanzo a leer demasiado rápidamente como algunos teóricos asocian el guijarro de Francis Ponge con el tiempo, cuestión que aparece en los versos de Florencia Smiths: "si cada vez que caen (las piedras)/ quiebran el tiempo en su estocada de espuma/ derramándose por entre las arenas/ como por los segundos".

Preciosos los fragmentos acerca de la relación del mar con las piedras. Es aquí cuando acabo por darle la razón a mi extinta amiga Pilar Errázuriz: cómo la elaboración del duelo permite que salte, como una estocada de espuma, la obra de arte.

* * *

Bibliografía:

Smiths, Florencia:  Estudios sobre la Distancia, Ediciones Pezespiral, Santiago, Chile, 2018
Errázuriz, Pilar: Filigranas Feministas. Memoria, Arte, Psicoanálisis. Ed. Libros de la Elipse, Santiago, Chile, 2006



 

 

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