|
JUAN LUIS
MARTINEZ
El desorden de los sentidos
Cada cuadradito equivale a 2 km.2
Por
Jaime Quezada
.....Casas que se derrumban por
efecto de un terremoto, como tema de portada, y un perro guardián
atado a la última página configuran uno de los más interesantes libros
de poesía publicados recientemente en Chile. Juan Luis Martínez
(Valparaíso, 1942) se pasó nueve años escribiendo y estructurando esta
Nueva Novela que desconcierta por su título y maravilla por su
contenido. Trabajo lento y paciente que recoge ahora el fruto de una
edición o autoedición que deslumbra por su significancia artesanal y
literaria.
... Juan Luis
Martínez (le habría gustado haberse llamado Juan de Dios) no surge por
azar a la poesía chilena joven de esta hora. Ha preferido el silencio
a la publicidad, el quehacer solitario. Radicado en Viña del Mar,
llega a ser un erudito -sin dejar de ser un autodidacta- leyendo los
cuatro mil y tantos libros de su biblioteca. El tiempo y el espacio
pasan por su memoria y por las páginas casi mágicas de su obra única y
primera. A sus treinta y cinco años de edad no había editado libro
alguno, tan sólo textos poéticos en revistas y antologías.
... La nueva novela rompe toda
costumbre y tratamiento usual del lenguaje. Ninguna editorial se
atrevió a la audacia de editarla. La encontraban original y novedosa
pero sin ir más allá de asesores y escritorios gerenciales. Hasta un
país europeo, a traves de su embajada en Santiago, quiso hacer su
aporte. Pero Juan Luis Martínez prefirió algo así como el anonimato y
se fue a la imprenta de un amigo. El resultado no puede ser más noble
y elogioso para un libro armónico de caracteres nada frecuentes en
nuestro medio. Una nueva forma de comunicación con el projimo (o tal
vez tan antigua que parece hoy recién inventada o creada). La palabra
identificada mas con el objeto que con el sujeto: Los pájaros
cantan en pajarístico, pero los escuchamos en español. No basta
hablar del canto de un pájaro, sino graficar el canto de ese
pájaro.
....No se trata
de una obra narrativa, aunque su título puede llamar a equívoco.
Estructurada a manera de una novela -personajes y circunstancias
relacionados entre sí- con muchos libros y autores a la vez. Juan Luis
Martínez pareciera ser tan sólo un nombre-autor pretexto. El mismo
escribe su nombre pero luego lo tacha, lo elimina, lo borra: el sujeto
desaparece, el ego no tiene cabida posible. Una obra plural escrita
por muchos como en tiempos medievales. Lo perdurable pertenece al
anonimato. Importa la consciencia de un oficio poético en la exigencia
de un Ezra Pound, de un T. S. Elliot, de un André
Breton.
.... Un neosurrealismo sale aquí
a flote. La nueva novela debe entenderse como libro poético
por donde se la lea y se la mire. Escrita con el apoyo de textos sobre
textos y referencias culturales y literarias, se configura un
libro-imagen, un libro-objeto, un libro-visual que se lee al reves y
al derecho, en un anverso y su reverso, lo que está en la página y
fuera de ella. Libro para que el lector pasivo se exaspere y el activo
sienta el goce de su aliento. No se puede permanecer indiferente
frente a un libro de esta naturaleza. La lógica y el pensamiento
puestos a prueba. Hay que sumar y dividir, resolver teoremas y
problemas algebraicos, ordenar silogismos y figuras geométricas,
dibujar en la página en blanco:
.......... ¿Cómo se representa usted la falta de
pescado? Dibújelo
.. La
inteligencia del juego en todo su
esplendor.
... Nada pareciera ajeno a la poesía. Todo viene aquí a
inquietar, más que a resolver, a inducir, más que a dar soluciones
concretas. Las preguntas y las respuestas abundan a semejanza de un
texto didáctico, de un libro-alfabeto o un libro-silabario: dibujos,
objetos, instrucciones, en fin, tareas de poesía. ¿Qué tiene que ver
todo esto en un libro de poemas? La respuesta está en el libro mismo,
en el papel secante que no logra empapar las lágrimas del rostro de
una muchacha que llora su dolor o su soledad o su
abandono.
... La
nueva novela es la modificación del lenguaje mismo a través de
una escritura graficada: figuras geométricas, cuadros composicionales,
fotocopias al negativo -reiteradas fotografías de Alicia Liddell, una
niña real por la que Lewis Carroll sintió una extraña devoción- que no
ocultan su sombra-luz iluminadora. El uso, también, de todos los
signos del alfabeto, aún el alfabeto de sordomudos. Además el recurso
del ideograma, la analogía, el anagrama. Todo debe ser nombrado,
signado, cifrado. Instrucciones para observar las burbujas en una taza
de café, famas y cronopios de un cercano Cortázar. La nueva
novela altera toda convencionalidad, toda dialéctica tradicional,
es el desorden de los sentidos, sin perder el
sentido. .. Llama la
atención la textura gráfica de este libro y el resuelto despliegue de
imaginación en el uso de papeles de empaste y objetos visuales; se
incluyen recortes auténticos de periódicos chinos, una bandera chilena
como símbolo de amor patrio, un par de anzuelos metálicos adheridos a
una página
ictiológica:
Porque en los primeros
siglos Jessus
fue Cetus, la Ballena, y los cristianos eran los
pececillos.
.... Fotografías, dibujos y
recortes cumplen una adecuada integración al texto y otorgan categoría
artística a un libro nada de común. .... El libro de
Juan Luis Martínez es una de las obras más notables publicadas en
Chile en este último tiempo, no digamos este año. Lenguaje cosmogónico
objetivo revecado. Libro para jugar a cambiar las cosas, escrito por
un "inquietante y joven poeta chileno, que renuncia incluso a la
propiedad de su nombre, para mostrarse como un ser a la vez tímido y
agresivo, borroso y anónimo", según las exactas palabras finales de su
propia obra. Vale.
En Revista
Ercilla.
23 Noviembre de
1977
|