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Conversación con Marta Brunet
Por Olga de Acevedo (*)
Poetisa chilena
Publicado en La Literatura Argentina, N°57, Bs. Aires, mayo de 1933
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Parte muy pronto con rumbo a lejanos horizontes, esta interesante escritora chilena. Su nombre, su prestigio, como una vela al viento, navega airosamente ya por los mares del mundo y nada nuevo podremos agregar a su obra tan vastamente cimentada. Se ha dicho de Marta Brunet que es: "el mejor escritor chileno y uno de los más altos y sólidos valores en la literatura sudamericana". "Montaña adentro" —traducida al francés ha exaltado su nombre ya en el gran panorama literario europeo, lo que equivale a decir que nuestra Marta Brunet es universalmente estimada. Sobre esto nada nuevo agregamos, solo hacemos una brevísima reseña para luego detenernos en la nueva faz con que se nos ha revelado Marta Brunet y con la cual se nos aleja de Chile, ella misma no sabe hasta donde ni hasta cuándo.
—Con esto —dice Marta— cumplo uno de los grandes deseos de mi alma: viajar. Es como una necesidad física; necesito sentir esta sensación deleitosa y única de los horizontes lejanos, los panoramas cambiantes, los rostros, las voces, los espíritus nuevos. Sentir ese grande y generoso olvido de las cosas vividas y esa buena pasión de la inquietud bien lograda. Al decidirme a interpretar teatro, no lo he hecho por creerme gran actriz ni nada estupendo. Lo he hecho por una amable atracción al teatro moderno, meta a la cual quiero llegar mas tarde y en donde quiero obtener algo así como la verdadera realidad respecto de mi capacidad interpretativa. Si no rindo nada apreciable, me retiraré con la satisfacción de haberme disciplinado en lides nobles y agradables y la de haberme esforzado en dar lo mejor de mi sensibilidad.
Habré viajado y habré sentido lo que no me es posible lograr hoy por otros medios y sobre todo habré puesto una gran distancia entre ciertos aspectos de ayer y mi corazón...
—¿Algún conflicto sentimental, Marta?
La escritora sonríe con una hermosa y fresca sonrisa y con un ademán de ingenua franqueza responde:
—Sí, hija...
—¿Usted es reacia al matrimonio, Marta?
—Al matrimonio, precisamente no. Yo ya he estado de novia. según habrá sabido. Eso le probará que no rehuyo al matrimonio.
—¿Y por qué entonces no se ha casado? Perdone que insista en este punto.
—¿Que por qué no me he casado? No sé... Sería largo de contar. Hay sin embargo una tan fuerte razón de orgullo, un concepto de independencia, de personalidad en mí, tan determinado que me será muy difícil llegar a una resolución lisa y llana. Ud. comprende que así, cualquier obstáculo, cualquier rozadura o sombra leve siquiera, tendrá que influir enormemente en mis decisiones y formarme estos conflictos sentimentales que a pesar de no creerlos de ningún modo definitivos en mi vida, debo sustraerme a su influencia siquiera por un tiempo, por lo que puedan tener de implicable en ella...
Mientras Marta habla, nosotros nos quedamos contemplando largamente su figura alta y clara, sus lindas manos blancas, su sonrisa pura. Marta irradia juventud y simpatía como esos árboles nuevos, en la plena estación. Es fina, alegre y franca; su seducción es honda y hay una fuerte convicción, oyéndola.
Marta Brunet —mujer, es encantadora, como escritora es interesantísima, de recia y clara personalidad y de una cultura superior.
Nos habla con un creciente entusiasmo de su obra futura, una nueva novela que está terminando y de cuya
enjundia y factura se muestra satisfecha. Abarcando el nuevo modo abstracto, nos pinta a rápidas pinceladas el asunto de este nuevo libro suyo que será un nuevo éxito en su bien definida lista de los ya conseguidos. Nos informa también de una obra teatral de vanguardia, reflejo de esta época vertiginosa y compleja, cogida entera en las finas redes de un destino aciago entre cuyos frenéticos embrujos, aspira y sucumbe. La hará representar en ambientes más amplios donde el arte haya alcanzado relieves mas definidos y no existan recelos inexplicables.
Marta discurre largamente sobre sus futuros trabajos y tiene conceptos nuevos y audaces sobre la belleza en general y el momento presente. Nosotros deseamos que esta interesante personalidad femenina se destaque cada vez mas en el gran panorama del pensamiento escrito. Desde luego es uno de nuestros mas justificados orgullos nacionales y un verdadero hallazgo espiritual.
Muy pronto se la lleva lejos de nosotros su bella inquietud interior. Trabajará en el teatro de Venturita López Piris y dará además recitales y conferencias en los distintos países sudamericanos hasta Méjico. Lleva ya preparadas dos conferencias interesantísimas: "Las mujeres de América" y "Las mujeres intelectuales de Chile" esta última con el alto y generoso propósito de desvendar ante el conocimiento sudamericano a tantos valores femeninos ignorados o injustamente rezagados que olvidaron los hombres.
Esto solo, basta para saber del vigoroso criterio y del ancho corazón de nuestra gran Marta Brunet. Como todo valor consagrado y definitivo, tiene una gran capacidad de comprensión y de aprecio por la labor ajena. Profundamente artista, es un alma clara y rica, por eso ama y comprende. No es el escritor escueto y simplemente analítico. Marta es buena. fraternal, sencilla y franca. Siente la humanidad y su tragedia hondamente y de su exquisita sensibilidad nos habla toda ella y también sus versos, puros y simples como balbuceos de infante los que escribiera antaño y cálidos y humanos los que escribe ahora. Porque Marta también escribe versos, los cuales guarda celosamente en espera de mayor madurez. Artista múltiple y vigorosa es, con toda justicia —hay que repetirlo— una de las mujeres intelectuales más femenina y uno de los escritores más recio y más agudo de la literatura contemporánea. Su porvenir —como todos lo sabemos— es brillante y los que la admiramos y la queremos le deseamos cada vez mayor gloria y más cumplida felicidad.
(*) Así en el original