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MARGARITO CUÉLLAR
(San Luis Potosí, México)

 

POEMA PARA FORMAR UN RÍO

Donde rujan los leones su ira.
Juan Manuel Roca

Con la saliva que gastan mis enemigos
para injuriarme
construyo un río
en el que navego por las noches
con sus novias o sus hermanas.

Con las piedras que me lanzan
construyo la casa
en la que vivo como un rey.
Si las pedradas siguen
haré un condominio, lo venderé y seré rico
mientras ellos ejercen su derecho
a patalear de envidia.

Con las balas que me disparan
construyo un árbol de pólvora:
al encenderlo se forma la vía láctea.

Con las palabras que me arrojan
escribo mis libros;
si se dan cuenta
que en vez de enemigos
son mis mejores publicistas
exigen regalías.

Agotado su almacén
de palabras, balas, piedras
me declaran poeta nacional.

Yo vivo
escribiendo poemas en servilletas
de chulo por la calles
de una ciudad que ni siquiera es mía.

Cuando mueran
sentiré que algo me falta.

A Jotamario de Cali

 

ARRESTO DOMICILIARIO

Respirar el rescoldo de la noche atropellada por el tren de las horas:
las señales de la ciudad se apagan;
la mañana se desata el cabello, abraza la orfandad y se alza para tocarte
como se toca el aire y se recicla el agua del dolor en los labios.
Quiero ser optimista, la risa discute con la cartera vencida y vuelve con el rictus de la alegría contraído.
Canto: ráfaga de suplicio en el destierro.
Silbo: piar de pájaros en la niebla.
Huele a fruta de mercado, sangre animal, gotera de farmacia y grifo en rebeldía.
Grabo tu nombre en el agua, el grafito se desvanece y te marchas con la ira del sol.
Imposible habitar una burbuja.
Las cosas vuelven a su estado agónico y abren los minutos de inútiles respuestas.
Temporada de mariachis y huracanes; los músicos preguntan por ti.
Les digo “todo bien, confecciono un par de alas para cuando ella no esté, cuídense de la lluvia”.
La luna, tras la cortina de la patria, nos refleja condenados a vida.
Las nubes suben toboganes, instruyen a la tripulación y se disponen a zarpar.
No quiero saber de ambulancias, uno de los heridos mal pudiera ser yo.
El fuego rompe cercos. Los guardias abren la reja antes que el fuego arrase también con los fantasmas.

Las calles llenas de afiches, no hay lugar para fotos o que la turba del destino vote por ti.
Las promesas ondean el aire enfebreciendo del domingo, en ninguna apareces.
Hay en la piel indicios de claridad salina, sabor a jineteras y chulos.
Tomo las llaves de la ciudad; te escucho y los objetos se iluminan.
Los diarios de mañana anuncian la caída de la Bolsa y tu inminente regreso.

 

CUADERNOS DEL SEÑOR K

“…algunas todavía se mueven como hormigas pisadas
otras manchan la pared con sus tonos bellísimos”.
T. S. Eliot

Me gustan las libretas que muestran sus páginas en espiral como la música de tus pasos.
A mayor suavidad (papel o piel) más absorción de tinta.
Las superficies lisas preferibles sin medias.
Kafka y su extraña predilección por los cuadernos sin rayas.
Con letra diminuta y angulosa escribe los aforismos de Zürau.
Escribe: lleva el timón del barco.
No importa si la escritura tiene dirección.
Mientras dibuja figuras en la niebla,
una mujer de largas piernas oferta lotes en el paraíso.
No quiere ir ahí.
Adivina el color de sus bragas, la pasta dental de su preferencia, la última cita con el siquiatra.
En los campos de libretas grandes las palabras se mueven a un ritmo solar:
Boquitas pintadas, caléndulas de quinto patio.
Las libretas de amplio criterio se escriben al derecho y al revés.
Claves, caligrafía, semilla.
Campos abiertos a los que siempre llega el sol.

 

PLANETA CERVEZA

En el planeta Cerveza su imperio es ley, espuma la corona del rey de oros.
Se está bien aquí. Como flotar en la niebla o a la orilla del mar.
Un póster de Winnie Pooh, una calca de la Mujer Maravilla sobre la pared rosa.
Los libros necesarios, el amor necesario.
Los zancudos, vampiros bonsái, dráculas venidos a menos, caricaturas de Nosferatu.
aviones diminutos en busca de sangre para distraerse.
Un bodegón con frutas, un ángel vuela sobre un campo de flores.
El silencio es el mejor amigo del hombre. Alguna vez lo fue el perro: los mitos envejecen.
Se envejece de día, sobre todo los miércoles.
¡Oh, furia helada del espejo, cínico resplandor, metáfora del viento!

 

BIBLIOTECAS

Mi biblioteca no contiene libros, contiene saltos de agua
risas océanos donde respira el mar,
heridas luminosas que se quiebran, líquida forma de interpretar el mundo.

Mi biblioteca no tiene enciclopedias
sólo nombres de países remotos
Ninguna Parte, Babel, Aucarimántima.

En mi biblioteca no hay diccionarios
sólo libros en blanco ilustrados por preguntas.

No hay en mi biblioteca joyas de la tipografía
y sí computadoras que piensan por nosotros.
Si buscan a Dante hallarán una hoguera.
Si aspiran a un Borges se apagarán las luces
y un laberinto lleva al jardín de los senderos que se bifurcan.
No se lamenten si los pisan cuando busquen en la K de Kafka.

En vez de las obras completas de Eliot
un nintendo Wii:
Nietszche y su Hermana se Divierten.
El Doctor Freud en el Diván de los Insomnes.

En mi biblioteca Frankistein toma sangre de soya
y el Marqués de Sade, arrodillado ante el amor
pide perdón por vivir la época equivocada.

En mi biblioteca no hay libros, sólo contenedores de sueños,
manuscritos sobre barras de hielo, obras selectas del fuego,
antologías del aire.

 

CIUDADES

Ciudades fortificadas por murallas de sueños.

Comala: muertos emparientan con muertos,
resucitados con resucitados.

En Luvina el aire seca la memoria
y el sol protagoniza la opereta del diablo.

Gomorra: pasada la noche la rumba sigue.

Sodoma: Placer esquina con Dolor.
Viajero, si vas de la región más transparente al Leteo
conserva este muestrario de capitales de bolsillo.
¿Qué fue de Troya y los últimos días de Pompeya?
¿Y Tunja, ciudad de los Poetas?
¿Y Bogotá la Horrenda y Quito la invisible y México la Infame?

Planos de ciudades a las que el que entra no sale.
Migajones de pan devorados por las hormigas.

 

PAÍS

Estamos nerviosos por la situación de la patria
y a diario dañamos la capa protectora de los sueños.

 

LA VIDA DE UN INSTANTE

Montón de huesos, corazón ardiente a pleno sol.
Me envuelven una tela –la nombran piel–,  me proveen de tejidos,
Válvulas, irradian sangre a mis ductos,
me funden a la tierra para saber del dolor.
Limitan mis fronteras con usura
y en la escuela y mato al niño que fui.
En el aula soy número
boleto de circo al que asistimos muchos.
Nazco a la alegría, planeta seducido por la imaginación.
Me dan en comodato un templo,
una tarjeta bancaria, las escrituras de una casa.
Era feliz en el cuarto oscuro de la placenta.
Mis hazañas: asestar leves golpes a un muro de agua,
mis mejores sueños fueron en blanco y negro.
Burbuja chillante, dejo la nebulosa en que nadé,
y en vez de arrojarme a la intemperie me clavan a una cruz.
Descubro la venganza por error y soy feliz cocinándola en frío.
Nadie me dijo el amor es una suma de ripios, una novia amarga.
El que petrificó mis huesos los desarticula y oferta un ataúd con ruedas en los pies.
Los años o la vida de un instante.

 

LA FIESTA

No avisaron que hay reglas. Camas de hospital,
días en blanco y negro, camisas de fuerza.

De saberlo me quedo en el río oscuro
pataleando como náufrago
astronauta alimentado por ángeles.

Suben el tono a la música
y digo oh, yea, se está bien aquí.
Me dan a probar unas píldoras
me inyectan no sé qué.
“Es el amor”, registra la oidera
y bailo y lloro mientras la fiebre
me toma el pulso.

Alguien dice/ el baile dura la vida entera
en la pista cabemos todos.

Doble ración de Eva en la hora feliz
que yo bebo hasta el fondo y pido otra y otra.
Del pago de intereses no se habla.
Nadie dice “la música termina,
es imposible la reversa”.

 

MUDANZAS

Ciudades de bolsillo.
Corazones portátiles con el nombre del héroe en mitad de la frente.
Pueblos auspiciadas por belleza y dinero, mas no por alegría.
Costas en las que no ondea el mar, relámpagos sin cielo.
Fronteras a los pies del que baila en lo oscuro con su suerte.
Huye de ti. Nadie se dará cuenta que eres el que no eres.
Diles: soy Juan Sebastián Bach, afinador pianos, a sus órdenes.
Funda tu ciudad: casa de fieras, puente de migajón bajo el cielo de lumbre.

 

HACIENDO CUADRITOS DE HIELO CON LA REALIDAD (1)

Desde que habito el zoo no vivo en casa.
Los hijos me extrañan vagamente.
“Al menos no eres libro ni hoja de escribir”, dicen.
La tortuga desdeña el alimento que esperó con avidez.
En la vida se tiene poca o mucha fe
lo que no se puede es despreciar la existencia,
quien lo hace arroja su historia al pozo de las bestias.
Almuerzo sopa de camarones sin camarones, rodajas de buena fe.
Amo a mi fiera bajo tiernas tormentas y lentísimos soles.
Mis hijos reclaman que el amor tenga su edad.
“Edad contagiosa —dicen— cuida tu corazón de la alegría”.

 

HACIENDO CUADRITOS DE HIELO CON LA REALIDAD (2)

Los animales no tenemos memoria:
el perro me ladra como a un ladrón o a un vendedor de biblias en arameo.
La gata vuela a los techos vecinos
para ella soy un cazador con hambre.
El pez baña su prisa en el agua turbia de migajones.
Para los espíritus prácticos lo real es un empleo
bien o mal remunerado, aceptado o no por la sociedad:
regenteador de ninfas, botarga, corrector de estilos de vida, domador de animales fantásticos.
El animal muestra lo fiero de la vida en la belleza de la fealdad.

 

SÓCRATES

Mi amada quiere envenenar a Sócrates
antes que brote el sol.

—Por qué tanta ira, princesa
arrójalo a los mares del desierto
prende fuego a sus cuatro costados.
No. Quiere la espuma del sultán venido a menos
ahogar su lloro con púas envenenadas.

Sócrates no es mal tipo.
No negocia con anfetaminas. No corta cabezas
ni acosa a la mujer del vecino.
Sus ladridos, preguntas que nadie responde;
para eso está Dios, el Papa, el presidente,
la policía, la sociedad protectora de filósofos.
Sócrates huele a panteón, a orgía de ratas, a asamblea de pordioseros,
mi amada a hierbas aromáticas, a agua de manantial, a rocío de exportación.

 

LA FELICIDAD

No tenemos un  quinto, pero somos felices.
Cuando alguien es feliz todos quieren un pedazo.
Es tanta mi felicidad, pienso invertirla a plazos o venderla en frasquitos.
Mi felicidad o las minas del rey Salomón.
Arrojo a la mesa del agiotista la cabellera de Paty Smith
los gritos de mi amada a la hora del amor
la risa de mis hijos
la llama ardiente del último verano;
nada conmueve al Señor del Dinero.
Guardo mis fetiches en el fondo de mi desasosiego:
mi felicidad no cabe en una casa de empeño
ni en la caja de seguridad de un banco
ni en el destello de la tarde anaranjada.
Sócrates da un mordisco a mi felicidad;
mi felicidad no es asunto tuyo, le digo
y se va moviendo la cola con un gesto feroz.

 

TIRANO

Te obedecen y veneran,
el sonido de tu paso es ley.
¿Qué harás si el miedo crece
y exige tu cabeza?

 

ARTÍCULO 20

¿Qué respondes al ave que vuela
a la espera del verano
si no has escrito un solo poema?

¿Le dirás a la flor
que recibe con brotes nuevos
la primavera
que no has escrito un verso?
¿Le dirás al silencio
“el grito asusta a la belleza?”

¿Qué dirás a la ola cuando vuelva
y corrija, sigilosa y puntual
tus manuscritos?
¿Qué a la barra de hielo
donde escribes “te amo”?
¿Qué al juez del aire
a quien juraste ser el fiel
de la balanza?
¿Qué a la llama que arrojas
la inocencia
y al niño que le duele la corbata
de su primer suplicio?

 

EL CONSTRUCTOR (1)

Edifico sobre ruinas.
Si es necesario demoler la urbe
y construirla de nuevo, se hará.
Si es menester
remplazar a la tribu, ok.
La ciudad nace al alba,
se desvanece al sol.
Construyo desde que tengo uso de razón.
La explosión no destruye, siembra.

 

EL CONSTRUCTOR (2)

Edifiqué unas cuevas
llenas de dibujos por vándalos.
Con tablillas de cera y luego con palabras
di vida al alfabeto.
Quemé la biblioteca de Alejandría:
he aquí el fuego.
Pompeya, cubierta de lava
florece años después.
Ese ramo de edificios
que reflejan simétricos la alegría del cielo
son en realidad torres de espejos.
El puente que se eleva sobre el río de aire,
mi huella digital.
¿Ven los chicos que juegan con pólvora?
He ahí mis pequeños aprendices, sicarios del mañana
que derriba la puerta.


MASCOTAS

Mis mascotas, mancha de escarabajos.

Digo a quien me escuche:
“olvídenme como se olvida una olimpiada, un pagaré
o un paisaje que se aleja a alta velocidad”.
Días en que llevo la mano a mis bolsillos
y en vez de sueños extraigo antenas, olas, pequeñas patas.
Nos empezamos a entender.
A la hora de la cena vienen en fila india.
En casa no se maúlla ni se ladra.
Minúsculas patas laten sobre la piel o sobrevuelan el umbral.

 

FESTIVAL DE POESÍA

Descansa lo que puedas en el viaje, escribe la terrible.
Tibio su cuerpo. Las nubes en lo alto. El sol en su punto luminoso.
Cómo reposar. Ramos de valkirias vacacionan en este paraíso de espinas
Mientras alta es la música.
Nada me consta, amor, por las dudas dormiré despierto.
Que descanse el sueño, el cielo, la felicidad ajena.
¿Descansar? La cerveza fluye de algún grifo, las notas escapan de la playa, el asado huele a vaca tierna.
¿Descansar, terrible?  Los hombres felices no se cansan.
Descansaré cuando desate tu cintura y hagamos el amor como los años hacen el olvido.

 

CINCUENTA

No me asusta llevar la mitad de un siglo en los cascos de mi caballo.
Los demás se hacen viejos mientras mi artritis luce joven, como una vaca verde a punto de jubilarse.

 

* * *

 

DATOS DEL AUTOR

Poeta, narrador y periodista originario de San Luis Potosí, México. Estudió periodismo y una maestría en artes en la Universidad Autónoma de Nuevo León. En 2003 obtuvo el premio de Poesía otorgado por Radio Francia Internacional.
Sus libros de poemas más recientes son Estas calles de abril / Saga del Inmigrante, Aldus / Universidad Autónoma de Nuevo León, 2008. Arresto Domiciliario, Punta Umbría, España, 2007) y Noticias de Ninguna Parte, Conarte / Ayuntamiento de Santa Catarina, México, 2007. Autor del libro de cuentos Los riesgos del placer.
Beneficiario del Programa de Apoyo y Fomento a Coinversiones Artísticas y Culturales del Fonca (1998-1999 y 2003-2004) y del Programa de Residencias Artísticas México-Colombia (1998-1999).
Es articulista de Milenio Diario Monterrey y colaborador de la revista Milenio Semanal. Radica en la Ciudad de México.

 

 

 

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MARGARITO CUÉLLAR.
(San Luis Potosí, México).
Muestra poética.