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Our Obsidian Tongues (Nuestras lenguas de obsidiana)
del poeta norteamericano David Shook
Por Martín Camps
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David Shook es un poeta que creció en la Ciudad de México pero que actualmente reside en Los Angeles. Shook ha estudiado las lenguas en peligro de extinción en la Universidad de Oklahoma y también ha sido estudiante de poesía en la prestigiosa universidad de Oxford. Shook ha traducido el “Manifiesto infrarrealista” de Roberto Bolaño, también poesía indígena mexicana del zapoteco y poesía oral del burundés. Ha sido además traductor residente del “Poetry Parnassus” en Inglaterra. Además de su trabajo con la palabra, es un logrado cineasta y documentalista cuyos trabajos se pueden encontrar en la red, cabe mencionar su documental en Guinea Ecuatorial sobre el poeta Marcelo Ensema Nsang.
En su primer libro Our Obsidian Tongues (London: Eyewear, 2013) publicado por la editorial londinense “Eyewear”, desde el título tenemos la presencia del pasado prehispánico mexicano, la piedra volcánica de la obsidiana que los antiguos utilizaban como cristal cortante para muchas funciones, entre ellas, como afilado escalpelo para los sacrificios humanos. Curiosamente, este cristal es usado actualmente para cirugías cardiacas porque su filo es más eficaz que las cuchillas de metal. Transcribo y traduzco el poema homónimo del libro:
Our tongues are neither spoons
nor arrows. Neither flower petals
nor leaves. Our tongues are
obsidian tongues, shorter than
the knives priests use to sacrifice
but equally sharp. Our tongues
flint sparks. Our tongues chip
thin flakes when stabs
aren’t straight & quick. Our
tongues are neither spoons
Nor arrows, petals nor leaves.
Our obsidian tongues.
Nuestras lenguas no son cucharas
ni flechas. Ni pétalos de flor
ni hojas. Nuestras lenguas son
lenguas de obsidiana, más pequeñas que
los cuchillos que los sacerdotes usan para sacrificar,
pero igualmente filosas. Nuestras lenguas,
chispas de pedernal. Nuestras lenguas lanzan
hojuelas delgadas cuando las puñaladas
no son rectas y rápidas. Nuestras
lenguas no son cucharas
ni flechas, ni pétalos ni hojas.
Nuestras lenguas de obsidiana.
Shook muestra influencias de poetas mexicanos, a quienes da crédito en la última página del libro, por ejemplo: Francisco Hernández, Hugo Hiriart, Eduardo Lizalde, Tedi López Mills, Moisés Náufrago, Víctor Terán, entre otros. Sus imágenes están en diálogo con estos autores, como él escribe, en un diálogo “antropofágico”. Hay muchos versos sorprendentes a lo largo del libro, algunos humorosos, por ejemplo: “Aztec gods protecting their city, arms folded / like celestial bouncers” [Dioses aztecas protegiendo su ciudad, los brazos cruzados / como gorilas celestiales].
Algunos poemas introducen la descripción de una postal con una escena de un hotel de Texas, se incluye la dirección, el remitente y la fecha. Este recurso nos habla de la visualidad de su poesía, de un interés plástico, casi cinematográfico. Sobre el picadientes dice “the most democratic of mouth furniture” (el más democrático del amueblado bucal] como en una imagen sorprendente de corte vanguardista. Como ejemplo de un poema erótico, transcribo, “I Know Your Body”:
If your were a city
I could give perfect directions
to wherever they asked me,
I could map your neighborhoods &
catalogue your smells.
If you were a city
I would get lost every day
down some new corridor.
I would toss my map, hitchhike
your suburbs, wander your downtown.
Conozco tu cuerpo
Si fueras una ciudad
podría dar indicaciones perfectas
a cualquier lugar que me preguntaran,
podría cartografiar tus vecindarios y
catalogar tus aromas.
Si fueras una ciudad
me podría perder todos los días
en algún callejón nuevo.
Tiraría mi mapa, andaría a la deriva
en tus suburbios, exploraría tu centro.
Como en este poema, la ciudad y el cuerpo de la amada se hacen uno. En este otro poema aparece otra vez la ciudad, sin duda, la Ciudad de México, por la mención a la jacarandas, dice el autor:
The city smells bad. With spring
the sewers have bloomed. Through the dust & ozone,
jacarandas flash, swords of color & the penetrating stench
of rotten oranges.
La ciudad apesta. Con la primavera
las alcantarillas han florecido. A través del polvo y el ozono,
las jacarandas centellean, espadas de color y el mal olor penetrante
de naranjas podridas.
En el poemario también se respira un aire de viajes, se habla de Tenochtitlán, la Ciudad de México, Los Angeles, vendedores de mangos, peluquerías, la “Alvaro Obregón”. Es un poemario de trayectos y desplazamientos que tiene su centro en muchos lugares. Sin duda Our Obsidian Tongues es un libro que vale mucho la pena leer, así como ver algunos de los documentales de este autor norteamericano que están disponibles en la red (previa búsqueda googleana) de este autor poliglota y viajero.