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Cruzando la frontera con humor:
¿Tienes papeles? / Got papers? de Manuel Camacho
Por Martín Camps
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¿Tienes papeles? / Got papers? (Turlock: Orbis Press, 2020) de Manuel Camacho son 23 historias de cruces fronterizos y las múltiples peripecias para alcanzar el sueño americano. Camacho (Ciudad de México, 1960) es profesor de español en el San Joaquín Delta College en Stockton, California. Estos relatos de ficción autobiográfica están relacionados con sus experiencias cruzando la frontera sin papeles y están salpicados del humor característico del pícaro. Como en la literatura clásica española, el pícaro tiene que valerse de su astucia para poder sobrellevar su condición social y arreglárselas para poder comer y navegar los mal vivires del clandestino. En una presentación que hizo de su libro el 5 de febrero del 2021 (via Zoom) le pregunté al autor sobre la identidad y el continuo cruce del personaje en sus historias que tiene que responder innumerables veces sobre su nacionalidad, su estatus migratorio y debe mentir y hacer todo lo posible por no ser aprehendido por la patrulla fronteriza. Camacho respondió que en cuanto a la identidad, para él hay tres tipos de mexicanos en Estados Unidos “los mexicanos, los imigrantes mexicanos y los méxico americanos” y él correspondía a los inmigrantes mexicanos. Además decía que había aprendido a asumir todas las identidades: “Soy 50% de todo” declara.
Los cuentos siguen una cronología de escritura que cubre de 1979 al 2010 y que marca también su lenta migración al norte. En el primer cuento habla de su salida del Estado de México en los 70s para buscar fortuna en el norte, la tía Emilia dice: “Mira, Felipe, le dijo, prométeme que no te vas a olvidar de nosotros… Felipe la miró y le dijo sin titubear: mire, tía, me voy, sí, pero aquí se queda mi sangre” (16). El libro se puede leer como la carta de ruta de miles de migrantes que por razones económicas tienen que dejar sus pueblos y ciudades y a cada paso van dejando no el hilo salvador de Ariadna, sino un hilo de sangre que los deja muchas veces sin posibilidad de retorno.
El migrante debe cruzar, según nos dice en el cuento “La frontera”, “como todo buen patriota: a la brava y sin papeles, de mojado, de ilegal” (17) y después enfrentar la serie de agravios, dice el autor sobre las filas de migrantes rumbo al norte: “Es un ejército interminable de compatriotas semejante a un desfile de hormigas que por un instante se desperdiga huyendo de la maligna luz para volver a su formación original en cuanto se disipa” (18). La condición de desterrado los expone al rechazo en ambos lados de la frontera, por ejemplo habla de que al ser deportado no podía encontrar a alguien que le diera agua y describe certeramente hacia dónde marca la brújula en Tijuana: “En Tijuana nadie se pierde, solo hay dos direcciones: pa’rriba y pa’bajo” o al final del mismo cuento, ante el cuestionario del agente fronterizo, responde con el nombre de estructuras gramaticales:
“-¿Cómo te llamas?
-Presente perfecto
(…)
-¿Y tú, cómo te llamas?
-Presente perfecto de subjuntivo. (23)
El nombre no importa al cruzar, podemos ser cualquier persona. Pero el autor elige ser las reglas de su propio lenguaje, porque los que cruzan traen consigo también su lenguaje y la riqueza de su cultura. Las historias reflejan la labor de “milusos” de los migrantes, desde trabajar en una empacadora de apio hasta desarrollar una aversión al vegetal por las vejaciones a las que se vio sujeto. El autor elabora en el arduo proceso de aceptación en otra cultura y la negociación del “arcaico síndome de antigüedad” (30) la estrategia de los nativos para humillar al otro por no haber estado allí primero. En “El empaquetador” habla de un trabajo en una tienda de carnes donde escondía unos bisteces bajo las axilas para salir sin ser detectado, porque ante la pregunta de por qué había emigrado a Estados Unidos, la respuesta carnívora es: “To eat meat” (34). En otro empleo como mesero encuentra a una cómplice que también devoraba los restos de Prime Rib de los platos de los comensales.
El autor contrasta la suerte de los animales domésticos en comparación con la de los migrantes que deben comer los restos de los platos. Los perros llevan una vida cómoda al vivir en casas amplias y dormir en las camas de sus amos. Con respecto a la constante fricción de la identidad en los cruces fronterizos, en el cuento “La cruzada” habla de los curiosos cuestionarios de los oficiales de migración que en un esfuerzo por discernir la nacionalidad de los migrantes hacen preguntas que solo un mexicano o un americano podría responder, por ejemplo: What is a taco truck? What is a chimichanga? Qué es un tapete, un pinacate? Obviamente el cuestionado responde como todo un profesor de lengua lo que sucita las carcajadas de los guardias de migración. Por ejemplo, explica que el pinacate es una “robacacas” porque hacen bolas del estiercol de las vacas.
En el cuento “La escalera” menciona la confusión de una madre con respecto a la profesión de su hijo en Estados Unidos, cuando el hijo le explicaba que era “roquero” ella pensaba que era porque le gustaba la música “rock” sin saber que los roqueros son los que ponen el “shitroc”, o cuando el hijo hace “yardas” es porque arregla jardínes y no porque le gustaba el fútbol americano. Estas confusiones recuerdan al libro …Y no se lo tragó la tierra (1971) de Tomás Rivera, cuando en una de las viñetas, un trabajador duda de que el estado de Utah exista, y otro trabajador le dice que aunque nunca ha estado allí, piensa que ese lugar está en China.
El libro también habla de los desfalcos a los que son sujetos los paisanos al regresar a su país y son extorsionados a pagar sumas exorbitantes por llevar algunos regalos a sus familia. Al grado de que prefieren dejar las cajas con los obsequios en lugar de pagar las mordidas o los impuestos ficticios para dejarlos pasar la mercancía. El último cuento titulado “Supergringos” habla de una humorística invasión a Estados Unidos, donde los supergringos —estos son los rubios de pies a cabeza— asan bombones con chocolate, y es cuando hacen esa “actividad dantesca” cuando estos invasores piensan que es el momento más apropiado para una incursión. Además, asar bombones se convierte en la actividad que transforma en gringos a los “afrogringos, asiaticogringos, latinogringos, mexicanogringos, chicanogringos”.
¿Tienes papeles? / Got papers? es un libro de múltiples voces que deja constancia del viaje migratorio y el proceso de asimilación a Estados Unidos. Dice en el cuento “No hay paso”. “En esta odisea, somos todos unidireccionales, como el salmón” (40). Los personajes de estos cuentos deben ejercer con la astucia de pícaros para sortear las vejaciones, desprecios y el hambre para lograr una rebanada del sueño americano. Como podemos leer en su biografía, el autor hizo dos posgrados en universidades prestigiosas (Peperdine, Cal State Northridge) para lograr una educación y convertirse en profesor universitario, es así que su camino migratorio tuvo un afortunado final y estos cuentos documentan también que a pesar de los descalabros en el camino, siempre hay un espacio en este país para hacer realidad la versión en español del sueño americano.